Gala de Beneficiencia - Consulado Italiano

[Arya Macnair]

Me detuvieron en la puerta, por la máscara, sonreí a medias enseñando una fila de perlas obligando a dicha persona que me dejase entrar. No sería la primera vez que el Castillo Triviani me prohibiese la entrada pero como una de las "hijas" de la Vice Ministra resultaría imposible dejarme fuera. Alyssa había desaparecido de mi vida hacía varios años, no le guardaba rencor por ello, más bien la detestaba por arrastrar a mi padre hasta Italia, tras ella, y llevarse consigo a Massimo ¿Qué tan grande estaría ese niño? Ámbar preguntaba algunas noches por él, la pelirroja hacía que le mintiera a mi propia sangre; mi boca se llenó durante un tiempo de maravillosas historias que Pik y el niño enviaban por cartas que llevaban mi letra. 

Un elfo de la familia me guio hasta el salón principal donde se llevaba a cabo el evento. Había rostros conocidos y no tantos, más de mi familia ni noticias. Algunas personas giraron al verme. Una persona excéntrica que siempre llamaba la atención, o mejor dicho, cuando quería llamaba la atención. Escondía mi rostro detrás de una media máscara de lobo en tonos plateados, solo dejando al descubierto un par de finos labios teñidos de caoba. Tomé una copa al pasar de un mesonero y me reuní con el tumulto cuando la subasta daba comienzo, o eso creía yo. 

Tentada estuve a ofertar por una pintura de Mónica, pero lo último ofrecido hizo que me brillaran los ojos. La invitación que allí me llevó la había encontrado en la Mansión Gryffindor, no sabía qué hacía allí ni qué hacían los demás en aquel sitio, mis emociones me condujeron tras en rastro de Alyssa ¿Pero los demás? alguien pujó por la cena con el personaje Illidan, alguien a quien no conocía, le siguió una mujer pretenciosa que no conforme con él, pujó por las otras dos ofertas. 

Sin quitarme la máscara busqué una de estas paletas que hacen que el subastador te ponga en la mira, acabé la bebida de un sorbo y sin dejar de sonreír solté las palabras: ―4995, me guardaré los 5 restantes para la propina del mesonero que nos atienda esa noche...

La multitud volteó, acababa de llegar, estaba al fondo ¿Quién era la mujer enmascarada? La gala no era valenciana ¿Por qué el misterio? Divisé a Mael y me reí, el sabría quién era la dramática.

@ Illidan Black Lestrange  @ Mael Blackfyre  @ Alyssa Black Triviani  @ Mica Gryffindor  😈

 

[Illidan Burke]

- ¿Por qué te invité?, pensé que estaba claro, me gustas... - Diría sonriéndole. - Todos los del ministerio estamos incluidos en los premios, no iba a decir que no... - Explicaba sin dejar de prestar suma atención a Lud, quien era ahora el que encabezaba la puja. Los premios no estaba mal, y noto que esos serian los últimos, luego de algunos tragos, todos estarían libres de hacer lo que quisieran, Illidan por fin podría escapar con Mica. 

Bebió de su cerveza, ahora más relajado, la noche había sido una locura, desde la lisiada, hasta la pelea de Luna y Cillian. Noto como Cubias y Alyssa se escabullían entre el público, no puedo evitar sonríe, aunque se iba a perder aquel primer beso, que remedio. 

Mica fue la primera en pujar por él, sumándole una oferta por aquella obra de arte. Luego entre otras pujas, una mujer oferto un único precio, pero por todas las opciones, incluida la cena, llevó una rápida mirada a Mica, era obvio que no estaba cómoda con la idea de imaginarlo cenando con alguien más, y lo entendía. - Es solo una cena... - Soltaba intentando tranquilizarla, ella se había despojado de su bebida, y no tenía otra, aquello le preocupaba. 

Volvió a beber ahora con más ganas, cuando una última puja llego a sus oídos, una mujer que portaba media mascara, le recordó a los bailes de la edad media. No la conocía, pero al parecer la mujer detonaba confianza, Illidan volvió a mirar a Mica, estaba vez sin decir nada, infando su pecho para luego exhalar intentando calmarse. 

@ Mica Gryffindor

 

[Jessie Black Lestrange]

Vania de Roca Gris

No sabía dónde se había metido Jessie, hacía años que la había dejado varada en la mansión de su familia. No sé lo reprochaba pues sabía que la chica estaba pasando por duros momentos, incluso cuando había vuelto a casa de su familia hacía pocos días la veía decaída, más seria. No era la misma chiquilla alegre que ella había conocido.

 

Reconocía el aroma de Jessie en aquella extraña invitación que llegara a la Black Lestrange. La había tomado en sus manos, seguramente leyendola y recordando tiempos pasados que jamás iban a volver habría sonreído; vistiendose con sus mejores ropas se habría preparado para ir a aquella gala pero estaba segura que mal hubiera puesto un pie en la misma se habría arrepentido y quererse ir en el momento.

 

Pero Vania no lo permitiría, ella quería que la anterior Jessie, aquella que sonreía en todo momento volviera. Ella recordaba todo y como había cambiado cuando ingresara en ese grupo de magos oscuros, el como se alejo tras el dolor que su corazón iba sufriendo conforme mataba gente inocente. Porque a ella le partía el alma cuando hacía esas cosas, pero había una parte de Jessie que lo disfrutaba y Vania lo sabía.

 

Colocándose una capa de viaje color negro, Vania salió de la Black Lestrange con rumbo a la Gala del ministerio Italiano. Tenía tiempo de no salir y sentir el aire fresco en sus cabellos color rosa le provocaba un placer que no cualquier humano podría entender.

 

Al llegar al lugar sonrió, imaginando la ilusión en los grises ojos de Jessie cuando hubiera llegado. Ingreso en el lugar buscando una cabellera rojo oscuro en el lugar y tal como pensaba la encontró en una de las mesas del fondo, sentada en solitario con sus grises ojos fijos al frente pero sin observar a nadie.

 

—Me alegro que volvieras, pero quita esa expresión de tu cara niña, no te pega— sonrió Vania sentándose junto a Jessie, a la derecha de esta — bonito vestido ¿Lo compraste en...

 

La expresión de sorpresa de Jessie era una maravilla a ojos de Viana, que no reparo en soltar una carcajada al ver el rostro desencajado de su "amiga" para fines prácticos.

 

[Ashley Emily Black Lestrange M.]

La primera parte de la subaste había sido un éxito, y aunque aun no se tenían los datos de lo recaudado muy pronto lo sabrían, y así el ministerio italiano podría empezar a realizar los tramites para empezar con las pruebas de las vacunas, por su parte Ashley había dejado la 2da parte de la subasta a su Padre Ludwig, el cual estaría dando a conocer los últimos artículos de la noche.

Tanto como la Viceministra y el ministro agradecieron el trabajo de Ashley pero ambos le estaban pidiendo tal ve aun poco de privacidad para asuntos que esta interrumpío con anterioridad al lanzar el inicio de la primer parte de la subasta. Por otra parte a lo lejos la Ojiverde miro a Ada la ganadora del Baile con Thanatos.

***

Pasaron un par de horas y el inicio de la subasta iniciaba, Ashley de acomodo a un lado Cillian, en aquella parte se subastaria una pequeña clase con su padre tal vez aquella persona estaría también involucrada en la creación de la vacuna.

- Ya viene la parte que nos interesa Cillian -Dijo mientras sacaba las paletas para realizar algunas pujas. Al escuchar la subasta sobre el paseo con la viceministra la Oliverde lanzo una puja tal vez si ganaba podría ser parte del regalo de disculpas por su intervención en la 1ra ronda de la subasta - 3790 por el paseo en el coliseo con la Viceministra - Dijo

- 2500 por la obra de arte de Monica - La ojiverde conocia perfectamente el talento de su Tia Monica, después se giro ver a Willian que aun no se animaba a entrar a la subasta por la clase con Ludwig - Doy 3900 por la clase con Ludwig.

Ya había realizado 3 pujas y se giro a ver a su Padre y a su pareja Mica.- 1750 por la cena romántica - La Ojiverde tenia muchos años que no veía tan feliz a su padre, era evidente estaba enamorado.

@ Ludwig Malfoy @ Cillian

 

[Arya Macnair]

Aun ocultando mi rostro, en la parte posterior de la gala, donde solo podían verme las personas que subastaban por la altura de la tarima, pasé una mano a centímetros de la máscara veneciana que protegía mis facciones y ésta cambió su estado de sólido a gaseoso en cuestión de segundos para convertirse en la coraza de ónice que caracterizaba a Isthar. Sin que lo siguiente fuese notado, la varita que yacía debajo de la holgada manga de la túnica, punzó el tatuaje en mi antebrazo, allí había varios Mortífagos que lo sentirían, ya sería cosa de ellos el ver cómo se las arreglaban, sentía que aquella noche sería la ocasión especial para dejar la huella del retorno. 

Sonreí tras la máscara. 

Algunos cristales se rompieron y las luces titilaron cuando mis compañeros se materializaron en los jardines del castillo Triviani, me abrí paso ante la multitud con paso cínico y firme, ahora sí enarbolando mi arma para causar pavor en los presentes. Algunos gritaron, quisieron enfrentarme o salieron huyendo del gran salón donde la gala de beneficencia se estaba llevando a cabo. 
Podía llevarme el premio a la fuerza si no ganaba, no era alguien a quien le gustase perder. No lo haría, habiendo encontrado algo más interesando con qué entretenerme, instaurar el caos en tan bonito evento ¿Quizás así si aparecieran Pik y Alyssa?

―Morsmorde

Y por sobre la cabeza de los presentes brilló impoluta La Marca Tenebrosa. 
 

[Kahlan Blackthorn]

 

Le agradaban las fiestas, poder beberse algunas copas y al final de la noche terminarla como el solo sabía hacerlo. El ardor en su espalda se acentuaba en la zona de la columna, ahí había elegido que su marca tenebrosa apareciera quemando su cuerpo con una sensación que le desbordaba de forma irremediable una oleada de adrenalina. Sus orbes azul oscuro estaban detrás de una pantalla rojiza, Hysy estaba sobre su rostro. El lienzo blanco buscaba una nueva obra que quedará impresa con sangre y dolor,

—Quizás la ponga dentro de una galería de arte de mala muerte, porque dudo que el museo del Prado le de acceso—bromeaba poniéndose una chamarra de piel. Acompañada por unos vaqueros azul oscuro y sus botas de piel de moke. Raro verlas dentro del mundo mágico, pero no estaba demás intentar imponer un poco de moda tenebrosa. Ya se avecinaban las fechas en que matar estaba permitido al por mayor, no veía necesidad de portarse de forma correcta dentro de ese sitio que quedaría reducido a cenizas.

La gala de beneficencia era el objetivo de Malfoy, aunque el apellido pesaba dentro del campo de batalla era un plus, que no podía desaprovechar por nada del mundo. Desapareciendo en medio de un vórtice compuesto por varios cráneos, estos al abrir sus bocas estallaban, al no sentir la presencia de Jacob. Apareciendo dentro de los jardines, saludaba con una ligera cabezada a la líder de la Marca Tenebrosa—Siempre es un placer, aunque dudo que sea una fiesta como las que suelen gustarme—asintió esperando las ordenes de la fémina.

El cielo estaba vestido con una oscuridad peculiar, posiblemente anunciaba un desastre que estaba a nada de desatarse dentro de esa lujosa Gala.

[Sagitas E. Potter Blue]

Pasé mis manos por el vestido negro y rojo que había adquirido para la Gala que se daba en el Castillo Triviani, según parecía, a beneficio del consulado italiano. Me quedaba bien, ajustado en la transparencia de la parte superior y muy libre de vuelo en la parte de la falda acampanada, lo que facilitaba el movimiento y no entorpecía para nada cualquier gesto brusco que tuviera que hacer. Además, era lo suficientemente largo como para esconder por debajo el pantalón laster negro con el que acompañaba mi vestuario, algo muy útil cuando se entraba en batalla. 

Ya sabía qué íbamos a hacer y paseaba de un lado a otro de mi habitación de la Potter Black, parándome de vez en cuando en mirarme al espejo y atusarme alguna arruga inexistente de la falda. Adoraba aquellas enormes flores rojizas que parecían desprender aroma propio, un vestido de alta costura de un diseñador español de mucha fama. Me sentía bien con él, lástima que no lo iba a poder lucir mucho en cuanto comenzara el ataque.

Los tacones de las botas apenas hacía ruido aunque seguro que acabaría gastándolos si no entrábamos pronto en acción.  Volví a suspirar y comprobé, por enésima vez, que mi máscara estuviera en el bolsito de mano rojo de lentejuelas, a juego con el vestido, que iba a llevar a la Gala de Beneficiencia. Lo bueno es que no habría problemas en entrar. Casi todo Ottery había recibido una invitación para aquella gala y, por supuesto, yo llevaba la mía encima. Me contemplé de nuevo en el espejo, justo cuando sentí la llamada de Arya. Sonreí, me miré las botas oscuras que para nada pegaban con la belleza de vestido que llevaba puesto (menos mal que no se veía bajo la falda acampanada) y desaparecí de mi mansión.

Aparecí en el exterior. La noche era estrellada y agradable. En sí, era una buena noche para que se juntara la "aristocracia" de Ottery y celebrara una fiesta. Entré con tranquilidad en los jardines. Como había previsto, no tuve ningún problema en adentrarme dentro del castillo Triviani, saludando levemente a los que miraban mi pelo violeta y murmuraban algo sobre la antigua ministra...

Idi...páticos... Ya veríamos si susurrarían cuando acabara la matanza.

El movimiento de La Marca en el omoplato derecho me hacía cosquillas y me hacía sentir el placer adelantado de saber lo que iba a ocurrir. Caminé despacio por el camino hacia el interior, aunque me escabullí hacia uno de los hermosos matorrales y, detrás de uno de ellos, me agaché, me quité la falda de flores por la que todos recordarían a Sagitas y la puse dentro del bolsito de mano. Saqué la máscara y mi rostro se transformó. Nemétona aparecía justo cuando aquella máscara maldita en forma de búho tocaba mi piel. El pelo se transformaba en negro oscuro como la profundidad de una caverna y ya nadie podría reconocerme como la mujer que era. Además, no era fácil quitármela, así que no se caería en medio de la batalla. El Morsmodre lució, hermoso, en el cielo sobre los jardines.

Varita en mano e ignorando los primeros grititos al vernos aparecer, accedí con rapidez al enorme salón donde había mesas con comida que pronto volaría por los aires. Una pequeña banda amenizaba la Gala y los miembros que estaban allá dentro, realizaban pujas por algo que yo aún no veía. Sonreí, mi rostro se había transformado en una mujer fría que dudaba entre matar primero o romper algo antes. Saludé a Arya, a quien reconocía entre todos los presentes y busqué a mi sobrina Ada. Estábamos presentes. ¿Nos dejarían comprar algo?

[Cissy Macnair]

Sé que alguien me había sacado de la mansión Burke, pero no había sabido quién hasta que desperté en la Fortaleza Oscura rodeada de Discípulos de Nosferatu, todos ellos trabajando en mi cuerpo maltrecho. Me dolía cada parte de mi ser de una forma absurda y, por momentos, sentía que mi alma estaba fuera de mi cuerpo. Aún así, horas más tarde, mi Maestro me dijo que podía marcharme y, aún llena de vendas, abandoné la biblioteca rumbo al salón comedor de la Fortaleza. Mi mirada se cruzó con la de Mael, tan golpeado como yo pero también lleno de vendas y ungüentos. Bajé la cabeza en señal muda de respeto por su valiente actuar en el castillo Burke y seguí mi camino. Horas más tarde, Kamra me informó que había sido él quien, con sus últimas fuerzas, había retirado mi cuerpo de los jardines, sangrando.

Pasé todo el día merodeando por la arena de combate. Aunque me decían que lo tomara con calma, sabía que había tenido varias fallas y quería mejorar. Por eso, cuando dos horas más tarde, apenas entrada la noche, sentí el ardor de nuevo en la Marca Tenebrosa, algo se encendió dentro de mi cuerpo que pegó un tirón. El día de ayer no había sabido quién me estaba llamando, nunca antes había hablado con Mael y por eso todo había sido raro. Pero ahora, la forma en que el calor de la marca picaba era indefectiblemente un llamado conocido y, podría decir, hasta esperado. Sabía que a otros de menor rango los pondría de rodillas antes de obligarlos a obedecer, pero a mí me llenaba de energía y, aunque mi cuerpo dolía, no podía ignorar su pedido.

Aparecí afuera del Castillo Triviani. Era de noche y parecía que se estaba llevando a cabo alguna especie de reunión en el lugar, desconociendo por completo de qué se trataba, sólo que el bullicio parecía querer inundar los jardines donde me encontraba. La máscara plateada cubría mis facciones y dejaba a la vista mis ojos color verde esmeralda que brillaban con sed de retomar la fallida batalla del día anterior. A mi lado pude ver a @ Altaira Ashryver Delacour , Heda, con su característica máscara y sus ojos jóvenes, mirando alrededor. Era una joven que parecía ser muy obediente y leal, eso me gustaba, necesitábamos gente así.

-Buenas noches- la saludé, mi voz distorsionada por la máscara. Shember en mi zurda parecía vibrar de emoción, quizás habiendo reconocido a quién íbamos a secundar en aquella ocasión.

Acomodé mi traje negro de batalla, ceñido al cuerpo de tal forma que parecía que no tenía ropa interior (o quizás no la tenía, lo dejaría a la imaginación). Las botas negras con punta metálica cubrían mis pies de forma segura. Momentos antes, en la Fortaleza, había estado entrenando arduamente y no había querido cambiarme; si iba a llenarme de sangre que fuera con aquella vestimenta. Agité la cabeza y el cabello largo y lacio recogido en una cola alta se movió como cascada por mi espalda.

Miré al cielo. La Marca Tenebrosa brillaba en tonos esmeraldas y nos iluminaba.

[Lisa Weasley Delacour]

Einar

 

El Van Halen se rasco la frente mientras observaba su reflejo en la habitación que ocupaba en la mansión Delacour. Le dolía verla tan vaciá, al igual que la casona. Aquella propiedad, hacia algún tiempo, había estado llena de risas, bromas e incluso celebraciones. Ahora, por culpa de muchos, estaba oscura y en silencio. Maldijo por lo bajo ante aquella sensación. No le gustaba sentir odio irracional, pero no podía evitarlo. No solo le habían hecho daño a una familia, sino a un bando, a una ciudad, a todo un país.

Con la perdida de Mei, Londres se había quedado huérfano y aunque ahora la Orden parecía volvía a florecer. No era ni la sombra de lo que fue. Se alegraba en demasía de poder haber hecho frente ayer a uno de sus mayores escollos; combatir contra los que era leal para que sus congéneres tenebrosos lo respetasen mas aun. Había ocultado tanto su personalidad que quien lo debía considerar un héroe que ahora lo miraban con odio. No podía hacer mucho, su entrenado cuerpo y sus múltiples conocimientos lo hacían un rival casi imposible de batir, fuese o no aliado. Estaba por acostarse, cuando de nuevo, la marca ardió.

¿Alguien le podía decir a aquellos oscuros seres que existía un horario decente para el cual atacar? Le asombraba el hecho de que siempre fuesen en momento absurdos. Bueno, también, que iba a esperar de los seguidores de Voldemort. Con el cambio dentro de la cumbre tenebrosa, todo parecía estar mas activo. Quizás muchos de ellos necesitasen la aprobación de la nueva mandamas o simplemente tal vez esta era aun mas macabra que su antecesor. No se lo iba a preguntar, pues Luca sacaba de aquello mucho en beneficio propio. Sus estrategias estaban dentro de lo aceptable y sus dones también. Simplemente tendría que averiguar quien o que era su próximo objetivo y así lo detendría desde las sombras y basándose en datos correctos.

Se puso lo que normalmente usaba, un pantalón de vestir oscuro y un jersey de cuello alto de una tonalidad roja. Siempre elegante. Bien podía ir a una gala de premios como a su propia muerte. Era lo bueno que tenia ser parte de la realeza. Sus zapatos resonaron en el pasillo al tiempo que este y envuelto en una estela negra, desaparecía de los terrenos de su familia para hacerlo en las afueras del castillo Triviani, una obra de arte italiana. Estaba exactamente a doscientos metros del muro exterior. Sin mascara y con un semblante serio. Aquel poder que tenían de convocación los mortifagos era como un gps mágico divino. Conocías todos los detalles antes incluso de llegar al evento en cuestión. Miro al cielo y se adentro, traspasando la valla hacia el verde jardín principal. Este contaba con un enorme estanque frente a la puerta principal. La belleza de la naturaleza era imponente.

La edificación brillaba y había una energía especial, parecía que dentro de la misma había una fiesta o algo similar. Con las mismas y viendo que no había nadie que le pidiese credenciales o invitación, avanzo hasta ingresar al lugar. Un camarero lo saludo y le ofreció lo que parecía ser una copa de champan. El dhampir agradecido se la acepto y continuo hacia donde salían todos los murmullos y se podía sentir la expectación del publico. Una rápida mirada fue suficiente para localizar a su “hermana” pequeña. Aquella fémina de culo inquieto que se había convertido en un pilar fundamental para la regente de Rumanía y para el mismo en cuestión de menos de dos años. Puso los ojos en blanco, ahora no solo tendría que “atacar” como servidor de la oscuridad, sino que tendría que evitar males mayores a los de la orden, en caso de que apareciesen, mas aun proteger y defender a su familiar, la cual siempre estaba metida en jaleos sin siquiera saberlo,

Sin previo aviso y olvidándose de sus modales, agarro a Kamra del brazo y la arrastro por el pasillo, sacándola de la multitud y llevándosela a los baños mas cercanos. Seguramente algunos pensarían que eran dos amantes apasionados en busca de un lugar alejado, pero solo el tenia constancia de que iba a pasar allí y no iba a permitir, vamos ni por asomo, que la Ashryver estuviera por el medio, aunque esta y sin duda, sabia bien defenderse, pues el mismo la había entrenado – Tienes que irte – Fue su grandilocuente frase y esperaba que la chica le hiciese caso, pues su voz había sonado mas ruda de lo habitual, como si esta fuese una orden.

 

 

 

 

[Ada Camille Dumbledore]

La verdad la gala se había tornado aburrida, había ganado un premio pero no era posible que aún no hubiera bailado, mi hermano había abandonado toda atención y yo apenas podía mantenerme despierta. Habían iniciado otra subasta, pero no era posible que participaba, nada me interesaba en realidad. Fui hasta una de las mesas donde estaba la comida y probé algunos canapés, tomé un copa de champagne y me aísle hacia una de las sillas que estaban hacia los jardines. Tome un largo trago de mi copa y suspiré de la quietud en que estaba todo. Me quedé de pie recargada en la pared mirando a lo lejos la subasta, la verdad es que la viceministra era una joven muy linda. Tenía cierto delirio por las pelirrojas y me hacia pensar en Shelle, la Gryffindor había regresado a Dinamarca y definitivamente no había indicios que regresará.  Lo pensaba bien y seguro me había casado con ella, le había propuesto matrimonio una vez pero jamás llegamos a nada más y eso había quedado en el tiempo.

Pará mí futuro amoroso solo esperaba que llegara alguien dulce y especial y era lo que merecía, porque si algo me gustaba en una relación era estar con alguien a quien pudiera entregarme por completo.
Sentí entonces el escozor y el fuego sobre el tatuaje de la marca tenebrosa y me arquee con placer al sentirlo, la mirada y la sonrisa que salieron de mi luego de eso fueron gélidas, espere haber que sucedía, me mordí el labio mientras observaba todo.