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Minerales elementales


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Goderic Slithering — Finalista — Eteria

— ¿Y desde cuándo se supone que respondes mis llamados?

Si bien el reclamo estaba justificado, puesto que en más de una ocasión no había llegado a su llamado, la realidad era que solo estaba fingiendo el reclamo pues entre tanto ajetreo e investigación, había olvidado completamente que había enviado un patronus llamando al resto de integrantes del Departamento de Tecnomagia. Bueno, parte de la culpa fue su mente dispersa y olvidadiza, pero la parte principal era la poca confianza en que tenía a que su llamado rindiera frutos cosa que, por cierto, no estaba muy lejos de lo que había pasado en realidad.

Se sorprende -aunque no entiende porqué no lo pensó antes- al notar que Emily también tenía un mineral proveniente de Eteria. Utiliza el Cantar de Eleboro para recuperar su vista dañada por el extraño y poderoso resplandor proveniente del mineral. Goderic voltea su cabeza para mirar a su propio mineral encerrado en aquella especie de trampa para hamster. Se encontraba quieta. Inusualmente quieta. El sentimiento que le da es que se encuentra en trance, como si su llamado fuera escuchado.

¿Escritura? Observa la base del mineral y se da cuenta que hay un escrito en ella. No puede evitar pensar en la frase que había escuchado de su propio mineral hace minutos atrás. ¿Acaso el mineral había transcrito el mensaje? Puede reconocer parte del escrito pero no sabe qué significa, ni el idioma, ni nada. Solo sabe, de alguna forma, que tanto el diálogo previo como la escritura tallada son la misma.

No, no sé lo que dice.— hace una leve pausa para evaluar cómo decir su sugerencia sin terminar ofendiendo a la bruja.— Creo que nuestros minerales hacen algún tipo de resonancia y no creo que sea algo que podamos controlar. Lo mejor es separarnos en diferentes habitaciones e investigar...

» Es más, creo que no solo debemos investigar sino crear. Según los recuerdos de Haiyara, solo uno de los minerales era real y la fuente de poder que permitió el desarrollo de Eteria. Imagino que una de estas -o ambas- son réplicas creadas por sí mismo para mantenerse seguro de algún posible predador o los Elevados o qué sé yo.

» Creo que el mismo mineral reconocía su vulnerabilidad y trató de protegerse. El problema es que no sabemos si podemos protegerlo ni mucho menos protegernos de lo que sea que lo pusiera en riesgo. Así que... ¿por qué no lo refinamos? Si convertimos el mineral en algo distinto es probable que lo que sea que pueda estar detrás de él pierda su rastro. Además, podremos descubrir fácilmente cuál es el real y cuál es la auto réplica, pues solo el real tendría el poder suficiente para crear un objeto de poder real. Por el contrario, el falso, seguramente, tendrá que volver a su forma original.

Trataba que su diálogo -más similar a un monólogo-  fuera lo más explicativo posible para no herir alguna susceptibilidad de “¿me llamas y ahora pides que me vaya?” pero espera que su verborrea fuera suficiente para poder distraerla de aquel hecho y se pudiera enfocar en lo importante. Sentía un leve malestar ante la ausencia de Hobbamock y Ellie. El primero, por sus poderes de paladín que eran expertos en metalurgia y sin duda sería útil en el tratamiento de un mineral. Por su parte, Ellie era experta en artilugios mágicos, por lo que podría ayudar en la planificación y creación del objeto que desearan. Sin embargo, no los culpaba y solo se enfocaría en sus propios conocimientos y en su propio poder.

Parece que estaremos solos. Mucha suerte con la manipulación de tu objeto. No me decepciones... Cualquier cosa nos vamos comunicando con el espejo comunicador, aunque si quieres te quedas y vemos qué armamos o qué nos depara el destino.

Editado por Goderic Slithering

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Mica Burke — Finalista — Plaeria

-  Mansión Gryffindor- 

La tormenta frente a sus ojos parecía tan solo volverse más intensa, agravarse. Los terrenos de la Gryffindor de seguro tardarían bastante en recuperarse luego de tanta agresión natural. Aunque ¿se estaba extendiendo? La tormenta, lejos de retroceder, parecía volverse más y más extensa. Pronto, toda la zona estaría dominada por la tempestad. ¿Acaso alguien más sabría el origen? Empezaba a sospechar que Mael estaría implicado ¿qué buscaba? La Burke lamentó no saber sobre meteorología, sin embargo, estaba segura de que no era algo “normal” en aquella época.

La voz de Mael la llamó a la realidad, comprendió que para el mortífago su elección de transporte podría resultar poco acertada, pero ella se sentía más segura en el aire que en la tierra, o al menos así era desde que se había atrevido a inmiscuirse en el Quidditch. Bajó a tierra, comprendiendo que, de todos modos, no era lo más sensato. Si bien volaba con maestría, también la utilizó para un calmo aterrizaje.

Desatendió a la advertencia de Mael ¿Cómo se atrevía a pretender que no se acercara? ¿Estaba loco? ¿Creía que ella sería capaz de dejarlo en medio de aquel tremendo lío? ¡No! Claro que eso no estaba en sus planes.

Una visión pasó entonces por su mente, la adivinación no era su mejor aliada, por eso estaba intentando mejorar su videncia… pero la imagen de ella, tirada en el lodo que empezaba a formarse, el cual se mezclaba con su sangre. No fue algo bonito para ver, así que intentó dejarlo atrás enseguida. Pensó que estaba solo alucinando. Tal era el caos…

Las Artes Oscuras, estaban claramente presentes en el lugar. Conforme avanzaba empezó a notarlas, las conocía. También conocía sobre maldiciones, pero de eso no se trataba, al menos no era lo que causaba tal tormenta allí. Notó que Mael intentaba recubrir su esfera con hechizos ¿acaso sospechaba que venía por eso y no a asegurarse que estuviese bien? El muchacho no tenía arreglo. Sonrió, no pudo evitarlo, le generaba cierta ternura.

Escuchó una explosión ¿qué estaba haciendo? Pero una voz a sus espaldas la obligó a darse vuelta, la reconoció antes de verlo: Ludwig, una de sus personas de mayor confianza. Dio unos pasos hacia él, segura de que si estaba allí era para ayudar con tremendo caos que presenciaban ambos. Estaba feliz de verlo, pero él no pareció sentir lo mismo.

El rayo que viajó hacia su pecho fue inesperado, las heridas se abrieron al instante y la sangre empezó a brotar. Se sintió hacer en el suelo, haciendo real la imagen que hasta entonces había estado solo en su mente. La esfera que tenía en su mano cayó, libre de su agarre y rodó, rodó hacia el sitio en que la tormenta se intensificaba. Fue así como ambas esferas de Plearia parecieron atraerse como imanes, una víctima de tal explosión ¿cómo estaría? No lo sabría desde allí, y otra parloteando en idiomas ininteligibles para su “dueña”. ¿Estaría susurrando para calmar a su “hermana”?

El caos se detuvo y los ojos de la Burke se cerraron.

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Mordred Deschain – Finalista – Vulkos – Controlando a Ludwig Malfoy
Mansión Gryffindor

Tomando con violencia la sangre de la segunda persona – Mica Burke.

La sangre de su amiga comenzó a brotar y a teñir los jardines que a duras penas se mantenían con vida, la cara de la Burke era una mezcla de confusión y decepción pero a Ludwig eso no le afectaba, tampoco le había causado importancia el clima tan desolador que se estaba desarrollando en los alrededores, el solo quería cumplir las órdenes de su amo por lo que en cuanto vio a la chica tendida en el suelo lo primero que hizo fue sacar el mineral que Mordred le había encargado para dejar que
la sangre de Mica lo tocara. En cuanto esto ocurrió nuevamente se llevó a cabo el mismo efecto, la roca se encendió en un rojo brillante y un sonido majestuoso se llegó a escuchar a lo lejos. Estaba un paso más cerca de cumplir la misión que el Deschain le había encargado.

Guardó la roca en su bolsillo y se dispuso a emprender la marcha hacia el Castillo Haughton para acabar con Cillian no sin antes percatarse de la roca que había sido soltada de la mano de Mica ahora rodaba hacia una gran tormenta, Ludwig intentó agarrarla pero se le salió de las manos, era como si fuera atraída por una poderosa fuerza. Mordred inmediatamente identificó el mineral de algún otro planeta, debía poseerlo también. 

-Antes de que nos vayamos – dijo Mordred oculto en la capa de invisibilidad – recupera la conciencia Ludwig, quiero que seas testigo de lo que has hecho – entonces la ilusión se rompió, Ludwig abrió los ojos y miró a su amiga tendida, desangrada al borde de la muerte.

-No, no, no, por favor no, perdóname Mica, tienes que despertar – dijo Ludwig mientras tomaba la cabeza de Mica y comenzaba a llorar pensando que había muerto –
epískey, curación – dijo esperando que sus hechizos funcionaran sin embargo no pudo ver si sus efectos habían surtido efecto pues nuevamente Mordred había tomado el control con el Obedire.

Ludwig se levantó y dejó el cuerpo inconsciente de Mica para seguir con las órdenes de su amo el cual quería a toda costa obtener aquel mineral que se había ingresado al área donde la tormenta azotaba con más fuerza. Tuvo que hacer uso de sus conocimientos en
meteorología para poder controlar un poco el viento que azotaba con toda su fuerza. No entendía el motivo de aquella tormenta, era como si un gran poder se estuviera formando ahí mismo y mientras más se acercaba más difícil era avanzar.

Entonces finalmente la vio iba rodando hacia otro mineral el cual parecía ser el centro de aquella ola de destrucción, eran dos minerales juntos y si Mordred los quería Ludwig se los daría. Volvió a hacer uso de la
meteorología y pudo entonces contener la tormenta un poco más para poder escuchar con fuerza lo que las piedras decían en un idioma extraño. Tuvo que usar su conocimiento en idiomas pero no se trataba de ninguna lengua proveniente de la tierra por lo que le fue inútil entender lo que decían. 

Sabía que le sería muy difícil poder llevarse esos minerales debido al poder que emitían pero debía intentarlo, la posesión de Mordred le impedía ver más allá o pensar en las amenazas del exterior. Estaba a tan solo unos metros de las rocas que no se percató de la presencia de Mael quien lo observaba desde el momento en que decidió atacar a Mica, fue gracias al
anillo detector de enemigos que finalmente se dio cuenta, levantó la cabeza y dio un paso atrás.

- Aléjate, ahora éstos minerales me pertenecen – dijo desafiante hacia Mael, su mirada seguía en un trance, sus pupilas estaban totalmente opacabas pero sus ojos no dejaban de llorar, una batalla estaba a punto de llevarse a cabo.

 

@ Mael Blackfyre  @ Mica Burke

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Cillian dejó escapar un largo suspiro, comenzaba a sentirse cansado, pero justo en ese momento alguien llamó a la puerta. ¿Ludwig? Esperaba que así fuera, aunque sabía bien que era casi imposible ya que su prometido no necesitaba llamar a la puerta. Salió de la habitación y camino lo más rápido que el cansancio se lo permitía solo para terminar encontrándose con Benjamín Whisper, ¿qué hacía ese hombre en su hogar?

No tardó demasiado en descubrirlo, el mago parecía bastante molesto.

- Lo siento… -murmuró, no sabía exactamente que debía decir. Había ocultado su enfermedad durante meses, intentando así continuar con su vida de forma normal, por lo cual había aceptado sin dudarlo varios compromisos que justo ahora no tenía fuerzas para cumplir-. Creo, creo que debí informarles sobre todo esto…

Aún continuaba un poco confundido ante aquella visitaba y lo único que quería era pedirle a Whisper que se retirará y lo dejará descansar, pero… ¿Qué ganaría con todo eso? ¿Qué ganaría con encerrarse en su pequeño mundo esperando a que su príncipe encantador viniera a rescatarlo cuando todo allá afuera estaba de cabeza? Podía escuchar como la lluvia se volvía cada vez más fuerte.

- Estoy enfermo, Whisper. Hace meses que lo estoy y creo que no me queda demasiado tiempo -no sabía si realmente tenía que dar aquel tipo de explicaciones, pero en ese momento ya no le importaba-. ¿Estas aquí por todo este lío que ha comenzado durante la Gala de San Valentín, cierto? Yo estuve ahí.

No sabía si él también había asistido a la gala, pero aún cuando no lo hubiera hecho lo más seguro es que con su nivel de acceso a la información estuviera mucho más informado que él mismo. ¿Debía invitarlo a tomar una taza de té? No, no tenían tiempo para ese tipo de tonterías, seguramente Whisper tenía demasiadas cosas encimas.

- Fui transportado a dos de los cinco mundos de los que se hablan… Y esos mundos, eso mundos tenían algo bastante especial y me han ayudado un poco en cuanto a mi condición, creo que es por esa razón que aún sigo con vida. Pero la enfermedad sigue ahí, continúa avanzando…

Y esa era la razón por la que Ludwig se mantenía alejado, su prometido estaba intentando incansablemente el encontrar una cura para su enfermedad, así como también la razón por la que él hubiera estado desaparecido durante las últimas semanas.

- Pero, creo que no tiene caso que continúe aquí encerrado sin hacer nada así que… ¿Qué es lo que debo hacer?

@ Rory Despard

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Dos han rastreado uno de los minerales hasta algún punto del océano Pacífico, pero dicen perder el rastro en las proximidades del archipiélago de Chiloé. Otro se encuentra en Ottery; ha presenciado la aparición de una repentina tormenta por toda la zona residencial. Los demás siguen con la búsqueda.

Eric me daba aquella primera actualización de lo que los rastreadores habían logrado averiguar en apenas unas horas. Dos humeantes tazas del segundo café negro de la mañana reposaban sobre mi escritorio, lleno de papeles y un mapa en el centro, donde íbamos marcando localizaciones, realizando anotaciones en los márgenes. Un cuaderno de tapas negras estaba abierto sobre este con un párrafo a medio escribir. La pluma estilográfica descansó bajo mi mano cuando alcé la vista hacia el secretario.

¿Crees que la tormenta de Ottery está relacionada con el huracán de la primera planta?

— ¿Se sabe el lugar exacto que la ha podido originar?

El rastreador está lidiando con el temporal, pero cree haber visto una especie de cúpula conteniendo "algo brillante y vientos desenfrenados" en unos jardines que bien podían pertenecer a la familia Gryffindor.

— Entonces, ¿tú que crees, Eric? ¿Son las rosas rojas... Rojas?

Mi afilado y soberbio comentario pareció molestar al hombre, y con razón. Hizo una mueca con la boca y suspiró profundamente. Estaba frenando las palabras que se le agolpaban en la garganta para no contestarme de mala manera. Tampoco me hubiera importado que lo hiciera; estaba en todo su derecho. Finalmente pareció recomponerse y acertó a decir:

Tenemos que ir a Ottery.

— Tenemos que ir a Ottery —confirmé, con una sonrisa satisfecha.

Eric dudó unos instantes cuando hube recogido todo para dejarlo a buen recaudo en uno de los cajones sellado mágicamente y me dispuse a salir del despacho, con la capa ya sobre mis hombros.

También he escuchado en la radio que unos muggles han abierto fuego en Stonehenge. En principio está todo bajo control, pero se esperan más altercados.

— Pues que los esperen. ¿No están los departamentos de Seguridad Mágica y Accidentes perimetrando la zona y protegiéndola? —pregunté, convencido.

—afirmó Eric.

— Entonces estoy seguro de que serán capaces de resistir.

No quería sobrevalorar la labor de ambos departamentos, pero no podíamos hacer allí mucho más de lo que ya se estaba haciendo y tratar de dar con uno de aquellos minerales y su propietario era prioritario frente a cualquier otro asunto. Y más cuando parecía que Mael no tenía el control sobre lo que aquella esfera era capaz de causar.

— Vamos Eric, tenemos que llegar hasta uno de esos minerales y su dueño antes de que cualquier organismo se lo quite y el desastre pueda ser aún mayor.

El hombre asintió y ya por fin habíamos abandonado el despacho, dirigiéndonos hacia los ascensores, cuando al abrirse las puertas del que esperábamos, un memo con forma de avioncito de papel me dio directamente en la cara. Chasqueé la lengua molesto y lo abrí con un profundo suspiro.

— mier**.

Eric me miró sorprendido por mi franca expresión. Solía mantener bastante las formas cuando me encontraba con mis empleados de la oficina; quisiera o no, el Ministerio todavía se cubría con capas y capas de protocolos, etiquetas y formalidades, algunas de ellas bastante arcaicas, y siempre era mejor mantenerse dentro de los márgenes que determinaban el "correcto comportamiento de un alto cargo ministerial". Imagen, siempre la imagen sobre todo lo demás. No me disculpé ni dije nada más. Le pasé la nota al secretario para que la leyese.

Me citaban en el despacho del Ministro lo antes posible.

Voy a Ottery, te mantengo informado —dijo Eric, sin pensarlo dos veces.

Aquella iniciativa por parte del hombre me agradó, aunque me preocupaba bastante que fuera solo y le pasara algo o pudieran descubrirle. Sin embargo, no teníamos tiempo que perder.

— Ten cuidado, Eric. Sé discreto.

El hombre me miró fijamente con sus ambarinos ojos y asintió, desapareciendo por las escaleras. No quiso ni esperar a que llegara otro ascensor para él, dejándome que cogiese yo el que ya estaba ahí para ir a la primera planta. No tardé en llegar frente a la puerta de las oficinas del Ministro. Toqué con los nudillos un par de veces, esperando a ser atendido. «Tanto tiempo sin vernos y vaya un momento para citarme, Rory», pensé tratando de apartar de mi cabeza todo lo demás. Confiaba en que el ahora Ministro de Magia no cometiera la indecorosidad de usar ningún tipo de habilidad como la legeremancia, pero a falta de oclumancia con la que poder proteger todo lo que pasaba en aquel momento por mi cabeza, tenía que evitar que lo ocurrido rondara por ella a toda costa.

Llamé a la puerta con dos golpes. Ah, espera... Si ya había llamado.

 

@ Rory Despard

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✤ Viajero de la noche ✤

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Emily Karkarov - Finalista - Eteria

Camina por Ilvermorny como si fuera algo de todos los días. Supone que la mejor estrategia para no ser notada mientras va hacia su laboratorio de fabricación es actuar con naturalidad, aunque ni siquiera sabe si es “raro” que alguien esté a esas horas en los laboratorios. Se supone que es seguro, pero nunca podría estar segura al cien por ciento de que no hubiera personas rastreando los minerales y que, de alguna forma desconocida, hubieran hallado su ubicación. De todas formas, es el único lugar que al que se le ocurre ir desde que Goderic le pidió, muy poco sutilmente, que se fuera de su barco. Emily dejó que hablara por si le daba información que le sirviera y cuando terminó solo guardó su mineral, le deseó suerte y desapareció sin decir más.

El laboratorio está exactamente igual como lo recuerda, con las paredes en gris y un único candelabro como iluminación de toda la estancia. No había estado allí hace mucho tiempo, pero le alegra poder llenar los estantes con los últimos grimorios que había conseguido -Ilvermorny y Slytherin- que saca del monedero de piel de moke. Cuando cierra la puerta, luego de poner todos los hechizos de protección que se le ocurren, pone sobre la mesa la esfera del mineral, que no ha vuelto a mostrar señal de tener algún poder en particular.

Lo examina por un momento con una lupa, tratando de revisar a mayor detalle la escritura en la base de la esfera. Reconoce patrones que se repiten cada tres letras -o lo que cree que son letras- pero sin saber como las puede traducir o interpretar reconocer patrones le parece inútil. Si lo piensa bien, y si la información que le había dado Goderic era cierta, probablemente toda su investigación también podía ser inútil. Honestamente, el primer curso de acción que ella hubiera tomado sería juntar todos los minerales y ver qué pasaba. Si efectivamente podían fusionarse o, estando juntos, tal vez el verdadero poder del mineral original saldría a relucir.

Empieza a buscar entre los grimorios por si hay algo que pueda ayudarla, pero se distrae viendo el pensadero, quizás no encuentre respuestas en el presente, pero si revive lo sucedido en Eteria, podría encontrar pistas que la ayudasen. Toma la varita mágica y lo pone en su sien, extrayendo los hilos de pensamientos, depositándolos con cuidado en el recipiente.

» Llegando al planeta nota que los colores son más brillantes, el agua más cristalina y el aire increíblemente puro, como si estuviera viendo por primera vez cosas que ya conoce. La tranquilidad había durado solo unos minutos, demostrando que el poder del planeta radicaba en la creación. Una criatura simple como un cocodrilo había sido la primera manifestación de los pensamientos de uno de los miembros del grupo, seguido por pensamientos mucho más turbios que no valían la pena recordar. Algunos habían logrado mantener a raya la creación descontrolada a su alrededor gracias a la oclumancia, creando barreras mentales. De cierta forma, era como si el planeta fuera un legilimante no tan efectivo, pero con la poderosa habilidad de hacer realidad los pensamientos que lograba robar.

El primer recuerdo termina y Emily vuelve a ver la esfera, como si la examinara por primera vez. Si el planeta tenía ese poder, ¿tendría el mineral proveniente de ella un poder similar? Creía ya tener una forma de averiguarlo.

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Goderic Slithering — Finalista — Eteria

«Mujeres»

Murmura meneando la cabeza en señal de desaprobación. Claramente la bruja se había molestado a pesar de sus intentos de comunicar justificadamente su dicho, además ni siquiera la había botado del barco sino solo le había pedido que se separaran de habitación. El barco había sido modificado hace tiempo por Goderic para hacer sus habitaciones internas más amplias con magia de extensión y, varias de ellas, estaban equipadas con la misma tecnología que encontraría en su laboratorio de Ilvermorny para poder permitir a todos los miembros de su grupo cercano contar con su propio estudio de investigación en caso de ser necesario.

Enfocándose en lo importante, prepara todo el ambiente para la acción que está por realizar. No es su primera vez realizando investigaciones o “jugando” con cosas desconocidas, pero si era la primera vez creando un objeto mágico y más uno a partir de un mineral desconocido que parecía tener vida propia. Por lo mismo, invoca su sombra con su poder Umbra para contar con un asistente confiable. Sí, no podría utilizar magia pero sí podría prestar sus manos para apoyarlo y tareas pequeñas como, por ejemplo, sostener la esfera con el mineral para que no se escape.

Utiliza su conocimiento de Poder destructivo, una combinación en rápida sucesión de Reotak y Zeul, para destruir la esfera que protegía al mineral. Al instante siente una oleada de poder que lo aturde y causa un escalofrío que recorre su espalda. «Quizás esto no fue tan buena idea» piensa sin notar que sus manos y espalda comienzan a sudar. Sin embargo, mantiene su mente enfocada en los próximos pasos a seguir. De su monedero de piel de moke, saca un sin número de pociones que podrían servirle en caso de que las cosas se descontrolasen, incluyendo la Poción Agudizadora de Ingenio que toma para mejorar sus capacidades analíticas y conseguir un buen producto final.

Nuevamente utiliza los conocimientos y poderes de la Orden Oscura. Gracias al contínuo entrenamiento en el Control de energía psíquica, no le es demasiado difícil utilizar a la vez la Fragoquinesis y la Escendia lo que le permite tener un control celular y atómico del mineral. Si bien no era un buen herrero como los paladines, si es capaz de entender sus bases y gran parte del proceso de forjado se había reducido gracias a sus habilidades de controlar, moldear y destruir la materia a nivel atómico. El resultado de su constante manipulación fue convertir el material del éter en una especie de mercurio -también conocido como plata líquida- aunque de color tornasol.

Siente algo de culpa de destruir al mineral que hasta apenas unos minutos atrás había demostrado características de vida. Sin embargo, entiende que el mineral podría resultar peligroso y que era muy probable que no estuviera realmente vivo. Además, la energía que había sentido hace minutos no era algo que pudiera dejar libre pues de caer en manos equivocadas ocasionarían gran daño a la vida. Lo mejor era convertir aquella energía y poder en algo que no causara daño en caso de ser robado...

«Espera...»

¿¡Y si un componente del objeto creado es el Amuleto anti robo!? Para ser sincero, Goderic hace tiempo que poseía los poderes y conocimientos del libro de los Ancestros pero nunca había utilizado el amuleto antirrobo a pesar de contar con pertenencias a las que desearía proteger con todas sus fuerzas. Quizás por olvido, quizás por descuido. Sin embargo, de poder integrarlo al nuevo objeto, podría asegurar que el propio objeto nunca sea robado y le perteneciera únicamente a él o a quien se lo entregase voluntariamente. Lo saca de su monedero de piel de moke y lo coloca sobre la mesa en la espera del resto del proceso.

Luego de aquellos preparativos y manejos del mineral solo faltaban los dos pasos más importantes: decidir la funcionalidad del objeto y la creación de éste. Ya contaba con los materiales bases necesarios para la construcción, solo debía continuar. Respira profundo y bebe un sorbo de poción herbovitalizante para recuperar las energías. Utilizar magia de aquel calibre no era algo sencillo, no solo en su nivel de energía sino también en su resistencia mental. Sin embargo, sabe que no es tiempo para descansar.

— Y bien... ¿qué haré contigo?

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Mael Blackfyre — Finalista — Plaeria

Mansión Gryffindor

La tormenta que se había desplegado en todo el territorio de la mansión Gryffindor era realmente fuerte. La única diferencia es que el obsistens que había creado rodeando al mineral, había ayudado a contener la destrucción que acarreaba aquel objeto extraterrestre. El suelo aún seguía vibrando y la lluvia caía densamente por todo el pueblo. A ésa altura, estaba totalmente empapado y la visión molestaba un poco. Mica no daba marcha atrás y entendería que de ahora en más, la joven siempre iba a estar, a causa del juramento. Traté de no preocuparme por ella y enfocarme en el mismísimo mineral.

Pero entre el ruido del viento, el golpeteo de la lluvia y todo a nuestro alrededor, no me di cuenta que apareció una figura nueva donde nos encontrábamos. Y en ése mismo instante, tuve una visión. La Videncia era más fuerte en mí: una figura encapuchada con ojos blancos, miraba por encima de unas sombras que se ahogaban en sangre. No pude reconocer ninguno de aquellos rostros. Luego todo se transformaba a una leona durmiéndose lentamente, casi hasta desaparecer su respiración. Y por último, dos llamaradas devoraban un haz de luz más intenso que el sol. Y todo se apagaba. Cuando me di vuelta, vi un choque de chispas Chocando contra el pecho de Mica Burke, mientras ésta caía al suelo.

— ¡Mica! —poseía los conocimientos sobre las Artes Oscuras y sobre las Maldiciones para darme cuenta que algo le pasaba a Ludwig. Era él pero no lo era. Mi varita se encontraba aferrada entre mis dedos apuntando a un rubio que se agazapaba contra Mica, pidiéndole perdón y curándole las heridas que él le había provocado. Sus ojos. Claramente sus ojos estaban fuera de sí. Sin embargo, pensara lo que pensara, Mica y yo ahora teníamos un pacto que cumplir—. ¿Qué? Quita tus sucias manos y vete si no quieres morir ahora —la amenaza fue muy clara. Iba a pagármelas por haberse atrevido a tocar a Mica. ¿La bruja me haría caso la próxima vez? Estábamos en un momento problemático dentro del mundo mágico con aquellos minerales.

Avanzando lentamente, con mí varita apuntando a Ludwig Malfoy grité: ¡Fuego Maldito!

Dos águilas reales se materializaron y salieron despedidas de mi varita. Eran conformadas por llamas malditas que al leve contacto, prendería fuego completamente al mago, incluso provocando varias heridas. Para ése entonces, lo que me dejaba tranquilo es que en unos segundos de arrepentimiento, el chico había curado a Mica. ¿Qué le pasaba? Las barreras que había puesto para proteger mi mineral se habían disipado al concentrarme en atacar al chico. Éste no llegaría ni siquiera a tocar ni mi esfera ni la de Mica. El caos  empezaba a reinar en los terrenos de la Gryffindor. ¿Qué era eso?

@ Mica Burke  @ Ludwig Malfoy Haughton

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Mordred Deschain – Finalista – Vulkos – Controlando a Ludwig Malfoy
Mansión Gryffindor

Tomando con violencia la sangre de la tercera persona – Mael Blackfyre.

La tensión entre ambos magos era evidente, Mael amenazaba a Ludwig para alejarse lo antes posible pero a la vez lo miraba con inquietud pues parecía ser que de alguna manera entendía la razón de su comportamiento tan errático. Por su lado el Malfoy no podía dar marcha atrás, no se quedaría cruzado de manos hasta tener esos dos minerales y llevarlos ante Mordred – no me iré, tu deberías escapar si no quieres acabar como tu amiga – fue entonces que se pudo percatar que el Blackfyre había bajado sus defensas, posiblemente por la distracción del momento, era la ocasión perfecta para atacar, invocó su daga de sacrificio y vio como su oponente blandía su varita para invocar un hechizo oscuro.

-Immolo oppugnare – dijo a todo pulmón mientras se realizaba un corte en el brazo de manera profunda, su sangre comenzó a brotar pero pudo apreciar que la valiosa sangre de Mael también comenzaba a salir de su brazo. Lamentablemente el hechizo del mortífago era algo que ni Ludwig ni Mordred esperaban pues el fuego maldito no solo dañaría de gravedad al rubio si no también destruiría los minerales, se vio obligado a utilizar sus conocimientos de Defensa contra las Artes Oscuras para protegerse del fuego, sin embargo éste impactó en los minerales y en su cuerpo llegando a quemar gran parte de la superficie corporal del rubio.

-Nooooooo – gritó Mordred quitándose la capa de invisibilidad – los minerales – pero era muy tarde, ahora ardían de manera incandescente y con Ludwig mal herido sería imposible rescatarlos – Malfoy inútil, toma la sangre de ese mago y vámonos.

Ludwig, mal herido por la sangre perdida y las quemaduras del fuego maldito, se vio obligado a usar un episkey de emergencia y a aplicarse un poco de su remedio para quemaduras. Tenía que ser veloz y tomar la sangre de Mael que se había derramado al piso por lo que hizo uso del conocimiento control de energía interna de la orden oscura. Concentrando toda su energía que le quedaba realizó el phantom adquiriendo entonces una velocidad sobre humana, comenzó a correr tan rápido que en un instante se colocó frente a Mael, por un instante sus labios se tocaron debido a la cercanía, acto seguido Ludwig se arrodilló y con su lengua lamió la herida del Blackfyre para después regresar a la misma velocidad y colocarse a un lado de Mordred.

Sacó el mineral de Vulkos de su bolsillo, afortunadamente estaba intacto y colocó la sangre de Mael Blackfyre que estaba fresca en su boca. La roca de inmediato volvió a adquirir aquel brillo singular, con ésta eran tres los donadores de sangre, y ahora solo faltaban cuatro. Por mucho que quería quedarse a terminar aquel enfrentamiento, su prioridad era conseguir más donantes por lo que con su varita dijo – fulgura nox – creando un portal hacia el castillo Haughton donde recuperaría energías y obtendría la sangre de Cillian – nos volveremos a ver – dijo antes de dar media vuelta y desaparecer finalmente.

 

@ Mael Blackfyre  @ Mica Burke  @ Cillian Haughton

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Mica Burke — Finalista — Plaeria

- Mansión Gryffindor-

Todo se había apagado alrededor de la ¿Burke? ¿Gryffindor? Aún no decidía quién era realmente. Su apellido de crianza la definía, sin dudas más, que el que había adoptado recientemente. No había logrado aún sentirse una “Burke”, ni siquiera sabía muy bien qué sentir al respecto. Se suponía que era una identidad que lograrían definir poco a poco de la mano de su esposo, pero él no tenía tiempo para eso. ¿Qué eran los Burke entonces? ¿Almas solitarias? ¿Almas devotas a su trabajo y sus obligaciones? No había forma de que alguna de esas cosas terminara siendo positiva, no para ella. ¿De qué servía tal devoción si quienes amamos están a punto de perder la cordura por nuestra ausencia a su lado?

Elvis. Con Elvis había pasado eso. Pensó, sintiendo que lágrimas empezaban a recorrer sus mejillas. Su familia, la familia que recordaba, nunca hubiera dejado solo a ninguno de sus miembros. Sin embargo, había sucedido. De seguro su mellizo se habría sentido en forma muy similar a como se sentía ella entonces. ¿Acabarían de la misma manera?

Empezaba a despertarse, recuperando la movilidad de su cuerpo. Alguien la había curado, al menos parcialmente, y el dolor que debería sentir por el impacto de ese sectusempra empezaba a atenuarse. La voz de Mael se escuchó lejana, parecía sonar amenazante. Debía levantarse y luchar si era necesario. Se sentó lentamente, utilizando sus conocimientos en primeros auxilios para asegurarse que sus heridas iban mejorado. -Vulnera Sanentum- pensó, logrando cerrarlas por completo. Había aprendido recientemente ese hechizo, parte del Libro de Merlín, el último que los guerreros Uzza acercaban a los magos.

Buscó su esfera, pero parecía haber salido disparada con la caída. Se incorporó. Vio como águilas de fuego salían de la varita de Mael rumbo a Ludwig. Se sintió completamente contrariada, pues el enfrentamiento entre ambos magos le rompía el corazón, así como lo había hecho el ataque de Ludwig hacia ella. ¿Mael la estaba defendiendo? ¿Protegiendo? ¿Por qué una de las personas con mayor confianza le había hecho algo así?

Las águilas de fuego fueron desviadas, pero no por ello Ludwig quedó ileso. El fuego maldito impactó de lleno en las dos esferas de plaeria y, al hacerlo, éstas estallaron en pedazos, liberando los gases que contenían en su interior. Pero Mica estaba preocupada por otra cosa.

Vio como Ludwig se alejaba de Mael, volviendo a acercarse a otro sujeto al cual no había visto antes en escena. ¿Acaso él era causante del errático comportamiento del Malfoy?

Corrió hacia Mael, ignorando su propio malestar, debía asegurarse de que él estuviese bien. Tenía una herida profunda, producto del ataque recibido. -Curación- se concentró, buscando sanarlo por completo.

Rebuscó entre las múltiples cosas que llevaba en su bolso poción herbovitalizante, no hacía mucho que incursionaba en las pociones, había fabricado esa recientemente y sabía que ayudaría a que el muchacho se reponga rápidamente. Buscó otro frasquito, el cual contenía poción reabastecedora de sangre, no le permitiría que se incorpore hasta beber su contenido.

-Con esto te sentirás mejor…- murmuró arrodillada a su lado, sosteniendo su cabeza con cuidado. Intentaba calmarse, ver las cosas claras, pero no podía hacerlo hasta verlo reponerse. Empezaba a comprender que quería a aquel mago, tal vez más de lo que en algún momento se atrevería a admitir. 

@ Mael Blackfyre  @ Ludwig Malfoy Haughton

Edito: porque olvidé resaltar, sé que se recomienda no hacerlo... perdón!

Editado por Mica Burke
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