El Día de la Ira

[Matt Blackner]

Circo

 

Supongo que tener a Babila de vuelta en el circo mientras trataba de ahogar al pobre sacerdote qeu días antes nos había visitado en la POtter Black hizo qeu Sagitas al fin se pusiera de pie. Ofrecí mi brazo para que se apoyara, ya que parecía aturdida, en el camino que nos separaba de su carromato.

 

Sean también estaba allá. Mi cuñado y empleado (o exempleado?...pero una vez eres accidentoso, siempre lo eres) dijo saber qeu le había pasado a Sagitas, lo cual me interesaba, ya que yo no tenía ni idea.

- He estado fuera, poniendo a salvo a los niños de la familia. - que Sean me preguntara por Helike me hizo torcer el gesto, soltando un pequeño gruñido. - No se donde está Helike. Sabes tu donde está mi hermana?

 

Pero era cierto que la actitud de Sagitas era extraña. Había pedido que le acercaran la chaqueta, lo que me hizo pensar qeu había vuelto a olvidar la varita por ahí, lo que nos obligaría a buscarla, mientras qeu el sacerdote se había sentado en una silla...cada vez era más común verlo entre nosotros, pero el pobre hombre cada vez que conocía a alguien de nuestro grupo, acababa siendo amenazado. Acabaríamos por crearle un trauma a este paso. decidí preparar un poco de té para Sagitas y el padre Andrews, al tiempo que Sean seguía hablando.

 

Sagitas había perdido la magia.

 

Estuve a punto de derramar el te mientras lo dejaba sobre la mesa.

 

Me quedé mirando a Sagitas, que tenía los ojos llorosos.

- Lo arreglaremos. LO arreglaremos y mataré a quien ha hecho esto. - le dije, poniendo una mano sobre su hombro.

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

En el Circo con Sagitas, Matt, Babila y el padre Andrews

 

La respuesta que dio Sagitas a mi primer comentario me hizo reír. Claro, eso ya lo sabia realmente en mis recuerdos aun tenia a varias gatas de tipo. Pero ese no era el asunto, el hecho de que Sagitas tratara de mantenerse firme y estoica como siempre era algo para reírse, y mas sabiendo que estaba con el agua al cuello...y esas ínfulas que se daba solo encarecían mas mi oferta de información. De hecho asumía que tal vez si me rogaba un poco le bajaría la tarifa monetaria. Claro solo rogar....

 

Por lo tanto me hice el desentendido y me gire a Matt que me respondía....no sin pequeño gruñido tal vez por preguntarle por Helike. Problemas en el paraíso??? En fin.

 

-Pues...no...no se donde esta tu hermana -me detuve un momento rascándome la barbilla después de encogerme de hombros asumiendo que si...ya el viaje de Perenela se estaba demorando demasiado- . Pero no te ,preocupes, ya aparecerán. Como dice el dicho "las malas noticias siempre llegan rápido". Apostaría 100 galeones a que de preocuparnos, lo estaríamos haciendo por gusto.

 

Y regresando al asunto de importancia....me gire a Sagitas solo para encontrarla peligrosamente cerca. O no....mire a sus ojos....O no...Esa serie de preguntas cortas....con ansiedad reflejada..el rostro desencajado....sus ojos ya bastante humedos...O no.....lo impensable...asi no ganaria nada....Maldita Sagitas....Comportate...que eres matriarca....O no....va a llorar....Me gire a Matt casi que implorandole auxilio...cuando Sagitas me abrazo por ayuda. Si....adios galeones.

 

-Anda suegri...compórtese...que estamos en publico...-dije tratando de quitármela..pero era peor que una garrapata....ahí colgada al cuello.- Matt ayúdame que me asfixia -nahh mentira....solo quería no tener que verla así pero era imposible -Vale....vale....te diré lo que se.....pero cálmate -y palmaditas en el hombro y alguna que otra caricia de animo en el pelo para girarme a los presentes -Si algo de esto sale de aquí....ya pueden declararse eunucos.-Si, yo era muy feliz odiando y siendo odiado por la suegri...y no se podía invertir el orden del universo.

 

-Venga reponte....y déjame contar la historia.

 

@@Matt Blackner @@Sagitas Potter Blue E. Potter Blue@@Xell Vladimir Potter Black

 

Sean con Ada en la Dumbledore.

 

Indudablemente Ada iba bien centrada en el asunto, porque apenas y obvio mi comentario. Mmm tenia la pinta por sus palabras que había hablado con Zoella recientemente. Lo que cuadraba porque la propia clava Triviani me había comentado algo al salir del confesionario después de proponerle el asunto. Si, evidentemente habia sido eso, y como guerra avisada no mataba soldado pues ella ya sabia con quien trataba..asi que se habia guardado de mis comentarios.."halagadores". Pero regresando al negocio.

 

-Mmmm ya veo que lo han trabajado bien -no es que hiciese tanta falta, pues yo sabia como moverme aun en estos momentos peliagudos- Asi que solo me restara esperar en albornoz a Zoella con una buena botella de vino para que me termine de informar. -Eso si ya mis fuentes no me lo aclaraban lo mejor posible.

 

Por cierto ahora que lo mencionaba....con esa tal Laura....pues no seria nada mal empezar por ahí....tal vez adelantarme a los acontecimientos y entrar en confianza. A fin de cuentas uno hacia sus sacrificios por el bien de la magia no???....

 

Claro el ultimo comentario me hizo sonreír.

 

-Gracias por preocuparse de mi vida...eres todo un encanto. No se preocupe...tendré en cuenta la recomendación.

 

Que se podía decir....en esos casos uno tendía a valorar el costo-beneficio entre la muerte..tortura..conejillo de indias......y los galeones a obtener. Si no era factible el negocio....se abandonaba sin remordimientos. Claro siempre aplicando mis propias reglas.

 

@@Ada Camille Dumbledore

[Lisette Ryddleturn]

GUARDERÍA

 

La bruja rubia en esos momentos estaba machacando todas las frutas que podía y luego las ponía hervir para poder hacer toda la comida necesaria para todos los bebés que habían reunido

 

Quería hacer su mejor esfuerzo para no fallarle a la familia así que ponía todo su empeño en que las cosas salieran perfectas, sonreía muy orgullosa de lo que hacía

 

Y cuando escuchó la voz de Xell Vladimir usó la varita para dejar que los mazos y las frutas continuasen con la labor, solo quería unos momentos para acercarse a la otra bruja

 

-Xell!! Que gusto verte!! A mi me llegó una nota escrita por Babila que decía que Sagitas había tenido mil hijos bebés y que ahora los habían traído a la guardería para cuidarlos

 

Se explicó moviendo las manos para que viese que tan sorprendida había estado de pensar que alguien como Sagitas había tenido mil bebés de una sentada, casi como una abeja reina

 

-Pero entonces Hayame dijo que no eran de Sagitas, que eran tuyos... mil bebés es mucho querida, quién es el padre?

[Danny Lestrange]

Danny vuelve al hotel después de un largo rato un poco despeinado, su ropa desarreglada que daría la impresión de que había peleado. Su rostro estaba un poco más pálido pero muestra el mismo carácter y ánimo de siempre cuando entra, saluda a los de recepción y se dirige al elevador. Estaba un poco cansado como para subir las escaleras así que una vez que la puerta del mismo se cierra, el chico se arregla un poco la chamarra y su cabello para despistar un poco el desagradable encuentro que acababa de tener con aquella persona a la que había seguido.

 

Pronto llega al piso en donde se encontraba la habitación de sus hermanas, camina tranquilo y se acerca para tocar a la puerta. Antes de que le abran, Danny se mira en la pantalla del celular para confirmar que se veía igual que cuando salió. No había comido gran cosa durante el día, en la calle no había encontrado nada que le sirviera para llenar su estómago y estaba verdaderamente hambriento.

 

—Eso se gana la gente por meterse en líos.

 

Pronuncia para sí mismo, luego saca el teléfono celular y responde un mensaje que acababa de recibir. Todos habían vuelto a sus respectivas posiciones y la vigilancia se reforzaba. Danny suspira con alivio mientras se guarda de nuevo el móvil en el bolsillo y levanta nuevamente su rostro a la espera que le abran la puerta. Suponía que habían tenido el tiempo suficiente para platicar todo aquello que para él era secreto, así que ya podría entrar sin ningún problema ni incomodidad.

 

 

 

@@Lady Luxure Grindelwald

@@Ada Camille Dumbledore

@

@@Zoella Triviani

 

[Xell Vladimir Potter Black]

Padre Andrew

El Padre Andrew estaba confundido con todo lo que había pasado en un momento. Si hace unos instantes estaba pidiendo calma a aquellos soldados que habían entrado en la iglesia. Un instante después estaba en un circo ante un monstruoso animal que parecía una araña gigante, rodeado de enanos y... ¡No, aquellos hombrecillos feos no eran enanos! Eran...

 

Se persignó por haber llamado feos a aquellos seres. ¿Qué sabía él de aquel mundo desconocido?

 

El Padre Cambiante, aquel que era de una manera en el confesionario y salió como rubio después, le había dicho que saliera de la iglesia, que huyera. ¡Él nunca abandonaría el lugar de culto! Era su reino, tendría que defenderla hasta el final.

 

- ¡No, ese banco no! Que es el siglo pasado. ¡La vidriera! ¡La vidriera de Santo Bartolomé, no, no!

 

Aquello se convirtió en una guerra e intentó sacar a todos los feligreses, al menos hasta que el hombre negro le había dicho que la señorita Sagitas quería verle, pues le cogió por el cuello y le sacó de alguna forma mágica pues, al momento, estaba en el lugar en el que se encontraban ahora. Aquella mujer de pelo violeta le había preguntado sobre su presencia en el Circo. Él no podía hablar así que señaló con un dedo al hombre negro, a quien no sabía si decir que era un hombre muy tonto o muy listo.

 

De la conversación, no entendía casi nada, excepto que hablaron de bebés en una guardería, de la Señorita Xell Vladimir, a quien sí conocía. Caminó en silencio hasta llegar a una especie de oficina en un carromato que llamaron Dirección. Era un lugar extraordinario, lleno de objetos desconocidos. El Padre Andrew estaba tan ocupado que no notó casi nada de la conversación entre el muchacho que era el hijo de la bruja de pelo violeta, entre el Padre falso que ya no era rubio y ella misma. Sólo cuando sintió que la mujer llamada Sagitas se ponía a llorar se dio cuenta de lo trascendente que era aquella reunión.

 

- Oiga, Señorita Sagitas. No entiendo casi nada de lo que pasa pero si puedo ayudar...

 

El hombre de color miraba de uno a otro, casi como yo, como si no entendiera lo que pasaba; como yo.

 

- ¿Está usted herido?- le preguntó al hombretón grande que le había llevado casi a rastras. En la iglesia había visto que le habían dado con una de las pistolas en el hombro, pero él no se quejaba. - No diga eso, buen hombre, no puede hablar de matar a nadie. A Dios no le parecerá bien - le dijo al hijo de la muchacha.

 

Era una situación incómoda, la mujer llorando y los dos hombres intentando consolarla. De repente, recordó los bebés.

 

- ¿Esos bebés de los que hablaban, son los secuestrados?

 

Tampoco es que pudiera hablar de nada más. Era lo único que había captado en todo aquel tiempo.

[Sagitas E. Potter Blue]

 

No quería llorar, pero ahora que había empezado no podía parar. Supongo que hay que dejar que el alma se vacíe cuando el nudo se ha deshecho y la bolsa se vacía. Tampoco esperaba sentirme tan vulnerable cuando supe que había perdido la magia (cuando lo confirmé; ya lo sabía de antes). Las palabras de Matt sobre que todo se arreglaría no me ayudó a sentirme mejor. Que dijera que lo mataría, un poquito, sí, he de reconocerlo. Al fin y al cabo, era algo que a mí se me había pasado por la cabeza.

 

Pero no me esperaba reaccionar agarrándome a Sean. Matt y él se estaban tirando picadillas por sus mujeres mutuas y yo necesitaba saber que alguien me decía que era pasajero, que volvería a recuperar mi magia natural. Y supongo que por eso moqueé a mi yerno en su camisa oscura (no me di cuenta que ¿vestía de cura?) y me soné los fluidos nasales en ella. No me gusta llorar y no sé comportarme en lloros socialmente. ¿Tal vez debiera haber usado un pañuelo?

 

-- De... De acuerdo, Sean, lo siento... Yo te pago la tintorería. Cuént... Cuéntame qué pasó. No recuerdo nada más que... la picadura de aquel mosquito en Grimmauld Place...

 

No podía ocultar el nombre del lugar del Cuartel de la Orden pues, al fin y al cabo, ellos dos me habían encontrado allá, junto a Xell. Entonces, intervino el Padre Andrew y dijo algo a Babi sobre su herida.

 

-- ¿Estás herido? ¿Por qué no me lo has dicho? -- Busqué mi varita hasta que recordé que no tenía magia. Las lágrimas volvieron a mi rostro y esta vez me las sequé con la manga de la chaqueta.

 

El Párroco parecía muy perdido pero dijo algo muy correcto, los bebés de la guardería.

 

-- Babila, ve a la Guardería y que Xell te cure. Allá hay muchas medicinas, así que ella podrá hacerlo fácilmente. -- No quise mencionar que ella le curaría con la magia que yo no tenía porque no quería ponerme a llorar de nuevo; a duras penas me reprimía. -- Después, ayúdale en lo que necesite y si hay que comprar algo, ya sabes cómo sacar dinero de mi bóveda. Pero no le digas a Xell nada sobre mi... dolencia.

 

Babi es un ayudante maravilloso. Se levantó y se fue sin protestar. Me senté, muy cansada, tomando el té que me había dejado Matt en la mesa.

 

-- Sí, Padre Andrew. No estoy segura de cómo ha sucedido pero la Or... Xell ha conseguido recuperar a los bebés secuestrados, aunque no podremos saber nada definitivo hasta que ella nos lo explique. -- Si podía, puesto que era una misión de la Orden y eso no se puede ir diciendo a los cuatro vientos y menos a los muggles. -- Una noticia muy positiva. Creo...

 

Sí, lo era, pero yo quería saber cómo podía recuperar mi magia. Ahora mismo, era lo que más me importaba.

Editado 23 de Julio del 2020 por Sagitas Potter Blue

[Xell Vladimir Potter Black]

 

Me puse a reír, divertida, ante el recibimiento de la tita Hayame. Le ayudé a cambiar a varios de los bebé, concentrándome en la labor. Enseguida los dejamos limpitos de cacas, con el culito sano y seco. Noté que nos faltaban bodys. De eso no teníamos puesto que los bebés de la Guardería solían venir con ropa de recambio y éstos venían de la nada.

 

- Necesitamos ropa nueva. Alguien que vaya a la lavandería y traigo todo lo que haya en ella. Buscar también en el cajón de los objetos perdidos, traer todo lo que encontréis. Estos bebés necesitan ropita limpita.

 

No es nada fácil vestir a los bebés cuando son tantos, patalean, se contagian las risas y los lloros. Pero la ayuda de las tías hizo que todo fuera mucho más fácil. Sus elfos iban y venían. Los que no eran de la guardería, hacían gestos graciosos cuando vaciaban las papeleras con los pañales usados.

 

Cuando tuvimos la situación casi controlada, decidí que era mejor confesar lo sucedido. Volvió a ponerse a reír con la intervención de la tía Lisette.

 

- ¡No son mis bebés! Ni de la tía Sagitas. No sabemos quienes son sus padres. Son parte de los bebés robados el Día de la Ira por el Inquisidor. Hemos ido en misión y hemos recuperado, no sé si a todos porque llegué en la evacuación pero...

 

No quería confesar del todo que era una Misión de la Orden, así que lo dejé ahí.

 

- En cuanto sus padres sepan que están aquí, vendrán a buscarlos. Pero tenemos que cuidarlos hasta que aparezcan. La Guardería me parecía un buen lugar, tiita. Estamos acostumbrados a bebés, más que en una mansión o un negocio. Estos son sólo unos cuantos. Hay muchos más, cada uno se llevó a un grupo de cunas.

 

Ahora venía otra verdad, aunque ésta más extraña.

 

- La tía Sagitas está... creo que herida. La dejé en el Circo, cayó al suelo antes de empezar la misión y no se levantó. Tuvimos que evacuarla y el Circo me pareció el lugar más correcto.

 

En aquel momento, la puerta se abrió y sentí los pasos fuertes del gigantón que era Babila. Le saludé.

 

- ¡¡Babi!! Llegas que ni pintado, necesitamos manos para mover los bebés a la habitación del comedor. Vamos a darles las papillas. ¿Nos ayudas a moverlas, por favor?

 

El negrito asintió, es tan buena persona...

 

- ¿Qué tal está la tía Sagitas? ¿Se encuentra mejor?

 

Babila es tan buena persona que no sabe mentir. Nos sorprendió diciendo que Sagis había prohibido que me dijera nada pero como no había mencionado a la tía Hayame ni a la tía Lisette, soltó la bomba: "La Tía Sagitas había perdido la magia".

 

- ¡Oh, no! - exclamé. Los bebés se pusieron a llorar, como si estuvieran tan asustados como yo.

Editado 23 de Julio del 2020 por Xell Vladimir Potter Black

[taison logan greyback]

Le costaba moberse , el dolor le era insportable era algo que extrañamente lo hizo reir lo cual lo hizo retorcerse aun mas de dolor , su pecho brazos y espalda , estaban llenas de heridas horribles y profundas , acompañados por moretones negros , mientras el miraba a su loba bajarse de la cama.

 

-creo que tenemos un problema ada - volvio su mirada a la piel de serpiente - si lo que traje es lo que creo que es , la situacion a nivel global se complico mas - cuando intento volverse a levantar cayo de rodillas al suelo , no podia mover bien su pie derecho ya que este estaba muy inflamado.

 

su temperamente lo volvia imparable cuando se enojaba , ahora lo entendia pero su cabeza se enfocaba en un mapa que habia visto mientras huia de aquel laboratorio , por que tenian marcado el lugar donde habia estado nurmengard .

 

@@Ada Camille Dumbledore

[Hayame Snape Potter Black]

Guardería del Hipogrifo

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

-Espera... qué!?

 

Los ojos de la vampiro se habían abierto con alarma

 

Día de la Ira??? Inquisidor??... qué demonios era eso??? solo había escuchado la última palabra en la época de la quema de brujas pero que ahora la chica lo mencionara de aquella manera solo la ponía verdaderamente tensa; se acercó antes de haberlo pensado para tomar los brazos de su sobrina y verla a los ojos como si buscase algún tipo de reflejo que le dijese que era una broma pero conocía a Xell, ella no era de bromear con ese tipo de cosas

-Quiero que me expliques... -pidió intentando controlar su voz -qué demonios es el Día de la Ira?... qué.... a qué te refieres con lo de "Inquisidor"? -preguntó comenzando a sentir la boca seca igualmente y el corazón empezó a golpearle tan fuerte en la garganta que le parecía sentir que lo iba a terminar escupiendo -a qué... te refieres con que mi hermana ha perdido su magia...?

 

Terminó de preguntar con apenas un hilo de voz

[Syrius McGonagall]

Matt Ironwood.

Oficina Regional del FBI, Honolulu, Oahu.

 

 

-¿El director se ha ido a su casa? - el mago levantó la vista de los pergaminos que tenía sobre el escritorio mirando confundido a su interlocutora. La mujer, nueva en la oficina asintió en silencio con las manos prolijamente arregladas sobre su regazo debajo del marco de la puerta de su pequeño cubículo. Ya era hora de que Jacksonpoint se tomará un descanso, desde los atentados del dia de la ira pocas veces salía de la oficina, no lo culpaba.

 

Había tanto por hacer y el MACUSA fue golpeado fuerte y duro. Después de una misión en la ciudad de Nueva York Matt regresó a Oahu donde el trabajo no paraba de acumularse, todos trabajan doble turnos pero Eric Jancksonpoint, director de la Oficina Regional del FBI, era el que más. Lo aliviaba saber que había tomado un descanso.

 

-¿Algo más? - inquirió el ojiazul, Mary asintió como respuesta antes de ingresar al cubículo, se detuvo a un par de paso del escritorio donde el mago trabajaba y extendió su palma derecha mirando hacia el techo, de la nada una trozo de pergamino se materializó.

 

-Toma tienes que continuar la carta - le indicó mientras la tendía el pergamino a medio escribir. Matt tomó con curiosidad la misiva y reconoció al instante la caligrafía de Jakcsonpoint -¿Del jefe? - preguntó y la mujer asintió. El mago bajó de nuevo la vista hacia el pergamino entre sus manos y comenzó a leer el mensaje a medio escribir, mientras más avanzaba menos entendía porque él tenía que terminar aquello.

 

-¿A la Primer Ministro Francesa? - ¿Acaso Jakcsonpoint se había vuelto loco? -¿No puede esperar a que vuelva para terminarla? - no tenía sentido, él era un simple empleado, no podía firmar un mensaje a su nombre para la Primer Ministro de cualquier país.

 

-No puede esperar, la fiesta es dentro de tres días, el MACUSA está en su peor momento, necesitamos de nuestros aliados franceses - comenzó respondiendo la recepcionista con total verdad - Y Jacksonpoint confía en ti plenamente, ademas te quiere en la misión - aquello último se lo esperaba, lo habían puesto a investigar cuanto pudiera sobre la exclusiva fiesta que se realizaría en Halekulani dentro de tres días, donde entre la lista de prestigiosos invitados se encontraban varios trabajadores de Genetics.

 

-Has estado en una guerra en suelo extranjero, has sido condecorado por el mismísimo presidente y poco después has ido en su búsqueda tras los ataques en Nueva York, puedes terminar una simple carta - Mary era una mujer muy directa.

 

Por eso tras su salida, el mago pasó una hora terminando de redactar la carta para la primer ministro de Francia, el mundo era una locura qué más daba que firmara su nombre en una comunicación diplomática secreta para el líder de una nación extranjera.

 

@@Ada Camille Dumbledore