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Minerales elementales


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Publicaciones recomendadas

Mordred Deschain – Finalista – Vulkos – Controlando a Ludwig Malfoy
Castillo Haughton
Tomando con violencia la sangre de la cuarta persona – Cillian Haughton.

Todo habían sido tan fácil, había obtenido ya tres muestras de valiosa sangre mágica y parecía que para Mordred todos sus planes se estaban cumpliendo, hasta ese momento en que observó a aquel mago invocar sus defensas. Por un lado sentía su corazón latir al máximo tan solo de ver al Malfoy enfrentándose a un duelo que podría acabar con su vida, nada le haría más feliz que ver al rubio morir pero por otro lado sabía que debía mantenerlo con vida hasta el último momento, lo necesitaba un poco más para poder activar aquel mineral y usar todo su poder. Intentó escuchar la conversación que se llevaba a cabo entre los magos ocultos bajo el detritus pero comprendió que era imposible, estaban protegidos con alguna especie de magia que impedía escuchar, habían detectado su presencia.

Por su lado Ludwig Malfoy con los ojos llorosos y la boca sacando espuma como un perro rabioso veía al reportero comenzar a mover su varita para atacarlo ropero donde guardaba sus pertenencias cobrar vida y dirigirse hacia el para atacarlo, el tiempo se estaba agotando y la criatura animada poco a poco se iba acercando para lastimarlo por lo que no le quedó otra opción más que concentrar de nuevo toda su energía oscura para invocar a criaturas de las sombras con su conocimiento de las sombras.

La habitación se había llenado de un ambiente aún más oscuro, las luces parpadearon y de las sombras se materializaron una gran cantidad de monstruos voraces que captaron de inmediato que el invocador estaba en peligro, se pusieron frente a el e hicieron frente contra la criatura creada por Whisper para destruirla inmediatamente. De aquel ropero no quedó nada más que astillas. Ludwig sonrió, se sentía tan bien pelear con alguien aunque fuera por los motivos equivocados.

-Debí suponerlo, ustedes dos en nuestra recámara, haciendo el amor, no cabe duda de que solo me manipulas…. – se detuvo, Ludwig ya no podía más, estaba enojado – YAAAAA – gritó tirándose al suelo tratando de liberarse de la manipulación de Mordred – Cillian, lo siento, yo no quería decir eso, no hay mucho tiempo, tiene mi sangre, puede controlarme, quítenle la tabla es lo que te tiene enfermo, no podré…

-Desmaius – dijo el Deschain mientras se retiraba la capa y descubría su rostro – como siempre, para nada me sirves, deberé hacer las cosas por mi cuenta – era un niño pero con la cara trastornada por el odio y la maldad, miró a los magos cubiertos bajo el efecto del detritus mientras sacaba su daga de sacrificio y la sujetaba fuertemente contra el cuello de Ludwig – vamos a hacer un trato, la sangre de ustedes dos a cambio de la vida del Malfoy, solo necesito una gota y éste i****** vivirá, decidan con sabiduría.

 

@ Cillian Haughton  @ Rory Despard

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Anthony Ryvak Dracony - Finalista - Material Éter del planeta Eteria

 

A veces no nos percatamos de como surgen nuestros pensamientos... pero en contadas ocasiones, estos parecen ser una charla con uno mismo... así le parece a Ryvak que ocurre en esta ocasión. Tras pensar que la esfera traslúcida "contiene" en su interior aquel elemento intangible que desborda la magia del pensamiento humano, más identifica que tendrá que actuar con cautela al manipular el mineral del éter, igual que los pensamientos, son tan breves, pero también difícil de examinar, así como contener... al menos alguien lo logro y la prueba la tiene en su poder, la esfera que le ha mostrado rostros de personas y sus historias, sus "sueños" llenos de esperanzas de prevalecer a pesar del tiempo. La conservación de la magia...

El joven mago no cabe en sí del gusto de aquella feliz coincidencia, después de la pesimista noticia de que las fuentes mágicas en el propio planeta Tierra estaban por desaparecer, llegaban aquellos monolitos con el camino a otros planetas y con los minerales mágicos que posiblemente ayudarán a preservar la magia.

Eso haría primero al transformar el mineral en otro objeto, acudir a cada fuente mágica en el mundo para otorgarle la fuerza y el poder del mineral éter... un sueño maravilloso que está decidido a hacerlo realidad.

-- Lo primero es conocer el peso de la esfera. -- Decide el ojimiel, puesto que ayuda conocer el peso exacto al querer obtener una transformación exitosa, saca su balanza... lo que sospechaba es acertado, solo lo exterior es lo que tiene masa y peso poco considerable, cuando piensa en el material del interior, el peso aumenta... lo que no tiene lógica razonable, a menos que... sea porque cambia de etéreo a real... aquellas luces de colores se mueven como un fluido... tal vez tenga una manera de contenerlo cuando lo extraiga...

Ryvak se frota la barbilla mientras compara la esfera con una bombilla, ideada por muggles, ese objeto de cristal que contiene el filamento que crea luminosidad en su interior... -- Necesitaré separar ambos componentes, el que propiamente es la esfera, como el que forma parte de su interior.

Al considerar esa alternativa, Dracony sondea la posibilidad de ocupar alguno de sus saberes y objetos mágicos que posee. Abre uno a uno los compartimentos de su baúl de siete cerrojos para revisar detenidamente cada objeto, poción, herramienta y determinar si puede ser de utilidad. 

Es un gran número de ellas, la primera de aquellas pertenencias que toma es una porcelana que representa al dios griego Hermes con su casco alado. El Amuleto Antirrobo, con regocijo lo coloca en el muro de la entrada de la estancia natural de la forja mágica, el amuleto impide que puedan robar. 

Sigue con su revisión y halla un frasco que había olvidado por el transcurso del tiempo, en el interior hay pétalos de Pensamientos. Anthony tiene que consultar en su Mágico Libro del Equilibrio para leer sobre aquellos pétalos:

Pétalos de Pensamientos: Los pétalos de estas flores son usados para la elaboración de perfumes que pueden ser tan venenosos como encantadores, dependiendo del concentrado. Si el perfume se propaga a través de una vela, alentado por el fuego, los efectos alucinógenos antes de que sobrevenga la muerte, serán muy potentes. También son usados en la elaboración de pociones para estimular la agilidad mental ó todo lo contrario, hacer que una persona pierda capacidad de raciocinio o no pueda pensar con lógica.

El peliverde solo puede asombrarse de que se posea conocimiento de como afectar la mente y la capacidad de pensar, no lo había visto antes de ese modo, pero tal conocimiento lo ha utilizado desde que se enteró de ser un mago... la magia rompe las líneas de lo posible e imposible... así de poderosos son los portadores de magia...

Ahora ya no tiene duda de que podrá llevar a cabo su plan. Paso a paso, era preciso no dejar nada a la improvisación, con un listado cuidadoso inicio raspando un poco, uno de los cuernos de erumpent que tiene guardado cuidadosamente. La alta volatibilidad le ayudará a romper la esfera, la tarea le lleva unos minutos, al tener suficiente polvo de ese cuerno, lo espolvorea sobre la esfera, previene el invocar unas necrohands, asegurando que las manos fantasmales cierren sus dedos para apretar en su interior aquel fluido del interior de la esfera. Lleva a cabo esa parte del proceso y tras explotar, reúne los fragmentos de la esfera que caen al suelo mientras las necrohands retienen el fluido que emergió de la esfera traslúcida. 

Lo siguiente fue más sencillo, colocar en la fragua los fragmentos para fundirlos y luego verter ese material traslúcido en el interior de sus moldes de arcilla, así obtuvo el ear cuff modificado con aquella cavidad pensada para contener aquel fluido extraído de la ex- esfera. Solo requirió usar su habilidad de evocación para atraer sin problema el fluido y conducirlo al interior de aquel objeto que abarca la oreja, asemejando una especie de "capucha".

Satisfecho se colocó el objeto en la oreja izquierda, los colores del arcoiris aparecen y desaparecen de forma aleatoria, es como lucir parecido a sus compañeros de la banda mágica musical que llevan piercings, el objeto que ha creado, es un ornamento que luce "inofensivo" pero que puede accionar con el pensamiento,  después de todo, el planeta Eteria tiene la poderosa habilidad de volver real los pensamientos. Lo más seguro, es que exista un límite de distancia para afectar a personas y criaturas, eso tendrá que ser tema de estudio que debe abordar lo más pronto posible...

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Melrose Moody – Finalista – Oceanía

En compañía de Catherine y Richard Moody. Residencia de los Moody en Luss

—Está intentando alcanzar su fuente.

Las palabras de Catherine cuelgan en el vacío. Richard se quita las antiparras y se cala los anteojos alfa. Tal cual sucediera la primera vez, el maldito aparato no es capaz de captar nada, no lee ni uno solo de los componentes. Richard llama a Melrose con un ademán y la muchacha se mete en la boca el resto de su comida, de mala gana. Sus ojos adquieren una tonalidad más clara y sus pupilas se contraen: Melrose busca por primera vez adivinar la consistencia y naturaleza de esa alga a través del divine intelect.

Lo que Melrose observa, son tres cosas. La primera, que efectivamente, las protuberancias apuntan en dirección al pozo. Segundo, que la superficie de la planta es engañosa: aunque por fuera luce como cualquier otra planta acuática, es lisa y no parece ser permeable a nada de su alrededor, no tiene poros u ondulaciones, parece como si estuviera recubierta por una magia destinada del todo a confundir los sentidos, pues se arremolina sin cesar sobre distintos centros. Tercero, que hay un haz de luz, apenas visible, de un tono azulado o tal vez celeste; Melrose amusga los ojos para intentar verlo mejor y lo que nota, es que la luz titila pero, de manera inequívoca, apunta también hacia el pozo.

—No sé si esté intentanto alcanzar su fuente pero definitivamente nos está guiando hacia ella. 

Richard insulta en voz alta. Toma un trozo de tela y la lanza sobre la gradilla y el resto del equipo. Mel suelta la magia del divine intelect de golpe a causa del sobresalto.

—Si puede guiarnos hacia él quiere decir que otros podrían tener la capacidad de rastrearnos —su ánimo concentrado y quieto ha sido reemplazado por algo que Melrose ha aprendido a reconocer con el tiempo, un frenesí, que es la única forma en que Richard despierta y es capaz de percibir nuevamente sentimientos y emociones humanas—. Tenemos que tomarlo, ver hacia dónde nos lleva y salir de aquí. 

Melrose toma sus cosas con rapidez, se zampa otra vianda y mete todo en el morral con expansión indetectable. Catherine hace otro poco. Richard se encarga de calarse unos guantes de piel de dragón antes de tomar el tubo de ensayo, taparlo, salir con rapidez de la cabaña y entrar hacia el sótano. Los tres van a la carrera. La luz que Melrose detectara y que ahora siguen (pues ha vuelto a retomar el poder del divine intelect) le permite ver que allí, en el pozo, no hay una si no varias luces. 

—Qué...

DÍNOSLO.

Melrose intenta describir la escena lo mejor que puede: los delgados haces de luz provenientes del pozo, cómo el cuarto también parece afectado por pequeños fragmentos casi indetectables. Richard alza el tubo de ensayo y Catherine realiza una complicada floritura para levantar la pesada tapa de piedra que cubre el pozo, dejándola flotar con suavidad hacia una lado. La tapa queda reposando en el suelo y los tres se asoman a ver hacia el interior, iluminados por un halo de luz turquesa. 

Dentro, la pequeña alga se ha expandido. Es como si aquella esfera hubiese albergado un bicho en lugar de vida vegetal o cualquier tipo de material abiótico; la cría de una araña monstruosa, que teje pero se oculta al ojo. Las redes del material, más similares en grosor a las protuberancias de una esponja que a una alga en sí misma, asustan a Melrose. Hay algo en ellas que parece gritar fuera de este mundo, no te involucres con eso. Ella se aleja enseguida de esa visión. Suelta el poder del divine intelect y retrocede espantada. No entiende qué está sucediendo. Allí en donde a Richard le brillan los ojos, viendo una enorme fuente de poder y Catherine observa empapándose de la posibilidad de inventar una mejora, ella solo ve algo con una enorme capacidad de destruir. Sus sentidos de licántropo se rebelan, indicándole que en lugar de estar examinando esa cosa, debería estar corriendo a toda prisa en la dirección opuesta o intentando hundirla en lo más profundo de las entrañas de la tierra. Por un buen rato, es difícil pensar en algo más que solo resistirse al impulso visceral que siente, así que tarda en escuchar las palabras de Richard.

—... te estoy diciendo que reacciones ¡Melrose! ¿qué viste?

El brillo de sus ojos es innegable ¿es codicia o es tan solo un niño con un juguete nuevo? Melrose no consigue distinguirlo y se suelta con brusquedad. No le gusta que la haya tomado de los brazos así, como si estuviera a punto de zarandearla. 

—Una red impenetrable —sus palabras suenan lejanas—, haces de luz que apuntan hacia varias direcciones...

Richard se pasea por la estancia mientras Catherine observa a Melrose. Ella extrae de su propia bolsa un vial de poción herbovitalizante y lo extiende hacia la bruja.

—Te ves pálida —su expresión es neutra, como siempre—, tal vez usaste demasiado esa magia paladín. Bébelo.

Melrose hace caso omiso de sus instrucciones pero la pálida bruja toma sus manos entre las suyas y deposita en ellas el vial. Melrose se obliga a beber ¿en qué demonios está pensando Richard?

Editado por Melrose Moody

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Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

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Emily Karkarov - Finalista - Eteria

Los filamentos en los que ha convertido su mineral se mueven rítmicamente dentro del frasco, emulando de cierta forma a una lámpara de lava. Agotada por el esfuerzo que supuso cambiar la composición molecular del mineral, se queda distraída mirándolos. En un impuso, quizás motivado por la curiosidad o por el cansancio, o porque el movimiento de los filamentos le parecía extremadamente hipnótico, abre el frasco y toca con la punta de los dedos uno de los filamentos. Su mente se abre como cuando utiliza la legeremancia y por unos segundos logra entender la escritura en el mineral.

Emily invoca el aura de confusión dirigida a los filamentos para potenciar su poder escondido, y luego de eso, es demasiado tarde.  Es como si su mente la hubiera transportado nuevamente a “la prueba” que tuvo en Eteria. La sensación de sofocación la invade y el sudor frío en sus manos se hace presente al mismo tiempo. Contiene las ganas de llorar y de gritar, porque sabe que nadie la va a escuchar si está encerrada en una especie de cápsula de vidrio. Le toma unos minutos controlar la respiración y poner en orden sus ideas. Se pregunta «¿Dónde estoy y por qué llegué aquí?»  Alza los brazos buscando algo de donde agarrarse, pero solo encuentra aire. Tantea a su alrededor notando que, efectivamente, hay cuatro paredes de cristal haciendo de su cárcel.

Ya estuve aquí antes, se dice en un momento de lucidez. Ya estuve aquí antes, se repite, recordando que esa prisión la había sorteado en Eteria. Recuerda que debería estar en su laboratorio. Entonces usa la oclumancia, alzando las barreras mentales que le permiten salir del trance. Parpadea varias veces y a su alrededor se dibujan nuevamente las grises paredes de su laboratorio en Ilvermorny.

Se frota los ojos y busca entre sus pociones una herbovitalizante, pero es incapaz de encontrarla. Se maldice por no haber reabastecido su inventario en el magic mall, aunque en la búsqueda encuentra una poción agudizadora del ingenio para poder pensar con claridad luego de haber enfrentado su claustrofobia. Entonces recuerda, quizás porque la poción también aumenta su entendimiento, que el poder de su mineral es ese, generar alucinaciones en quien entre en contacto con él. Más específicamente, generar el mayor miedo. Fácilmente podría hacer una poción con ello.

Con energía renovada, invoca su vara de cristal y va en busca de su caldero cuando ve su navaja mágica multiusos y tiene un momento de inspiración. Olvida la idea de hacer una poción -que le hubiera tomado menos tiempo, pero hubiera sido menos útil- y se decide por crear un arma, combinando las similitudes que tenían Eteria y ella misma. La metamorfomagia  era una parte fundamental de su vida y tal como ella adaptaba su apariencia, necesitaría un arma que se adaptara a cualquier situación.

Invoca su Kansho estudiando su empuñadura. Lo utiliza de molde y de herramienta a la vez, pues su acero hacía cortes tan perfectos y sin esfuerzo que disminuían la fuerza bruta que tenía que usar. Piensa en Hobb, que con sus poderes de paladín habría juzgado su trabajo pudiendo realizarlo en menos tiempo que ella, aunque intenta no distraerse. Mientras tanto, en la mesa contigua ha desbaratado la navaja mágica entendiendo el funcionamiento del hechizo que hace que pueda crear cualquier herramienta. Y aunque tiene la poción agudizara del ingenio, de vez en cuando discute con el águila de la sabiduría.

Cuando al fin entiende el hechizo y la empuñadora de la daga está lista, utiliza la vara de cristal para fusionar la empuñadora y el mineral. Con algo de miedo toma la empuñadora sintiendo una conexión similar a la que experimenta con su varita mágica. Canaliza su magia a la empuñadora y, tal como hace cuando usa la metamorfomagia, le pide a la empuñadura crear una espada, luego una daga y luego un hacha. Todavía le falta probarlo, pero está segura de que, si lograra lastimar a alguien con su objeto, influiría negativamente en sus pensamientos y emociones.

Cree que va a poder descansar, pero ve el patronus de lobo traspasando las paredes. Toma el espejo comunicador sabiendo que Goderic va a estar esperando sus comentarios. Aun semi enojada, solo pregunta mirando al espejo: «¿y ahora qué?»  Si lo conoce como cree, Stonehenge sería el siguiente destino.

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Mael Blackfyre — Finalista — Plaeria

Mansión Gryffindor.

¿Qué esperara ahí? Mica estaba realmente loca. Pero me agradaba cómo la bruja tenía aquella capacidad de resolver las cosas. Por un momento, pensé que iba a tener que hacer uso de mi varita por haber destruido su esfera, pero al parecer, había logrado resolver aquel acertijo. Si todo salía bien, entonces no tendríamos más problemas. Lo bueno a todo eso es que el caos que reinaba con la esfera de Plaeria, se había acabado. En cuanto el Fuego Maldito redujo a cenizas aquellos cristales, las tormentas caóticas dejaron de invadir las tierras de la mansión, solamente había quedado unas nubes grises con una llovizna ligera.

¿Fuiste a buscar un libro? —dije incrédulo al verla llegar corriendo con aquel libro entre las manos. ¿Acaso había olvidado que era bruja? Iba a burlarme de ello pero entendí que no era el momento, tomé el libro y tenía muchos objetos. Había incluso algunos idiomas diferentes, runas y otros jeroglíficos más. Pero no podía ponerme a leer aquel libro en ése momento, temía por la magia de aquel mundo que teníamos frente a nosotros.

Dejé el libro a un costado observando los restos de los minerales, que ambos dos, tenían algunas diferencias. Su pequeño montí-cu.l0 se alteraba de más con su propio viento y despedía una luz plateada. El mío contenía algunos restos de cenizas y se podía escuchar muy en el fondo como un gran estruendo. Mire de reojo y vi un hipogrifo. Y no sé por qué mi cabeza me hizo recordar de algo que tal vez podía servir. Levanté mi varita y exclamé: “Accio colgante”. Lo llevaba guardado durante muchos. Pero si mi idea tomaba éxito, además de pasarlo desapercibido, podría usar la magia de Plaeria. Un objeto brilló en el aire y llegó inmediatamente en mis manos. Le mostré a Mica.

¿Crees que funcione? Vamos, veamos si se puede hacer —enterré aquel cristal y lo sumergí en ésa montañita que había sido mi mineral. Una luz plateada brilló intensamente. Tenía en mi mente súper frescos los conocimientos de Encantamientos y Transformaciones para al menos empezar con el trabajo. Moví mi varita para quebrar en dos aquel colgante Uzza que había sumergido en ésa magia. Tenía que bañarse en ella. Moví nuevamente mi varita para que todo entrara en su interior, como si un agujero negro absorbiera todo. Mica ya estaba en su proyecto—. ¿Necesitas ayuda? Yo creo que deberíamos darle algunas protecciones de más —no estaría mal añadirle Polen de Lirios de Fuego, haría que el colgante fuera inmune a su destrucción por el fuego. ¿Y por qué no un Obsistens? Cualquier objeto que no pudiera transformarse en nada, era inmune a que lo adulteraran.

Utilizaba las Artes Oscuras a mi favor. No me importaba si Mica estaba allí, la magia de Sangre era una conocida por pocos, así que aproveché a también incluir algunas gotas de sangre y promesas a las fuerzas oscuras que me instruían en poder. Cuando estuvo todo listo, pude ver que el mineral de Plaeria que había sido una esfera, ahora todo su interior estaba en mi colgante que brillaba como si fuera una pequeña lámpara, pero que las Artes Oscuras lo oscurecían en cada segundo, parecían sombras que se arremolinaban en su núcleo. Un movimiento de varita más y se cerró. Lo conferí con el poder de un Irrompible, además. Lo tomé en mis manos, era cálido y frío al mismo tiempo.

Mira mi pequeño. Alas de Astaroth se llamará —le mostré a Mica. Era un talismán del tamaño de una moneda, con dos alas negras enroscadas entre sí. Justo en el centro, en su núcleo, brillaba una tenue luz plateada. Si se lo observaba muy de cerca se podía notar la tormenta devastadoras que contenía. Me coloqué el talismán y apreté con mis dedos para activarlo. Dos alas negras se desplegaron a mis lados a mis espaldas y me hicieron levantar como a dos metros del suelo, mientras aleteaba. La fuerza de Plaeria, el viento, la tormenta, todo el caos y la furia, sería usado a mi favor para poder planear y volar donde quisiera.

@ Mica Burke

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Cillian entendía cada vez menos, ¿quién era aquel niño y que problema tenía en contra de ellos? ¿Y qué era esa tabla de la que Ludwig hablaba? En ese momento lo único que el rubio quería era acercarse hacia donde su prometido se encontraba inconsciente y mantenerlo seguro, pero su habitación era ahora todo un conjunto de obstáculos que sabía bien que en su condición no podría superar así que volteó su mirada a Whisper.

- Por favor…

Sabía bien que el Jefe de Gabinete no estaba ahí para ayudarlo con sus dramas personales, estaba ahí para conseguir la información necesaria sobre su ausentismo y de paso intentar recopilar cualquier tipo de dato que pudiera proporcionarle sobre aquellas extras piedras, los mundos a las que estaban conectadas y los minerales que ahora parecían estar causando todo tipo de caos en el mundo mágico.

- Debemos entregarle nuestra sangre… Tenemos que salvarlo… -Cillian no despegaba la vista de su prometido al que a pesar de haber escuchado gritarles todo tipo de estupideces no podía culpar de nada.

A su lado, aquel extraño niño parecía desperado tal y como si tuviera una venganza que llevar a cabo para poder vivir en calma. Pero ¿quién podría vivir en calma después de hacer ese tipo de cosas? Comenzó a caminar hacia la posición de Ludwig y el niño, por su parte él entregaría su sangre, pero era Whisper quien tenía la última decisión en todo aquello.

 

@ Rory Despard  @ Ludwig Malfoy Haughton

Editado por Cillian Haughton
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Melrose Moody – Finalista – Oceanía

En compañía de Catherine y Richard Moody. Sótano próximo al lago, en Luss.

—¿Poción herbovitalizante? 

Richard todavía se pasea por el sótano, mordisqueando su dedo distraídamente en ese frenesí. Al soltar su mano por fin, se vuelve hacia ambas brujas cuando Melrose ya está terminándose el vial. 

—Lo que necesita es una poción agudizadora de ingenio —replicó el brujo mientras se montaba en las escaleras que rodean el pozo y les permiten observar en su profundo interior—. Y volver a observar sobre esos haces de luz. Súbete, quiero probar algo. 

Melrose se siente atrapada pero no ve motivos para negarse a excepción de su enfermiza percepción de que el material que analizan es peligroso y... le da miedo. Es la primera vez que ve a Richard en un estado semejante. Siempre supo que tenía negocios extraños, que era ambicioso, que a veces se tomaba los riesgos que tomaban otros por él demasiado a la ligera y que en suma, muchos podrían no considerarlo un buen tipo. Sin embargo, ella misma, jamás había sentido la imperiosa necesidad de alejarse o de temer por aquello que pudiese hacer. Se pregunta si Catherine sintió lo mismo antes de quedar anestesiada para siempre debido a la nigromancia ¿le importa? ¿No le importa? ¿Acaso podría de verdad ocurrir una tragedia? Sus ojos reflejan su duda hacia el mundo exterior; si algo le sucediera a Ellie, a la gente de Luss, a los hipogrifos, incluso a los pobres plimpys en el lago... ella jamás podría perdonárselo. 

Richard se detiene en su agitado trajín al ver en los ojos de Melrose el miedo. Es la primera vez que sucede y... eso no puede suceder. Melrose es la única persona que, en toda su existencia, confió ciegamente en él: sin preguntas, sin cuestionamientos. Incluso, en los peores instantes en que todo mundo debió desconfiar de él o cuando le hizo ese terrible daño, nunca lo hizo y ahora, ahora...

—Melrose.

Puede escuchar la súplica en su voz y es patético. Catherine toma a la muchacha licántropo del brazo, le entrega la poción sin estar segura. Melrose toma la poción y observa a Richard. Una última vez, se dice a sí misma. Una última vez, confiará en él y luego, todo terminará. Lleva la poción a sus labios, la bebe de un tirón y deja caer la botella, que se quiebra en el suelo sin que nadie se moleste en recogerla. Sus pasos la llevan al borde del pozo y activa el divine intelect. Sus pupilas son apenas unos diminutos puntos que analizan cada pequeño trazo. 

—Nada ha cambiado.

Richard arranca su pequeño colgante uzza y quita el corcho del contenedor de la arena mágica del desierto. Antes de que cualquiera pueda detenerlo, vierte su contenido dentro del pozo. Es casi como si hubiese echado sal sobre una babosa: se escucha un sonido muy similar a un siseo y las redes se contraen, volviéndose más delgadas. Es difícil de ver, como si la cosa sufriera pero la cosa en sí misma no es del reino animal, Melrose está segura de que debe tratarse de un alga, o algo muy similar, a pesar de que el material se resiste a cualquier tipo de análisis profundo. Entonces, el sonido proviene de un proceso netamente físico. Sus ojos se concentran en los haces de luz, que es lo que a Richard le interesa.

—Siguen allí, nada... —la bruja se detiene antes de concluir porque los haces de luz están cambiando— no, espera —sigue fijando la vista con insistencia. Catherine se da cuenta de que la bruja está haciendo un enorme esfuerzo por intentar dilucidar alguna pista en todo alrededor y no es fácil. Tal vez la magia paladín sea poderosa pero no es onmipotente. Ni siquiera ella puede ayudarla a entender algo que no tiene ningún asidero en la tierra y de lo que, por lo tanto, no tiene forma de comprender bajo ningún concepto—, los haces de luz también se reducen pero no están desapareciendo. Son más delgados y siguen ahí.

La bruja cierra los ojos con cansancio y cuando vuelve a abrirlos, el divine intelect ha desaparecido y ella está agitada. La respiración en su pecho sube y baja, pesada. Catherine saca la varita para hacerle unos encantamientos estimulantes. Una vez está lo suficientemente recuperada, Melrose saca su varita para hacerse unos ella misma, aprovechando que también conoce de encantamientos, ya que los necesita. Siente el cuerpo débil. Es como si no solo estuviera utilizando bastante la magia paladín, si no que ésta estuviera en constante conflicto con el material, intentando penetrarlo para lograr un análisis sin llegar a lograrlo. 

—Richard, ella no puede continuar haciendo esto.

La voz de Catherine es imperiosa. Mel no se siente bien. 

—Está bien, no necesita hacerlo. Tengo una teoría. 

Catherine y Melrose levantan la vista hacia él al unísono. El hecho de que Richard pueda hacer ese tipo de suposiciones de manera tan rápida, en un espacio de presión y con tan pocas herramientas es, probablemente, la principal razón por la cual ha sobrevivido tanto. Asimismo, es como un círculo vicioso: cuanto más vive, más aprende a pulir esas habilidades a las que debe recurrir por su falta de magia y que ningún otro mago o muggle posee, ya sea porque su capacidad de realizar magia normal hace que no necesiten buscar alternativas o porque no han tenido mucho contacto con ella. Tal vez, los sujetos que podrían comprenderlo mejor serían un obscurial o un squib, con excepción de que estos últimos no poseen su audacia para saltarse la vigilancia ministerial y sus prohibiciones ridículas para con toda anomalía. Melrose se siente triste al pensarlo ¿por qué no es capaz de apreciar esa capacidad única en lugar de anhelar la magia?

—Esos haces de luz son conductores  —dice—. Una de ida y otra de vuelta —Richard coloca los índices de ambas manos juntos para demostrar el paralelismo—, como una carretera de doble vía. Esta magia que no es de aquí, está conectada, unos con otros. Ellos pueden encontrarnos y nosotros a ellos. 

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Benjamin Whisper con @ Ludwig Malfoy Haughton y @ Cillian Haughton

Benjamin quiere echarse a reír ante el pedido de Cillian. "Ludwig no debe sufrir ningún daño" es lo primero que dice tras empezar a experimentar los beneficios de la poción. ¿Qué acaso no era consciente de lo que el vitae podía hacerle con aquellos filosos colmillos clavándose en su carne? Por supuesto que el daño a las extremidades era completamente reversible, pues Whisper se ha cuidado mucho de dar órdenes específicas de donde es que la monstruosa criatura debe atacar (ninguno de ellos un punto vital de difícil curación) pero está seguro que para el rubio la imagen del cuerpo ensangrentado de su prometido fácilmente podría volver a desmayarlo.

Sin embargo, aun con su apariencia lastimera, claramente Malfoy guardaba varios planes bajo la manga. Las criaturas de sombras que a último instante cobran cuenta del vitae muestran que el hombre aun guarda más fuerza de la esperada pero además, el uso de esos poderes consigue reconectarlo (asume Ben) con la parte más íntima de su espíritu de tal manera de que aunque sigue con su interpretación completamente antojadiza de los hechos, su mirada se torna diáfana de repente y Whisper sonríe al comprobar que la maldición imperdonable ha perdido efecto.

Era entonces cuestión de tiempo que el verdadero enemigo apareciera, y el asesor cree que el verlo le dará las respuestas a algunas de las palabras dichas por Ludwig que no tienen ningún sentido. Mas cuando lo hace,  no puede estar más desilusionado de encontrarse apenas a un niño, de mirada torva y violenta, pero al final de cuentas con un cuerpo bastante frágil.

¿Era a este sujeto al que tanto temía Ludwig? Hay en la familiaridad con que el ser se dirige a Malfoy una complicidad que intriga a Ben, y que en otras circunstancias le hubiese encantado dilucidar a profundidad, pero la voluntad de sacrificio de Cillian y lo rápido que cede al chantaje son por el momento, mucho más urgentes. Y aunque siente que ambos no son más que un incordio (y quizá por eso se merecen el uno al otro), el tener la confirmación de que uno de los minerales está allí, al alcance de un poco de sangre, es el tipo de oportunidad que tiene que aprovechar al máximo.

— Si más sangre es lo que se necesita- musitando vara de cristal , automáticamente la varita de Whisper amplió su tamaño acentuando su tono oscuro- entonces la tuya también debería servir ¡sectusempra!

Con el poder emanado de la vara, el ataque actuó en el acto sobre Deschain, abriendo docenas de heridas en el pequeño cuerpo que ocupa, provocando una caída estrepitosa sobre el suelo. Alrededor suyo, un charco de sangre empieza a formarse, pero cuando esta hace contacto con la esfera, que una luz brillante se difumina a lo largo de la pulida superficie del mineral e  ilumina el espacio en penumbra en la habitación. Ben está fascinado con la manifestación de esa magia, tanto que poco le importa si el mocoso termina muriendo, ya que de cualquier modo posiblemente eso era mejor a seguir de contenedor de un alma tan putrefacta, pero compadeciéndose de Cillian que otra vez tiene una expresión de perturbación afeando sus bonitos rasgos, extiende un par de viales de poción reabastacedora de sangre.

— Si vas a cortarte con esa daga, has un juramento también para protegerlo. Así ese espíritu de sacrificio al menos será útil- todavía a sabiendas que no debe bajar la guardia con Deschain conjura un levicorpus que de inmediato deja flotando de cabeza y sostenido apenas por el tobillo al mago oscuro. Sin haber cerrado una sola de sus heridas, es realmente grotesca la imagen del menor y los hilos de sangre que discurren por sus ropas, pero Whisper sabe que probablemente el mago ataque a traición así que nada de eso es realmente garantía de que el peligro haya pasado.

Igual y no va involucrarse mucho más hasta al menos tener más respuestas, por lo que vuelve su mirada a Ludwig, para que éste cuente por fin aquello que sabe.

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Mordred Deschain – Finalista – Vulkos 
Castillo Haughton
Tomando con violencia la sangre de la cuarta persona– Mordred Deschain


Con el Malfoy inconsciente no había tenido más remedio que hacerse presente, la mirada de los dos oponentes era una mezcla de confusión y perspicacia, en el ambiente todavía se sentía la energía oscura que se había conjurado y la tensión seguía en aumento. Para Mordred aquel encuentro se le tornaba un poco más difícil que su batalla contra el Blackfyre y sabía que debía ser más cuidadoso para no perder el progreso que había conseguido. Sin embargo lo que no esperaba aquel ataque creado por Whisper pues en menos de un segundo su varita se había transformado en una vara de cristal cuyo poder sabía era mucho mayor al que Mordred podía contener, en cuanto escuchó las palabras de su oponente supo que su destino estaba sellado. Una gran cantidad de heridas cubrieron todo su cuerpo y la sangre comenzó a brotar a borbotones, su piel se hizo más pálida y su cara miró con odio a aquel reportero, Mordred se encargaría de matarlo con sus propias manos, a golpes si fuera necesario.

Estaba débil y debía curarse de inmediato, sin embargo algo que no estaba en sus planes ocurrió, su propia sangre tocó el mineral rojo absorbiendo unas cuantas gotas de esta. Entonces volvió a ocurrir el mismo efecto, el mineral se encendió adquiriendo un brillo tan llamativo como la sangre arterial, un sonido extraño se escuchó en los alrededores. Sin querer se había convertido en un donante más de aquel mineral pues su sangre había sido arrebatada con violencia. Deschain sonrió, al menos algo bueno había salido de aquel ataque.

Nuevamente se vio obligado a utilizar sus conocimientos en
primeros auxilios para posteriormente aferrarse a su amuleto de curación y sanar sus heridas, no estaba curado por completo pero al menos su energía y su sangre se habían reestablecido. Necesitaba que el Malfoy se levantara para que pudiera utilizarlo como escudo pero en vista de su nula respuesta tuvo que utilizar finalmente la daga de sacrificiotienes razón, me has dado la idea perfecta para obtener la sangre que deseo – dijo clavando el objeto en su muslo derecho mientras decía - Immolo oppugnare – pese a que los dos magos estaban protegidos por el detritus, el efecto resultó inmediato y en la pierna de Whisper se observó el mismo efecto que en el Deschain.

Sin embargo el siguiente movimiento de su oponente fue el de levantarlo por los aires, su cuerpo se suspendió de los tobillos dejando al Deschain de cabeza, por más que forcejaba sabía que era imposible liberarse a menos que usara el hechizo indicado pero antes de ello necesitaba curar su hemorragia por lo que pensó en un
episkey sanando la herida que se había autoinfligido. Tendría que esperar un poco más para poder hacerse con el líquido vital de aquellos dos magos, estaba furioso – te voy a matar, te juro que te voy a matar y cuando lo haga bañare mi roca con tu sangre.

Mientras tanto un Ludwig Malfoy confundido y desorientado finalmente abría los ojos y se incorporaba para ver aquella escena la cual era tan extraña y grotesca que cualquier persona se hubiera alarmado, ver a un niño totalmente mal herido y ensangrentado colgado por los talones parecía algo salido de un cuento de terror, su forcejeo era tan insistente que en un movimiento inesperado el
Tabullae Defixionum con el que había maldecido a Cillian cayó al suelo quedando a la vista de todos los presentes.

 

@ Rory Despard  @ Cillian Haughton

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Darla Potter Black – Finalista - Vulkos - cedido por Kimberly Black

 

En ese momento algo ha cambiado, lo puede sentir en el aire, sin embargo no logra tener en claro que ha sido. No solo el mineral que ha transformado en una réplica de un dragón y que ahora se abraza cual pulsera a su mano late como si sintiera la presencia de algún elemento afín a sí mismo sino que el anillo detector de enemigos también lo hace, su mano se dirige al bolsillo con objetivo de buscar el águila de la sabiduría para conseguir su consejo una vez más como mientras había estudiado el mineral.

—Pero… —saca el pequeño objeto de peluche con gesto asombrado —¿quién ha metido un osito mediador en mi bolsillo? —se pregunta asombrada al encontrar al pequeño que empieza a aconsejarle que vaya en busca de su gemelo.

—¿De qué hablas?, no tengo hermana —susurró desorientada la pelirroja mientras seguía intentando sostenerse con una sola mano sobre la escoba.

—No tuya —esta vez la voz sí era del águila de la sabiduría y luego a la par el osito y el águila dijeron en voz alta lo más inesperado para ella —de la esfera.

Darla volvió ambos objetos a su bolsillo para intentar dominar la escoba e ir descendiendo, no había llegado aún a la Gryffindor pero prefería mantenerse más al ras del suelo o por lo menos no a tanta altura, por más que tenía puesto los protectores de quidditch al menos los guantes y lentes llevaba para poder sortear la lluvia, pero lo que la sorprendió en ese momento fue que ésta había cesado de repente. Algo había cambiado y ahora debía decidir entre dos cosas, seguir su camino a la mansión de Luna, para ver si todo estaba bien o buscar el camino al que habían hecho referencia el águila y el osito pero ¿dónde iba a encontrar una esfera gemela a la que ella había tenido? Sin darse cuenta la velocidad había descendido y su mano zurda dio un movimiento brusco, inesperado y para nada dirigido por ella, haciendo girar la escoba hacia otra dirección en Ottery.

—¿Qué demonios? —la pelirroja había recuperado el control de la escoba, pero consciente de que algo en ella la había obligado a cambiar del destino de su viaje, pero ¿hacia dónde?

Darla se preguntaba en ese momento si habría realmente otra pulsera pirokinética, como había llamado  a su creación. No le sorprendería que hubiera otras esferas de Vulkos que hubieran reaccionado a la salida de su planeta. ¿Todas permitirían realizar hechizos relacionados con la producción de fuego en forma no verbal como había descubierto podía hacer ella? Sus prácticas antes de salir fuera le habían mostrado que el hechizo incendio no le hacía daño cuando lo recibía pero sí las heridas en los demás se volvían graves en lugar de leves. Diferente era con las flechas de fuego, éstas no consumían su poder [PP] cuando las  invocaba, lo mismo había sentido al invocar un fuego maldito y sospechaba que igual ocurría con el fuego compacto, pero no había querido probarlo causando ninguna destrucción. Lo que si la sorprendió que el ígnea ya no defendía a los demás sino que les producía heridas leves cuando ella lanzaba hechizos de fuego, cosa que no se producía  con el ígnea máxima que no perdía ningún efecto. A Sean le hubiera venido bien en su duelo el efecto que había descubierto sobre el fuego púrpura: llegaba hasta diez metros.  Lo curioso del gubraith era que si atravesaba detritus y aqueora causando un daño leve. No se imaginaba teniendo una guerra de bolas de fuego en lugar de bolas de nieve con algún otro mago que tuviera esferas de Vulkos. ¿Todos habrían logrado transformar en algo más el mineral de sus esferas? ¿Y qué pasaba si estaba en manos equivocadas? Y la mortífaga en ella se preguntó qué eran manos equivocadas en ese momento, ella había utilizado un poco de Artes Oscuras y Conocimientos de Maldiciones en el estudio, claro que también había tenido que contraponer la Defensa Contra las Artes Oscuras al momento de frenar los posibles malos efectos sobre la esfera. Después de todo, dominar el fuego, poder generarlo, y absorberlo para luego replicarlo con una pulsera que tenía la capacidad de ofuscarse y recibir las órdenes mentales de su dueña. Sus elfos habían querido ayudarla con accios, morphos y evanescos, llegando a descubrir que ninguno le hacía daño alguno ni variación, ni se podía robar, como todo objeto mágico. Claro que éste era de otro planeta.

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