~ Mansión de la Familia Malfoy ~ (MM B: 100774)

[Ley Gryffindor Rosier]

Ley Gryffindor Rosier

 

Al parecer ya se habían cansado de jugar Arya y Mei, y yo también me había cansado ya, decidí que era mejor retirarse con las pruebas. Con la varita recogí el collar que me había encontrado -bueno chicas, me dio gusto estar aquí con ustedes... pero mi cama ya me llama, nos veremos luego y con permiso- me giré hacia donde estaba Romina, quien se despidió y se marchó -me voy detrás de ti- dije.

 

Heché un último vistazo a lo que había quedado en aquella mansión, que terminó el cateo en un mini duelo de rangos (? o algo así. Negué con la cabeza sonriendo y alejándome de la mansión me desaparecí, dejando atrás una voluta de humo blanco que indicaba que segundos antes había estado allí parada.

 

Yo esperaba que los mortífagos se aparecieran, pero como era de esperarse brillaban por su ausencia y no se hicieron presentes, prefirieron dejar sola la mansión a jugar un rato con nosotros. Al llegar a casa ni siquiera me quité la bolsa, solo me dejé caer en la cama y me quedé dormida, no sin antes guardar bien el collar. Luego de eso me metí en un profundo sueño del que no me sería tan fácil despertar...

[Arya Macnair]

—Gracias, gracias

 

Aquel no había sido más que un espectáculo para ambas mujeres, un juego de niños para pasar el rato. Los jardines Malfoy quedarían cargados de energía por un buen rato, aquel breve duelo que se había librado en sus terrenos había dejado como saldo, dos estatuas a medio destrozar tras una pelea cuerpo a cuerpo, algunas quemaduras en el verde césped, cosa que debería conversar con Romina más tarde, después de todo seguía siendo su madre, y así como Mei lo hizo con ella en su momento, debía guiarla.

 

Miró hacia atrás, aquel sitio le traía tantos recuerdos, y la adrenalina que corría por sus venas no hacía más que volverlos vívidos y palpables. Romina y Ley se marchaban dejando una clara estela de presencia Fenixiana. La pelirroja rememoró su primera redada, el día en que se mantuvo ilesa bajo la sombra de Mey y Mei. No pudo evitar sentir una extraña punzada de dolor, como si algo dentro suyo se retorciera, ¿Era entonces que el juramento había funcionado?; podía pensar en la Delacour con orgullo, se sentía bien consigo misma por poder sostener la varita a su lado, en cambio, cuando pensaba en Mey no veía más que a un alto rango a quién respetaba.

 

¿A dónde se había ido toda esa admiración y aprecio?, el encantamiento había funcionado, ya no la recordaba.

 

Aguardó un momento a que Mei se recompusiera del último hechizo que usó en ella y acudió a su encuentro con una media sonrisa en el rostro, —Gracias por todo— musitó, por un momento volvía a ser la joven feliz que un día fue, con aquel brillo tan particular en el rostro. Y así como un día, la esencia de Aimé quedó impregnada en aquel sitio plagado de sombras, tras un enorme fénix, Arya recuperó parte de quién había sido, gracias a ellas tres, sus pilares más sólidos.

 

Juntas, como en los viejos tiempos, atravesaron la verja hecha pedazos, obra de la Líder, y caminaron tranquilamente hombro con hombro hasta perderse calle abajo, tenían cosas que discutir, nietos, sobrinos, hijos, desde aquel día, ambas brujas estaban unidas, hasta el resto de sus días.

 

Fin (?)

[Luch the Matador.]

El licántropo observo con un aire de alegría retorcida la aparición de los aurores en los terrenos Malfoy, y mientras los minutos pasaban se preguntaba dónde estaban los mortifagos pero no aparecía ni la sombra de alguno de ellos. Los principios del mago siempre habían estado escritos y eran para el lado oscuro, pero los principios del psicópata eran únicos y variaban de acuerdo a la situación.

 

Joe Khur siempre lograba violar todas las reglas que se le imponían, desde aquel momento que pareció por primera vez en Azkaban, causando daños como pocos habían visto en la prisión mágica y que termino con la vida de tres aurores aquella noche de invierno.

 

-Los pollos han vienen con mama gallina - susurro el mago a Copito y Excalibur quienes solo miraban al mago con terror y pánico en sus ojos – hush!

 

El mago se tapó la boca con ambas manos mientras reía altamente, su mente retorcida se imaginaba las peores torturas y todo simplemente le parecía divertido y una gigantesca broma universal en donde el circo eran el mundo, los animales el resto de magos y brujas, y la diversión… hacer lo que él quería siempre era de su satisfacción personal. Vivía por el caos y el desorden siempre impulsivo al primer pensamiento que se le cruzaba en la mente, curiosamente en aquel momento se debatía mentalmente entre torturar a sus acompañantes o simplemente poner un show con los pollos…

 

El licántropo empezó a mirar a todos lados, se le notaba envuelto en algún tipo de pensamiento como si intentara recordar algo ya olvidado, entre risas y golpes que elfo y el lobo recibían el mago susurro.

 

-Vamos - mientras caminaba hacia un árbol que en definitiva se veía más antiguo que la misma mansión Malfoy – acá es donde lo enterré.

 

El mago llego hasta el árbol y se puso de rodillas, tocando la tierra con las palmas de sus manos, con los ojos cerrados susurraba frases que ni el elfo y el lobo entendían, unos segundos después el licántropo empezó a cavar con sus manos, removiendo la tierra y cantando entre dientes.

[Glenin Black]

La Hora de los Malditos

 

Todo estaba tan desolado, falto de alegria, de movimiento, de voces y risas que opacaran el tinitus que producía la nada. Los pueblos habían sido arrasados por la monotonía y el formalismo, por el cansancio de una rutina que socababa el corazón de los habitantes, arrancándoles el alma de ha bocado. Habían perdido la valentía y el miedo a la misma vez, eran cuerpos vacíos.

 

Todo hombre conocido con las cualidades que ameritaban aquellos tiempos estaban bajo tierra actualmente, otros habían sido secuestrados por la sociedad. Era difícil observar al mundo mágico de aquellos dias, aunque las fuerzas naturales siempre trataban de obtener un equilibrio dentro de aquella absurda paz.

 

Del otro lado de la acera estaba un farol que titilaba debido a alguna falla, toda la calle se fue quedando a oscuras desde los extremos hasta llegar como epicentro al farol. De repente, justo de la nada una figura encapuchada estaba bajo la luz parpadeante, tenue, como si su presencia parpadeará con aquella iluminación hasta que los dos quedaron estáticos.

 

Avanzó rápidamente hasta la mansión y cruzó sus muros sin abrir los portones, llevado por una ráfaga de viento que siempre lo acompañaba. Se interno en los terrenos amplio de aquella mansión hasta el cementerio, logrando visualizar varios nombres conocidos, pero iba por uno en especial, uno que se había enterrado a si mismo una década atrás.

 

Toco la tierra fría, la grama estaba áspera, se ve que nadie lo había visitado en mucho tiempo. Su dedo agrietado y huesudo empezó a dibujar en el suelo mientras murmuraba algo intentendible, parecía incluso una canción infantil. Aquella macabra sonrisa se dibujo de nuevo, mostrando la mitad huesuda del rostro que le faltaba tejido.

 

El pentaculo brillo y de nuevo los cráneos fantasmales se apoderaron de el, rodeándolo, mientras sus ojos brillaban, desprendiendo de su boca una llamarada al suelo, la tierra se trago toda aquella energía y solamente crugio bajo sus pies, era hora de que los malditos despertaran.

 

-Gazthen...

[Gatiux]

Era escalofriante lo tranquila y silenciosa que se encontraba la Mansión Malfoy, otrora bulliciosa y llena de vida, en aquel momento era una sombra fantasmal de lo que un día fue. Un cascarón vacío en el que sólo quedaban elfos cuidando las pocas pertenencias que pudiesen quedar, lo que no hubieran robado o destruído por los vándalos de las luces en la cara, y hasta los elfos se habían vuelto algo perezosos por no tener a nadie a quien servir.

 

Tal vez fue por la mala costumbre que habían tomado fue que los elfos parecieron sorprendidos a la par que culpables cuando apareció Gatiux Malfoy dentro de la Mansión. Tosiendo por el polvo y el olor a casa cerrada que tenía su hogar. Aquellas criaturillas se deshicieron en reverencias y comenzaron a limpiar todo con rapidez, como si les quemase las manos.

 

Gatiux quitó uno de los plásticos que envolvía uno de los sofás del salón y se sentó allí, dispuesta a examinar los libros y los objetos que había adquirido en el Magic Mall. Tenían unas cualidades especiales que podrían aprovecharse, pero no le gustaba estar llena de avalorios, por lo que tendría que decantarse por uno u otro. Se tocó repetidamente sus carnosos labios mientras decidía.

 

- S-señorita... -uno de los elfos llamó su atención. Gatiux lo furminó con la mirada, disgustada por cómo habían mantenido la Mansión- F-Fuera hay un hombre... Haciendo invocaciones oscuras en el cementerio...

 

Desapareció de la Mansión y apareció a las espaldas de un hombre corpulento, y aunque superaba en altura a Gatiux, ésta nunca le había temido a aquel tipo de desventaja. Si era necesario invocaría a su katana y lo partiría en trocitos para luego dárselo a las bestias. Miró a la tumba a la que le estaba haciendo la invocación, estaba tratando de llamar a Gazthen, ex-novio de la banshee.

 

- No sé lo que quieres de ese tipejo, pero la tumba es decorativa. No está dentro. -dijo Gatiux- Aunque la gente lo cree muerto hace un par de años apareció por aquí a saludar.

 

Gatiux apretó los puños. Ojalá el ex-mortífago estuviese muerto de verdad. Le guardaba cierto rencor a cómo la había abandonado tras dejarlo todo por vivir con él en la antigua mansión Gaunt, por marcharse con otras tras prometerle el cielo entero. Aquella fue una enseñanza duradera de por qué no debía confiar en los hombres, y que alguien quisiera invocarlo no le hacía ni pizca de gracia.

 

Avanzó unos pocos de pasos hacia delante, agarrando el brazo del hombre para girarlo y saber de quien se trataba. Ahogó un pequeño grito al ver que se trataba de Glenin Black. Aunque no sabía que le había picado al ex-líder mortífago para hacer un ritual oscuro en el jardín de la Malfoy.

 

- ¿¡Glenin!? ¿Qué crees que estás haciendo? -preguntó sorprendida- ¿Qué bicho te ha picado para venir a jugar con los muertos?

[Jessie Black Lestrange]

¿Aun se acordaría de mi? ¿No me reprocharía por haberme ido sin haberle avisado? Sabía que era un poco rencorosa pero esperaba que no se enojara ya que le llevaba un pequeño regalo. En si era un pequeño regalo con cuatro patas y bastante peludo y un gran moño rojo atado al collar.

 

Seguro me lanzaba a un lado y se comía al pequeño obsequio a besos mientras a mi me cruceaba. Pero me defendería de aquella bruja. Llegue a la Mansión Malfoy cargando el pequeño paquete en mis manos, aquella bola de pelos blanca con café. Si; seguro le encantaba.

 

Mi larga capa de viaje color negro ocultaba a la pequeña bestia. Sonreí para mis adentros, había cortado un poco mi cabello, ahora lo llevaba lacio pero igual de rojo y con un flequillo que ocultaba mi rostro por el lado izquierdo. Mis ojos seguían siendo grises pero mi mirada ya no era dulce ni amistosa, era fría y hasta un tanto glaciar. Pero no me importaba.

 

Me había ido por motivos personales sin avisar nada y volvía por las mismas razones. No podía quedarme quita en un mismo lugar mucho tiempo, era tan aburrido estar en un solo lugar. Un amigo de otro pais, un mago que había conocido por ahí me había dicho que era una rota mundos, lo cual no era bueno para una bruja, que lo mejor que podía hacer era asentar cabeza y quedarme en un solo lugar, segura y a salvo. Pero eso era algo que no me llamaba la atención.

 

Solté un suspiro y me coloque la capucha por sobre mi cabeza, sabía que aun era miembro de la marca, seguía con la marca tatuada en mi brazo izquierdo, no sabía si llamarla por ese medio o simplemente tocar a la puerta y esperar que me abriera. Me decidí por la segunda opción y llame a la puerta.

 

Uno de los elfos de la gran casa solariega se acerco, pacientemente espere a que llegara sintiendo como mi pequeño obsequio se movía bajo mi capa de viaje.

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

A veces temía las visitas a la familia de mi padre, siempre con su celeridad, su comportamiento ejemplar, sus opiniones sobre todas las cosas pero extrañaba a mi abuela, a mis tías, a mi familia, era conocido por todos las desavenencias que mi madre tuvo con papá sobretodo de su época cuando era una mortifaga, ella lo había olvidado, algo había nublado por completo su mente después de que la torturaran, la maltrataran y la dieran por muerta y aunque yo era simplemente una niña me acordaba muy bien, tenia muy fresca mi memoria. Nunca intenté hacérselo recordar, si ellos lo hicieron así fue por algo y era mejor dejar las cosas como estaban.

 

Aun así los Malfoy eran tanto mi familia como los Potter Blue, Mistify y Crazy seguían siendo mis abuelos y siempre le prometía a mi padre que vendría a verlos con regularidad, a ellos y a mis tíos y primos y siempre postergaba la misma visita hasta que no podía dilatarlo más, era algo que le prometí en el último aniversario de su muerte que cambiaría que dividiría equitativamente mi tiempo entre mis familias.

 

Me detuve en el camino y miré mi aspecto, llevaba pantalones de jean, una blusa roja poco escotada, una chaqueta de cuero negro y mis botas para patear traseros, acababa de regresar de mi trabajo en el Ministerio, tenia aun que hacer varios papeleos y revisar varias solicitudes de desmemorización que tenia pendientes desde la semana pasada pero mi horario de trabajo había acabado y había adelantado mucho de mi trabajo atrasado, agarré mi cabello en una coleta larga, mi cabello había crecido mucho en los últimos meses, tendría que hacer una visita para recortarlo.

 

Me acomodé mi chaqueta y cuadré los hombros parándome derecha, me encaminé hacia la entrada de la mansión viendo una figura encapuchad en la puerta, hice una mueca, si alguien estaba esperando en la puerta de seguro que no estaban y de seguro que si abrían no iban a tener tiempo para mi, tal vez debería volver en otra ocasión. Iba a dar media vuelta pero me detuve, me prometí hacer esta visita y a menos que me despacharan iba a llevarla a termino, así que me encaminé de nuevo hacia la entrada, la persona que esperaba estaba de espaldas a mi, carraspeé para llamar su atención:

 

-Buenas tardes. ¿Esperas a alguien? - me encaminé hacia la puerta sin mirarla y toqué el aldabón para llamar de nuevo. miré sobre mi hombro para fijarme en quien estaba a mi lado, por un momento me desconcerté, fruncí el ceño y volví a mirar con mas detenimiento - ¿Jessie? ¿Eres tu?

[Jessie Black Lestrange]

Escuche pasos a mi espalda, esto no me daba una buena señal. Aferre mi varita bajo mi capa de viaje y me prepare mentalmente para cualquier cosa que pudiera pasar. Los pasos cada vez estaban más cerca y al parecer el pequeño cachorro se percataba de mi estado de nerviosismo porque comenzó a temblar. Lo aferre más a mi pecho con la mano con la que lo cargaba tratando de tranquilizarlo.

 

Al llegar a mi lado, la persona fue muy amable, pero aun no podía fiarme del todo, más por el lugar en el que estaba. Los Malfoy eran conocidos mortifagos y de mi aun no sospechaban nada, mi apellido me respaldaba así como mis años de servicio en el Hospital San Mungo, trabajando solo para el área de neutrales o civiles, como me gustaba llamarles.

 

Asentí sin voltear a verla, era una chica pero no podía fiarme de eso solamente. La sentía observarme y me ponía cada vez más nerviosa, pero la chica me había reconocido y me había hablado por mi nombre. Baje un poco la guardia y voltee a verla.

 

-¿Nella? Oh por los Dioses, eres tú- la abrace mientras una lagrima recorría mi bronceado rostro- esperaba encontrarte en casa pero no aquí y... yo, bueno vengo a visitar a una amiga y le traigo un obsequio. Pero tú... en serio me sorprende verte aquí, ¿también vienes a ver a un amigo o algo así?

 

En verdad no podía creer que fuera mi hermana quien estuviera en la casa de los Malfoy, me esperaba cualquier cosa menos encontrarme a mi hermana. Sonreí y volví a abrazarla con un solo brazo, ya la varita guardada en una de las bolsas de mi capa.

 

-¿Crees que haya alguien? Es decir, hace mucho que no vengo por este lugar, es más por ninguno pero quise visitarla, ya que he dejado las cosas en casa pero no vi a nadie, no... quise molestar- baje la mirada un tanto timida, con mi familia podía mostrarme cual era, a ellos no les molestaba mi forma de ser y eso era algo... gratificante.

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

Mi hermana, mi dulce hermana me había abrazado mientras lloraba, puse una mano en su cabellera y la acaricié con cariño, hacia mucho tiempo no la veía y me enternecía encontrarla de nuevo, aunque definitivamente no en casa de mi familia paterna, al parecer ella tampoco esperaba verme aquí, empezó a explicarme su presencia en esta casa casi al instante de haberme visto, me abstuve de hablar y solo espere a que terminara, siempre abrazándola y sonriendole, ella no tenia ni idea de cuanto la extrañaba:

 

-En realidad vengo a visitar a mis abuelos y a mis tíos, ya sabes los papás y los hermanos de mi padre, siempre le prometo a mi padre en su tumba que vendré a verlos y siempre postergo la visita. Y pues espero que haya alguien porque dudo que vuelva a reunir el valor necesario para venir a visitarlos pronto.

 

Abracé de nuevo a mi hermana y sentí algo temblar entre su capa, hice una mueca y me separé de ella para mirarla de arriba abajo, su cabello estaba mas corto y sus ojos eran un poco mas fríos, como si hubiera pasado penurias desde que se fue de casa, acaricié su rostro, al parecer yo no era la única que estaba pasando por un mal momento, entre el embarazo que apenas comenzaba, mi trabajo en el ministerio y tratar de mantener mi negocio a flote estaba reduciendo mis horas de sueño. volví a acariciar el cabello de Jessie, me parecía una irrealidad que estuviera aquí.

 

-Tu no molestas a nadie, esa también es tu casa y me hará mucha ilusión tenerte en casa, sobretodo para que me ayudes a que mi madre no mate a Sean, bueno si es que no decides matarlo tu misma - le sonreí con gracia - además cuando ya no pueda moverme me vendría bien tener a alguien que me ayude a seguir revoloteando. - decidí no decir mayor cosa o no ser demasiado explicita, necesitaba saber que idea extraña se hacia mi hermana en su cabeza.

[Jessie Black Lestrange]

-No te apures, no guardo bichos raros bajo la capa como mami, solo es un cachorro- sonreí para tranquilizarla mientras sacaba de debajo de mi capa uno de los cachorros blancos hijos de mi Estrella- ¿te acuerdas de aquella pequeña cachorrita blanca que siempre andaba detrás de mi? Pues en mi... desaparición tuvo bebes y en cartas le prometí a Juve que le regalaría uno y mejor traerlo antes de que Fernir, tan territorial como es, se los coma a todos.

 

Me sorprendía saber que era una Malfoy, mi familia era toda Potter Black Blue, era raro saber que era así, que mi padre era un fantasma y que mi madre era una mujer de cabello violeta, pero a quien engañaba, yo era tan escurridiza como un fantasma y mi cabello aun seguía tornándose violeta cuando me enojaba.

 

-No sabía que fueras una Malfoy, no me sorprende... bueno si, por mami, pero bueno, no soy quien para juzgarla, yo también tengo mi pasado y no es lindo- desvíe la mirada mientras cerraba los ojos con fuerza para evitar que las lagrimas comenzaran a salir de ellos, no me pondría a llorar por el pasado frente a mi hermana.

 

Ella siempre había sido dulce y tierna conmigo, siempre podía contar con ella y sabía que ella estaba enterada que yo siempre estaría para ella. Sonreí y asentí a sus palabras mientras volvía a ocultar el cachorro bajo mi capa, ya que era una sorpresa para mi amiga, pero una palabra de mi hermana hizo que mi mueca se congelara y me sorprendiera de sobre manera.

 

-¿Porqué mami tendría que matar a Sean y yo querría hacerlo? Aun recuerdo que el muy... "ángelito" me secuestro hace meses pero esta vez... ¿qué hizo? y ¿porque tendría que ayudarte a revolotear cuando ya no puedas caminar? ¿Qué has hecho Nella?

 

Mi viaje me había endurecido y ahora más que nunca estaba dispuesta a defender a mi familia a capa y espada, no dejaría que nada ni nadie la lastimara, por ese motivo observaba a mi hermana detenidamente, sabía que me veía mayor de lo que era, algo que era una ventaja, porque siempre había sido la pequeñaja de la familia, por como lo decía Matt, pero eso jamas me había detenido y ahora que me veía mayor... no dejaría que nadie le pusiera un dedo encima a Nella.