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.:: Castillo Black ::. (MM B: 97834)


Matthew Black Triviani
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Abracé su cuerpo con mis brazos cuándo se sentó en mi regazo. ¿Que pensaría su familia si llegara alguien y nos encontrara así? Maida no era una niña, pero al parecer sus familiares eran... Celosos.

 

-Claro que me quedo a cenar, si a la novia le parece bien.- Me encontraba plenamente feliz y quería dejarlo ver. Se había ya insertado en su mente la imágen que precisamente quería que tuviera, se había llamado ella misma "la novia".

 

-Sybilla puede ser... Complicada, pero no sería capaz de dejar a su protegido sin su... Novia. Si me haces feliz no tendrás ningún problema con ella.- Apreté un poco su estómago y le di un beso en la frente. Resultaba fácil manejarla ya que era muy pequeña.

 

-Tienes que venir a la mansión para que conozcas a mis sobrinos, a mis gatos y a Sybilla de una manera más personal, te va a encantar.-

 

-Me he enterado ya que existen 2 familias de Italianos en Ottery, aunque no los conozco de ningún lado. Mi familia es un poco... Peculiar. Nunca buscamos el poder ni la riqueza, pero cuándo se vive mucjo tiempo se adquieren las 2 sin buscarlas. Espero que algún día puedas acompañarme para que conozcas la abadía Renaldi, cariño.- Le guiñé un ojo y le di un pequeño beso en los labios.

 

Vi mi vida pasar por sus hermosos ojos, toda mi vida en un destello y me di cuenta de que no quería nada más ni a nadie más. La quería a ella y estaba dispuesto a renunciar a mi vida por un día más con ella.

 

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Tarde... Otra vez. Las manecillas del reloj que reposaba en su muñeca marcaban casi una hora más de la que había asegurado para encontrarse con su hermano, de cierta forma, en los últimos meses sin tener ningún compromiso con él. Mientras miraba el lúgubre corredor que unía el vestíbulo con el resto del castillo, se preguntó porque Matthew tenia tal paciencia con ella. Habían pasado mucho tiempo trabajando juntos, pero nunca había trasgredido el ámbito laboral. Nunca hasta hacia unos cuantos días.

 

¿Qué había cambiado? Por el contrario a esos años en la academia, su apariencia física había cambiado al punto de que el mismo brujo de ojos negros no la reconocería. Ninguno de los que fueran de su más cercana familia, de ideal... Aunque si lo ponía en perspectiva, muchos de esos hermanos no reconocidos -rodo sus ojos- también lo eran de sangre -hizo comillas para recalcar lo ridículo de su pensamiento-. Una u otra linea del lazo de diablo que tenia por árbol familiar, terminaban en ese castillo. Hermanos, sobrinos, ¿tenia sobrinos? ¿Matthew los habrá dejado vivir?, sin duda figuraban en el muro norte del castillo. Era mejor no gastar mucha memoria en ese lugar abandonado.

 

Dicen que lo bueno se hace esperar apuntó al tiempo que respondía el beso en su mejilla.

 

Con el tiempo la relación había mutado, de llevarse demasiado mal, se llevaban peculiarmente bien, se querían… O eso decían.

 

@@Matthew B. Triviani

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Se disponía a refutar enérgicamente la molesta voz en su cabeza, cuando el sutil y ya conocido aroma a calas de Oriánthi, que se había deslizado tan rápido como lo permitía la brisa del atardecer, llegaba hasta el pelinegro, haciendo que perdiera la coherencia de su alegato. Se giró hacia el origen, para encontrar a su hermana, envuelta en una elegante túnica negra con detalles dorados.

 

Caminó y besó su mejilla.

 

En efecto, su imaginación voló. No por lo que custodiaba en el abrigo sino cuando la invitación a concretar sus planes surgió del a forma menos esperada. Debía reconocerlo, le había dejado completamente desarmado ante tal sugerencia. Sus visitas inesperadas siempre dejaban un agradable sabor en su garganta, los negocios y el alcohol eran algo que caracterizaba a los mellizos, sus apasionados y peculiares gustos iban muy acorde a sus pensamientos.

 

Espero que esta vez te quedes más tiempo, no es necesario decirte que es tu hogar, ¿O si? aniquilo con su mirada a la albina.

 

Rozo ambas palmas de sus manos mientras se dirigía hacia los sofás de color carmín y materializó su varita, con un simple movimiento de ella encendió la chimenea, generando un cálido ambiente para ambos, con su mano libre la invito a sentarse mientras sostenía sus ojos en ella, una mujer impredecible era tan peligrosa como un niño con una navaja de doble filo.

 

¿Lo de siempre? ofreció de beber , o has dejado el vodka por algo más fuerte, aguardiente tal vez?

 

@Oriánthi

Editado por Matthew B. Triviani

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Claro que quiero un vodka, hasta la misma pregunta ofende.

 

Enarcó una ceja cuando vio ponerse cómodo a Matthew. Había reaccionado al nombre como un resorte. No sabia si eso significaba algo bueno o todo lo contrario, pero no tardo mucho en averiguarlo. Pese a que el brujo parecía alguien consiente de sus acciones, soltó una frase cargada de veneno que hizo que la Black también se pusiera frente a el mientras endurecía las facciones.

 

Dejo caer su curvado cuerpo sobre el cómodo sofá carmín, tomando uno de los vasos de vodka que le había ofrecido amablemente, lo acercó hacia su nariz y lo olió sin despegar sus verdes ojos del gitano, tramposo y decidido, así era él.

 

¿Ya no quieres matarme para heredar la miseria de los Black? preguntó mientras daba un sorbo que acabó con su contenido.

 

Lidiar con los sentimientos era difícil siendo humana. Cosas como la rabia y la tristeza quedaban atrás cuando dejaba fluir los instintos más simples y primitivos.

 

¿Aaron?

 

Tiró el vaso hacia la chimenea, haciendo que su fuego se expandiera momentáneamente por el alto grado de alcohol.

 

Tomo de su pecho una caja de cigarrillos y coloco uno en sus labios.

 

@@Matthew B. Triviani

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Chasqueo sus dedos y encendió el tabaco de su hermana.

 

Augustine... pensó mientras ladeaba levemente su cabeza observando el vivaz fuego de la chimenea.

 

Se levanto del sofá y se dirigió hacia los portarretratos, sus manos tatuadas alzaron una fotografía, enfocando ahora su atención en ella. La sonrisa casi inhumana que esbozaba era característica. No tenia que cubrirse las espaldas, no debía estar atento a nada, no más. Toda su vida se había resumida a vivir del estrés, pero lo había borrado para estar tranquilo como aquel momento.

 

La muerte solo esperaba poder abrazarlo en algún momento.

 

Entre los recuerdos sufridos de su madre y las respuestas de su hermana, Black había quedado en silencio, al igual que su hermana, no debían romper ese silencio sepulcral que solo duraba segundos, demostrando el respeto que nuestro padre se merecía ... Lo adoraban, él era una figura que posaba en un altar frente a sus ojos, pero su descuido fue tan grande, que el remordimiento abrazó sus corazones.

 

Tengo mucho tiempo sin verlo, así como a ti se volteó para mirar sus ambarinos , te creí muerta por mucho tiempo, pero seguramente estabas con tus problemas de adicción y divirtiéndote, mientras nosotros arreglábamos los problemas. volvió a dejar la fotografía en su estante, era ella, Oriánthi cuando era pequeña, en brazos de Aaron.

 

Ahora respóndeme algo, sencillo, sin tanto tapujo... ¿Te quedaras, o huiras de tu familia nuevamente?

 

Estaba seguro de que la bruja no tenia idea de lo ultimo acontecido, y usaría eso como una extorción para que se quedase.

 

@Oriánthi

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  • 2 semanas más tarde...

Se dejo caer sobre el sofá mientras daba una calada a su tabaco y dejaba salir el contenido de sus pulmones.

 

Sabes que es algo que no esta dentro de mi poder, puedo irme, puedo quedarme, quien sabe donde caeré en cuanto pase por aquella puerta. señalo el umbral que separaba el comedor y la sala de estar en la cual se encontraban.

 

La conversación de los Black había tomado fácilmente otro rumbo, uno en el que la alvina se había perdido por completo. Agradeció estar próxima a la puerta, y mientras parecía darse lugar a una clara observación negativa por parte del gitano, se precipito a responderle con insolencia para molestarlo un poco más de lo habitual antes de desaparecer, como todos.

 

Adoraba aquellas esporádicas visitas a su familia, adoraba los momentos sencillos y las conversaciones cotidianas lejos de todo el caos del Mundo Mágico y su burda realidad apestosa.

 

¿Voy a dejarle su desayuno en la mesa o se lo llevo a la habitación joven Serpens?

 

Uno de los elfos enviados por Kreacher apareció intentando llamar la atención de su hermano. Lo miro con el refilo de sus ambarinos ojos, son pálido rostro se decoro con una maliciosa sonrisa, observo a Matthew y pensó, más bien esperaba, que tuvieran la misma idea.

 

Vamos a divertirnos un rato, Matt, pareces algo tenso... Siempre tan rígido, apuesto que hace mucho tiempo no te detienes a jugar. saco su varita por debajo de su volado, y hizo levitar al elfo dándolo vuelta, entre patadas y gritos de socorro, Oriánthi estalló en risa.

 

@@Matthew B. Triviani

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Un paso a la vez, preocupémonos de la cena primero —se quedó en su lugar muy cómoda y alzó la varita para aparecer un par de platos en la mesa, y una poción alta en plaquetas y hierro para el vampiro—, no sé si eso te funciona, pero no vendría mal intentarlo, básicamente huele como sangre, aunque no sea del todo eso. La practiqué mucho cuando era una adolescente en Durmstang, y recibí elogios de mi profesor por eso.

 

Se vio bastante cómoda confiándole pequeñas anécdotas, notando a la vez, que se había sentido así desde que lo conoció. A lo mejor los años la estaban haciendo más abierta a sostener conversaciones normales, lejos ya se miraba a la ojiazul que saltaba cuando alguien le hablaba directamente. Se había visto forzada, de cierta manera, a estrechar lazos con gente que de pronto, ni conocía, pero le era útil para su puesto en el Ministerio. Y bueno, si eran realistas, eran pocas la veces que había permitido el avance de los caballeros, con pésima suerte, había que decirlo. Con Albus todo parecía tan sencillo, tan práctico y él hasta le sacaba un lado travieso, divertido y despreocupado que desconocía.

 

Regresó su atención en la mesa, en el par de platillos servidos con filetes de pescado al vapor con guarnición de verduras cocidas al lado y vinagreta balsámica. Cortó un pequeño trozo y lo pinchó en el tenedor para llevárselo a los labios a él.

 

¿Quién necesita aprender a cocinar cuando tienes elfos domésticos y una varita mágica? —bromeó la Black Yaxley— Creo que es una de as cosas que los muggles harían con la magia si tuvieran acceso a ella —se llevó el segundo trozo de pescado a la boca y acto seguido se cubrió para continuar hablando—, al menos yo, pensaría en eso. Lo de a guerra me aburriría, trataría de hacerme amiga de un mago y que me enseñe a librarme de las labores domésticas. Ahora, retomando el tema de las familias, creo que Cissy se ha dado una idea de nosotros juntos al habernos visto en la boda.

 

 

 

@@Albus Renaldi Macnair

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  • 2 semanas más tarde...

Tomé el bocado que me ofreció tan gentilmente y tenía en la mano el brevaje que había preparado en algún momento. Tomar algo que no era sangre humana me resultaba un tanto extraño, es por eso que la reserva de mi familia siempre se encontraba lista para poder brindarnos litros y litros de aquél hermoso líquido.

 

 

Tragué casi sin masticar el pescado, que sabía muy bien, y di un pequeño trago a la bebida. Sabía... Bien. Mis ganas de tomar sangre se calmaron, aunque existía todavía el deseo de morder. Supongo que siempre sería así. La escuchaba hablar y hablar y eso me encantaba, me fascinaba que la pequeña bruja me contara de sus cosas, de su pasado, sin duda sería el primer paso para estar en su futuro, además de que me encantaba que compartiera su presente conmigo.

 

-Es curioso lo de los humanos, pero una vez que te mezclas con ellos entiendes ciertas cosas. Claro que la guerra es algo que nunca pude entender, y vaya que me tocó vivir 2 guerras de los humanos.- Amargos recuerdos volvieron a mi mente e hice una mueca torcida que borré al instante dando un largo trago a la bebida.

 

-Tu profesor hizo bien en elogiarte, ésto casi es sangre. Deberás darme un poco para enviarle a mi familia, quedarán fascinados. Claro que Cissy se debe haber dado cuenta, si no estaba con Ariadna no podría estar con nadie más y después nos vieron juntos y tomados de la mano... Lo tomará bien.- Tomé el tenedor de su delicada mano y llevé un bocado hasta su boca, casi obligándola a comerlo.

 

Nuevamente reí y me pegué a ella, cómo deseando fundir nuestros cuerpos en uno solo para que no pudiera separarse de mi.

 

@@Maida Black Yaxley

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Se tomó su tiempo para morder y saborear el filete. Hacía mucho rato que no se deleitaba tanto con una comida, generalmente andaba a los trompicones por la vida, de casa en casa o rumbo a la Fortaleza Oscura. Suspiró casi sin darse cuenta cuando se vio más cerca al vampiro, no le iba a frenar aquellas manías y gustos. Maida por su parte, comenzó a preguntarse cómo tomarían la nueva relación sus familiares. Como quiera que fuera, ellos la protegían siempre, aunque no fueran los más expresivos del planeta. ¿Quién estaría ahora en la Yaxley?

 

Creo que será mejor que vayamos a mi casa, o bueno, otra de mis casas —se rió—. Verás esta era la casa de mi mamá, pero luego el tío Orión decidió vivir aparte, y por eso tenemos la Manor Yaxley, es un poco enredado, pero da igual, son casi las mismas personas. Supongo que encontraré a Aaron allá, o al menos puedo llamarlo, ¿estás listo para conocer al Líder?

 

Y pensar que estaría Aaron ya era una aventura, últimamente, y al contrario de los deseos de su tío, en la Manor sólo estaban el elfo que había dejado Gatiux, y Mushu, su elfo personal. Apenas y pisaban el lugar para recoger algo de ropa o buscar un poco de paz. Tomó su mano y dejó los platos a medio comer, iba a intentar la desaparición conjunta, y dado que él no era un Black, tendría que llevarlo consigo. Cerró los ojos, concentrándose en la fuente que adornaba el frontis de la Manor Yaxley y se desaparecieron, segundos más tarde.

 

@@Albus Renaldi Macnair

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  • 3 meses más tarde...

Demasiado rápido y demasiadas emociones en tan poco tiempo ¿Qué acaso no estaba preparada y estable? A decir verdad estable era algo que la chica nunca había logrado estar se mantenía en reposo pero sus emociones y sentimientos siempre habían sido mas fuertes y violentos que los del resto de la familia, tal vez por la parte mitad veela que le había heredado el amorío de su padre con su "extraña" madre, pero era cierto, los desordenes mentales de la Delacour era lo mas normal. Pero esta vez estaba aparentemente tranquila, aunque su matagot era quien notaba sus cambios.

Detuvo sus ganas de lanzar la cachetada pero Anna se le había adelantado a lo que solo levantó la ceja un tanto sorprendida de la habilidad de su mascota para detectar las emociones que ella misma reprimía. Podía oír cada latido de su acelerado corazón ¿Tristeza, amor o decepción?

- Voy a donde me siento tranquila, que claramente no es aquí.

El dolor en sus palabras era más que evidente, más que era la primera vez que su hermana le reprimía también sus faltas. Una relación es de dos y la francesa estaba del todo consiente que esta vez ella también lo había arruinado, pero era testaruda no daría su brazo a torcer... Hasta que sus miradas se cruzaron: aquel vacío, dolor y traición cayeron al piso junto con su orgullo.

El pequeño conejo se quedó mirando el anillo y turnaba la mirada entre el anillo y su dueña, Anna se mantenía inquieta rodeándola, ya no sentía la necesidad de protegerla si no de estar. Gabrielle miró el anillo y mordió su labio inferior volviendo la mirada a su ¿Ex prometida? Hermana, era más seguro ese termino.

- ¿Por qué nunca te busco? Mujer ¿Estás consiente de....?- soltó un bufido, le molestaba ser tan vulnerable, rodó los ojos y trató de calmar su enojo.- Mahia, sé que soy buena con la varita, que tengo más libros y experiencia que tú pero ¡Soy humana pedazo de mujer ciega! 

Rio entre enojo y desesperación, sí, ella podía correr y adentrarse en el bosque mientras la francesa solo podía tratar de seguir sus pasos al mismo ritmo que lo haría Psicosis, era ágil con la varita y los duelos siempre habían sido su fuerte pero frente a peligros que no fueran personas la Black reaccionaba más lento que lo normal. En pocas palabras: Lo suyo no era la aventura, lo suyo era seguir viva.

- Cuando desee morir te llamo para corretear por el bosque a ver cuántos kilómetros o metros sobrevivo.- rodó los ojos, el verla cual niña en el piso le había terminado de derretir lo que le quedaba de orgullo y suspiró, se acomodó a su lado sentándose con las piernas de lado haciendo que Anna se sentara en su regazo en señal de protección.- No estoy a tu nivel, mujer, no puedo ir corriendo detrás de ti cada que desaparezcas o vayas de caza, yo solo cuento con mi varita, estos dos y un dragón en la reserva que no puede ni defenderme, sí moriría por ti, pero es demasiado...

Sí, la seguía amando era obvio; Psicosis tenía el anillo en el hocico y le miraba de frente esperando que le aventara de nuevo aunque era obvia cuál la acción de su dueña, suspiró de nuevo ¿Le había dicho que la seguía amando? Anna levantó la mirada al notar el corazón acelerado de su dueña y la castaña cerró los ojos volviendo a tratar de calmar sus emociones; al volver a recuperar el aliento observó a su hermana volver a ponerse el anillo y levantó la mirada hacia ella para volver a fijarla en Psicosis. Sujetó el anillo y le tuvo varios segundos en su mano mirándole fijamente, nunca había dejado de amarla en todos estos años y sí, ella debió buscarle también, aceptaba la culpa.

Acerco un poco su cuerpo al de la Black y recargó su cabeza en su hombro, su aroma, su cabello, todas las memorias cual flash back cayeron de golpe y suspiró.

- Prometo buscarte dentro de lo que mi cuerpo me deja... Disculpa por...- soltó un suspiro y cerró los ojos con el anillo en su mano.- Iría a donde me lleves lo sabes...

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