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Minerales elementales


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Mordred Deschain – Finalista – Vulkos
Castillo Haughton
Tomando con violencia la sangre de la sexta persona – Cillian Haughton


Un solo momento de distracción había bastado para que el niño se escapara de las ataduras y pudiera volver al ataque, en cuestión de segundos la atención se había colocado totalmente en Cillian quien mal herido comenzaba a sangrar con más severidad. Ludwig abrazaba a su pareja quien se había curado finalmente de la maldición de aquella tablilla solo para perder la conciencia de nuevo. En su mano estaba el mineral de Mordred por lo que al ir sostener la caída abrupta de Cillian al suelo, la sangre de éste quedo vinculada inmediatamente con aquella roca. Nuevamente el mineral se encendió de manera extremadamente brillante, tanto que no se quería de más luz para iluminar al material, aunado a esto el sonido extraño que emanaba era mucho más fuerte y poderoso, ya casi había obtenido a todos sus donadores y solo faltaba uno para que finalmente aquel objeto pudiera ser activado permanentemente.

Durante aquel momento a Mordred tenía que recuperar su mineral y escapar, sabía que controlar al Malfoy era un recurso que ya no podía utilizar pues el efecto del obediré había finalizado y necesitaba más de su sangre para poder volverlo a controlar por lo que no tuvo otra opción que volver a utilizar su vara de cristal para decir entonces – expelliarmus. Los efectos de ese hechizo fueron inmediatos, la roca abandonó la mano de Ludwig y salió disparada a un par de metros para lo que Mordred de inmediato dijo – accio mineral – aquella roca sangrante se levantó y paro a las manos de Mordred Deschain quien veía el enojo y frustración en Benjamin y en el Malfoy.

Ludwig siguiendo las órdenes de su pareja y de Whisper se levantó rápidamente, no permitiría que aquel chiquillo escapara, sin embargo Mordred ya tenía un as bajo la manga pues de inmediato sacó un poco de fluido explosivo y lo arrojó hacia la ventana más cercana a el. La explosión destruyó por completo el muro del castillo arrojando escombros hacia todos los presentes. Era el momento perfecto para escapar, Mordred corrió hacia aquel hueco creado y se arrojó al vacío mientras que con ayuda de su amuleto volador lograba caer limpiamente en los jardines de aquel castillo.

Una vez en tierra miró hacia arriba, era Ludwig quien seguía el mismo camino, Mordred debía escapar, tomó si varita y pensó en fulgura nox creando un portal que lo trasladaría a un lugar muy lejano, corrió hacia el y desapareció en la nada. Mordred se sentía triunfante, sin embargo desconocía que durante la conmoción creada en la habitación de Cillian, Ludwig había vertido un poco de la esencia del anillo de la presencia en sus pertenencias, ahora podría rastrearlo a donde quiera que se dirigiera.

 

 

@ Cillian Haughton  @ Rory Despard

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Mael Blackfyre — Finalista — Plaeria

Mansión Gryffindor
A veces no es lo que parece. No deberías confiar tanto en la gente, Mica —aquellas palabras salieron de imprevisto de mi boca, casi escupiéndolas. Era lo que pensaba realmente y no podía evitarlas. Me ocurría con aquella bruja algunos sentimientos encontrados, no podía todo el tiempo intentar cubrirla de cualquier cosa que tal vez la ofendiera. Una manera de demostrar cariño, de mi parte, era decir lo que pensaba. Mica era demasiado buena y gentil, tal vez si levantaba algunas barreras y no despedía tanta confianza al resto, podría resguardarse un poco más de los demás.

Observé como se guardaba aquel objeto y por primera vez no sentí querer que fuera mío, tal vez por todo lo que nos había costado conseguir aquellos minerales. Pero si era consciente que si nosotros dos habíamos logrado aferrarnos a los minerales y además, convertirlos en objetos, entonces había otros mundos con otros minerales que andaban merodeando por allí. Algo me decía que luego podría averiguar sobre ellos. Algo hizo que volviera a decir aquello bruscamente:

¿Si quiero? No. DEBES hacerlo, es tu mansión también. ¿O lo olvidas? —miré de reojo a la joven levantando una ceja. No teníamos mucho que hacer, estaba seguro que en otros tiempos, la mansión se arreglaría sola automáticamente. Pero tras que muchos Gryffindor no se encontraban dentro de sus límites, sus elfos tampoco se habían mantenido. Y además, en mi opinión, no me agradaban muchos aquellos sirvientes, me gustaba manejarme solo—. Creo que con quitar las huellas de lo que provocó el mineral, alcanza. Hizo algunos desastres en los jardines. ¿Pero sabes qué? Destrozó un poco el Ministerio. ¿Qué hago? —si, le estaba pidiendo consejo y ayuda a alguien por primera vez.

@ Mica Burke

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Hessenordwood Crouch - Finalista - Interia
-Entregó el mineral a Gurendriel-

Hess-, siseó la voz de Grelliam. De un solo movimiento el demonio se puso de pie y giró en busca de su invocador. —No me dijiste que Bel estaba en casa-, arrastró con modorra cada sílaba antes de terminar por adentrarse por enmedio de la sala hasta ocupar un asiento en aquella reunión, integrándose a ella como si todo este tiempo hubiera sido parte de aquel grupo.

Eso es porque no se suponía que estaría aquí hasta la semana entrante-, acotó, volviendo la mirada al caberú que caminaba triunfante junto al Ollivander. Hess sospecha que estas personas han comenzado a conspirar en contra de su ardua labor de administración del hogar de los Ollivander. —Pero siempre es un placer recibirla, mi señora-, los tres magos que pertenecían a la empresa ofrecieron una cómo reverencia cortés a la pequeña criatura de pelaje rojizo que no se separa de Garry.

¿Y ya saben que van a hacer con eso?-, Grelliam preguntó con aparente desgana en su acento, como si decir aquello fuera molesto solo por tener que preguntarlo en voz alta y no fuera evidente, para ellos, que tienen que haber comenzado con este tema por su cuenta en lugar de darle a él explicaciones que no necesita.

Aún estamos en la etapa del planteamiento del problema-, Gurendriel respondió con una sonrisa torpe, como si le avergonzara reportar lo poco o nada que van avanzando con esto de los minerales, aunque siendo justos hace tan solo un par de horas antes no se hubiera imaginado que tal magia estuviese al alcance de sus manos. Tan solo pensar en las posibilidades comenzaba a saturar su mente de ideas que, más que ayudar, lo cegaban ante las mejores opciones que tenía por delante. —Pensábamos que tal vez haga falta algo más de espacio y herramientas para examinar el comportamiento de ambas fracciones del mineral antes de tomar alguna decisión.

El ministerio de magia estaba en busca de estos elementos, ¿no es así?-, esta vez Garry suena más tajante, aunque esa no es su verdadera intencion. Los pálidos ojos del licántropo se movieron peresosos del rostro nervioso de Gurendriel hasta el taimado de Hess.

Es una opción voluntaria-, respondió el demonio con encanto en sus gestos.

Por ahora-, exhaló Grell, pareciendo muy agotado.

Casi cómo si lo hubiera ordenado, aunque no lo ha dicho en palabras, el grupo guarda silencio mientras el brujo Ollivander parece estar desenredando hilos en su cabeza, ideas que quizá sólo él puede ver y entender. 

No hay preocupaciones por su parte de que grupos de ministeriales irrumpa su hogar en busca de negociar estos bienes, aun si sus métodos no eran los más pacificos, ese ya no era su problema si, cómo Hess aseguraba, existia siempre la opción de elegir entregarles o no los minerales para ser estudiados por "profesionales". No obstante, y en lo que ha pensado desde que se alejaron de Stonehenge, se cuestiona si es que existe algún tipo de interés dentro del grupo mortífago o la oposición sobre estas piezas de magia extraterrestre que los tuviese tan misteriosamente silenciosos hasta el momento. 

El qué acciones o medidas deberá tener que tomar él después, cuando dentro de las filas oscuras la noticia se esparza, será algo que dejará para el momento en el que las alucinaciones de los medicamentos de medio día terminen.

El tarareo de una vieja canción que Grelliam comienza es, por así decirlo, la señal que tienen para saber que ha dejado de pensar en esta situación como un problema suyo y pueden seguir ellos con la charla que, en primer lugar, él ha interrumpido. Gurendriel en cambio, con lo que parece un atisbo de anhelo y desesperación en su mirada, le comparte un último gesto de apuro al demonio para que termine de convencer a la actual cabeza de la familia de dejarlos explorar los minerales en los terrenos de la heredad, pues tal cómo lo ha mencionado de algún modo Harriet, está seguro de que esos recursos de los que la niña habla no les harán falta ahi, después de todo la casa Ollivander sabía ofrecer a sus habitantes lo que fuera necesario para mantenerlos dentro.

Me parece conveniente que los señores se queden dentro de las propiedades de la casa al menos hasta que se tenga mayor conocimiento sobre los minerales-, comienza Hess gentilmente, cómo si intentar algo más con Garry pudiera resultar contraproducente ahora.  —Aquí es discreto, hay suficiente espacio y diferentes medios que pueden ayudar a estudiar las piezas-, añadió. —Por la naturaleza que ambos presentan, aún si son tan distintas, sospecho que la magia de los minerales puede llegar a simpatizar con la que mantiene la flora de la heredad reluciente-, la mirada casi ofendida que le dedica Grelliam le advierten al demonio que mejor idea era no meterse con las habilidades de herbolaria del brujo. —Quiero decir, si funciona, los señores prometen recompensar sus tierras a cambio, y si resulta mal ellos pagaran los daños-, Hess negoció.

Nuevamente el silencio espesó en la sala. Los descoloridos ojos del brujo Ollivander estaban puestos entonces sobre la forma de árbol pequeño en la mesa de centro en la que vio que una de sus hojas se desprendía de sus tallos. ¿Era esa una advertencia de que el tiempo se les terminaba?

Nkg…-, chasqueó la lengua. —Yo no sé. Bel, ¿tú qué dices?-, todas las miradas se dirigieron entonces al animalillo acurrucado a su lado.

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Harriet Travers - Finalista Interia

Hattie permaneció inmóvil, sin terminar de creer la escena que observaba, desde las palabras del cabeza de familia, Grelliam Ollivander al descubrimiento que ese animal de hábitos tan extravagantes no era otra que su ex esposa,  Bel Evans McGonagall.  No le ha pasado antes que los gestos de una persona parecieran ir en dirección contraria a sus palabras, así que aunque tiene muchas preguntas rondando en su cabeza, prefiere continuar en silencio viendo el derrotero que esa conversación va tomar. 

Gurëndriel es quien se adelanta a comentar del estado de la situación, y otra vez no pasa inadvertido para la rubia, la confianza con la que el muchacho se maneja en esa casa, sin por ello perder el carácter respetuoso que lo caracteriza. La opción de llevar los objetos al ministerio sale a colación, más afortunadamente, tampoco el patriarca de la familia se muestra interesado en transar por ahora con ellos.

Si está entendiendo bien el panorama, no hay impedimentos a que puedan investigar ahí las cualidades de los minerales, con la condición explicitada por Hess de que cualquier daño mayor tenga que ser resarcido.

Asumiré cualquier daño, denlo por descontado señor Ollivander y señora...- Hattie no entiende bien la naturaleza de esos dos o si tiene que dar respetos también ante un animal, aún cuando ahora parece descortés no hacerlo, sabiendo la identidad humana tras la bestia-  y señora Evans-termina diciendo, haciendo una reverencia elegante tomando el vuelo de su vestido con los dedos para inclinarse, para luego hacer su propia pequeña petición- agradezco mucho su hospitalidad, aunque si no es mucha molestia, preferiría quedarme dentro de la edificación para las investigaciones o lo que sea que vaya hacerse, porque con esa maleante que tienen afuera...

Interrumpiendo su tarareo, Grelliam parecía haber dejado la última palabra en ese asunto a Evans. Sumidos en ese incómodo silencio, Harriet sintió los dedos de Cleo entrelazarse a los suyos, y bastó ese toque para comprobar lo nerviosa que se encontraba su ama de llaves, por lo que estrechando el agarre, la jovencita quiso darle un poco más de ánimo diciéndole suavemente al oído que no tuviera temor ante lo que veía.

La transformación ocurrió entonces delante de sus ojos, las orejas fueron reduciéndose, la masa corporal aumentando y finalmente, la señora Evans estaba delante de ella, con el cabello castaño entrecano revuelto y unas ojeras malva pronunciadas acentuando su desaliñado aspecto.

Seríamos idi0tas si desperdiciamos la oportunidad de explorar las posibilidades de magia tan extraordinaria- las primeras palabras de Bel eran tan enérgicas como la chispa que se había encendido en sus ojos al contemplar la pequeña planta que era el mineral de Guren- ¿Dicen que provienen del mismo planeta? Lo encuentro curioso, porque emiten frecuencias de energía muy diferentes.

Carecer de magia propia había vuelto a Evans extremadamente sensible a las fuentes de magia elementales. La misma Heredad, poseedora de una magia propia y ancestral ayudaba a la mujer a seguir por los vericuetos truculentos en que se había sumido a la búsqueda de explicaciones de algunas obsesiones particulares, pero prácticamente solo el fantasma de Geirant sabía de todo esto, convertido en el impensado cómplice de los escarceos que Bel hacía y que daban tanto dolor de cabeza a Hessenordwood.

No era sorprendente entonces, que ahora sopesara lo distinto que había sido el encuentro con el mineral de Hattie, de una energía turbia y difusa, comparado con lo que le producía la esfera en poder de Gurëndriel, que emanaba un poder más concentrada en fondo y forma.

Creo que explorar por separado el funcionamiento de cada uno de estos objetos sería más conveniente, ya que reaccionan a estímulos muy diferentes- la esfera de Hattie había tomado la forma de un SketchBook de hojas multicolores que la jovencita conservaba en su regazo y que arremolinaba las hojas si alguien más se acercaba- Conozco dentro de la casa una habitación donde podríamos evitar que el objeto se desplazara, cuánto menos, fuera del cuarto donde estemos. Pero no es amplia, así que serían a lo sumo tres personas las que podríamos estar allí ¿Alguno de ustedes se anima a venir con nosotras?

La pregunta flotó en el aire unos instantes antes que Cleo se pusiera de pie abruptamente, manifestando que acompañaría a su señora (lo usual). Bel contempló a Harriet, pues de alguna manera era ella la que tenía la última palabra en el asunto y entonces, más de uno se sorprendió al ver que la rubia negaba con la cabeza.

Hiciste bastante, quizá demasiado hasta ahora Cleo. Pero este asunto necesito resolverlo principalmente por mi cuenta, ya que fue también mía la decisión de incursionar en ese planeta. Así que si lo prefieres ve  con Gurëndriel, o permítete un descanso. No imagino el nivel de tu agobio durante esas 84 transformaciones previas que mencionaste.

Cleo volvió a quedar silenciosa, pensando para sí en si realmente merecía tal gentileza de su señora luego de haberle ocultado tan importante. Era en esos pequeños gestos, que poco iban con su carácter más bien indiferente el resto del tiempo, por los que la joven se convencía del buen carácter de Harriet ¿No habrían otros montado en cólera ante su desobediencia? Sin chances para oponerse, la jovencita se aproximó entonces a Guren,  y esperó expectante a si habría una tercera persona que completara el grupo.

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Anthony Ryvak Dracony asistiendo a la Mansión Malfoy

Tal como el día anterior, se atrevió a seguir lo que su instinto le dicta. Se apareció frente a la reja de la Mansión y está se abrió para darle paso libre al interior... Ludwig lo menciono ese día en que se conocieron "La reja solo da entrada libre a los integrantes de la Familia Malfoy por cuenta propia..."

Sorpresa, expectación, algo de asombro por aquel indicio pero no era lo único que se revelaba ante el joven mago, también era esa tormenta que azotaba a Ottery lo que abre muchas incógnitas, tuvo que cruzar al interior antes de que la violencia de los vientos arrojara objetos sobre él... instinto de supervivencia, algo natural en toda persona, Ryvak noto entonces que al interior de los terrenos de la mansión, todo está en calma. Observo con más detenimiento, una cúpula mágica cubre el lugar... tal vez magia de la misma residencia que otorga esa oportuna defensa...

Anthony camino hasta la puerta de roble con cristal esmerilado y cruzo el umbral, se quedo estático en la sala de estar... no atina hacer algo especifico, lo siente en él, es imposible permanecer al margen... la vida y el destino seguían fluyendo aunque él desea que se detuvieran lo suficiente para poder pensar en que debía hacer... aún está titubeante ante lo que es su "papel"...

Titubea, es verdad, el poder siempre es complicado de manejar... Viviana le recuerda que la magia no es mala... solo lo son los que acceden al poder... o debería decir que sus intenciones son las que pueden calificarse como buenas o malas intenciones y también hay peligro en los pensamientos que son influenciados por los sentimientos...

El peliverde toma asiento frente a la chimenea, ni la calidez del fuego parece ayudarle a esclarecer su mente, variopintos pensamientos le atribulan. A su encuentro llega Noe, el comportamiento de la joven es de una persona segura y feliz... al parecer ella no está al corriente de la situación que se ha desatado debido a los monolitos... la plática con ella, solo le crea más preocupación... es complicado hablar con la verdad... por eso omite lo que él sabe, ya que solo es una pequeña parte de la verdad absoluta... la confianza es frágil, con cualquier acción se rompe, pero no puede ir en contra de "Eso" que es más grande que él.

No puede huir, todos los caminos son permitidos pero sea cual sea el que se tome, siempre habrá que pagar el "precio"... comprende que no puede controlar lo que otros decidan, solo gobierna sobre si mismo... un día bastante agotador al sumergirse en tantas reflexiones. Se marcha a una habitación buscando descansar de tanta carga mental, se acomoda sobre la cama de aquel dormitorio y se deja dominar por el sueño... el objeto mágico creado está puesto sobre su oreja y debido a su influencia y poder, Ryvak logra ver algunas de las acciones de otros poseedores de minerales especiales, traídos al planeta tierra a través de los antiguos monolitos de Stonehenge, uno de los lugares de poder mágico desde el principio de la historia Mágica... 

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Mordred Deschain – Finalista – Vulkos

Lo había casi conseguido, estaba a tan solo un donador para finalmente activar aquel glorioso mineral del planeta en el que casi había sido sepultado por lava volcánica. Sin embargo no contaba con que el control mental que había tenido en Ludwig finalmente se rompería, después de todo, aquel mago había crecido y desarrollado sus habilidades a un punto tan cercano a los lideres de la orden del fénix que era de esperar su defensa apropiada ante las maldiciones que había utilizado. Ahora estaba consiente de que no podría utilizar al rubio nuevamente y debía ser rápido para obtener a la sangre de aquella última persona.

Necesitaba tranquilizarse pero no sabía que hacer o a donde moverse, durante la noche era más difícil poder escapar y prefirió ser discreto y utilizar sus botas de siete leguas para correr a toda velocidad y escapar del Malfoy, volteaba a cada instante esperando no ser perseguido y solo hasta que se aseguró que nadie estaba tras de él se detuvo para reflexionar un momento sobre sus siguientes pasos. Tomó su botella de su felix felicis y la ingirió toda de golpe, necesitaba toda la suerte del mundo para saber lo que debía hacer y a su vez se apoyó de su águila de la sabiduría la cual le permitiría actuar de una manera más prudente pero efectiva.

De inmediato el semblante de Mordred cambió se sentía más confiado y tranquilo, su ritmo cardiaco se regularizó y dejó de correr, ahora sabía a la perfección hacia donde ir y para cerciorarse de que aquella corazonada no le jugara mal utilizó su bola de cristal junto con el conocimiento de adivinación para saber que del cielo una mujer caería, atacada posiblemente. Aquella mujer no era cualquier persona, se trataba de alguien que portaba un mineral muy similar al del Deschain pero, diferente, cambiado. Mordred no solo estaba seguro de que se haría con la sangre de aquella chica, si no también haría todo lo necesario para robar aquel mineral.

Tomó su varita e invocó de nuevo al fulgura nox el cual creó el medio de transporte perfecto. Lo cruzó rápidamente para darse cuenta de que estaba de nuevo en medio de la tormenta, no era tan fuerte como cuando se enfrentó con Mael pero si lo suficiente para que nadie se arriesgara a volar en aquellas condiciones, estaba seguro que en cualquier momento su último donador caería y le ofrecería las últimas gotas de sangre.

Mientras tanto, a lo lejos, Ludwig Malfoy había rastreado la presencia de Mordred, podía ver todos sus movimientos gracias al anillo de la presencia y no importaba que usara portales para trasladarse pues ahora estaban vinculados. Se subió a su alfombra voladora y acto seguido se dirigió hacia el norte, el lugar donde la tormenta azotaba con fuerza, era momento de acabar con su enemigo para siempre.

 

@ Darla Potter Black

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Darla Potter Black – Finalista - Vulkos - cedido por Kimberly Black

En algún punto de Ottery St. Catchpool

La pelirroja observó el destello casi a la par que la tormenta pareció detenerse, hizo un veloz giro con la nimbus 3000 mientras que el brazalete pirokinético en su mano, el medallón para avisar peligro en su pecho y el anillo detector de enemigos en su dedo, vibraban y emitían una calidez que aunque no quemaba avisaban de un inminente riesgo. Sus reflejos, sumados al aviso, evitaron que la vampiresa fuera impactada por un rayo que había surgido de entre algunos matorrales al costado del camino que sobrevolaba. La coraza de la armadura animal cubrió su cuerpo casi como un caparazón, convirtiéndose en una armadura completa, flexible y con la fluidez de un líquido.

—¡ Fallaste! —alcanzó a escuchar gracias a sus sentidos agudizados como cambiaformas, en el momento que el looping  que había hecho gracias a su maestría en escobas y que la acercó al lugar desde el cual el rayo había provenido y, también gracias a su habilidad de cambiaformas distinguió  al par de magos discutiendo, les desconocía, pero en su mirada de gato fue visible la cólera por el ataque y que les haría pagar caro el atrevimiento.

Levantó su zurda y una esfera de fuego salió disparada del brazalete hacia donde estaba el par, resultando casi en una explosión que los arrojó hacia atrás, para cuando cayeron ella ya había cambiado de mano sobre la escoba y  tenía a Edelweiss en su diestra que comenzaba a crecer a su forma de vara translúcida con tormentas celestes y rojas en su interior.

Vara de Cristal… desmaius… desmaius… —los dos rayos devenidos en efecto dejaron inconscientes e inmóviles a los magos e inmediatamente aterrizo —accio varitas —para proceder a atarles tras obtener las armas de los dos magos —incarcerus… incarcerus… —el par quedó atado de pies y brazos, como si fueran reces para poner a girar sobre las brasas. Tras amordazarlos y cubrir sus ojos tras pronunciar un par de obscuros la bruja ocultó los cuerpos donde no pudieran ser hallados fácilmente y guardó sus varitas en el monedero de piel de moke.

—Y ahora qué… —se dijo mientras se alejaba del lugar con la escoba aún en su  mano.

Darla no podía saber que algunos magos y brujas sí habían podido averiguar quiénes habían obtenido los minerales de los planetas y mucho menos que habían logrado tras investigaciones rastrearlos. No era claro si habían ido por ella por el mineral de Oceanía o si sabían que Kimberly le había cedido para su uso personal el material de Vulkos, como fuere, ahora la mayoría de los magos que habían ingresado a los planetas estarían por un tiempo en peligro hasta que la ambición por los minerales cesase.


Kimberly Black en el Ministerio con @ Adrian Wild   y @ Rory Despard  

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Sus ojos se entrecerraron sopesando la situación. En verdad que el Director Cultural estuviera al tanto era más peligroso de lo que ella hubiera esperado ahora que lo pensaba. Si un miembro del Ministerio, con un alto rango, aunque no referido a temas de los Departamentos de Misterio o Seguridad estaba manejando los hilos de su propia investigación, podría haber más gente involucrada y enterada de quiénes eran los poseedores de minerales. Era claro ahora el porqué de su gesto al llegar ella a la oficina, debía saber que la rubia era una de las poseedoras de los minerales.

—¿Sustraídos?  —susurró en voz baja, le molestaba que pareciera lo habían robado al utilizar dicha expresión, aunque, vamos, en cierta forma es lo que todos y cada uno de los involucrados había hecho. Recordó las charlas  con Darla sobre lo que ella creía planeaba realizar Sean con su mineral de Oceanía. La pelirroja estaba preocupada pero al menos sabía que ninguno de los dos minerales que ellos habían obtenido resultaba peligroso, además de que ella misma había visto con sus ojos el cuidado de Sean de mantener los lugares lo más a salvo posible sin modificar su origen de la vida, de hecho habían tenido esa charla, no quería él alterar la existencia de los planetas.

Es lo que un equipo de aurores intenta hacer Señor Wild, ubicar a la única persona que tiene el poder hoy día de abrir y quizás cerrar los portales, por su descripción se trataría de una joven cuyo nombre podría ser Vera —habían realizado varios retratos hablado al más puro estilo Scotland Yard, de hecho ellos habían intervenido porque habían sido muggles, los primeros en recordar aquel detalle, y varios frasquitos de memorias después, utilizados en un [pensadero] lo habían confirmado, aunque eran escenas poco detalladas, la atención de cada uno de ellos estaba en otra cosa en aquel momento y había sido Darla quien había tirado aquel nombre por alguien que había conocido brevemente en su paso por la Orden del Fénix—sin ella puede que su intento de investigación fracase o perdamos a los que ingresen a los portales —su azul mirada iba del rostro de Wild al papel sobre sus piernas.

Sus labios se abrieron ante el comentario que le hacía el Despard, ¿Qué ella era la más capacitada? ¿Desde cuándo había desviado sus atenciones de la Potter Black a ella? La rubia evitó fruncir el ceño gracia a la metamorfomagia aprendida años atrás, ella, al igual que Darla tenían la costumbre de ocultar sus pensamientos tras aquella habilidad y la oclumancia.

—¿Un temporal por derramamiento de sangre? —aquello la hizo preocupar, miró al mago y se volvió hacia el Ministro de Magia mientras se ponía de pie —los aurores se pueden ocupar junto a @ Matt Blackner  y el DAMyC de mantener el orden en Stonehenge, iré con ustedes, si realmente están planeando de ocuparse del tema en persona, usted es el Ministro, y aunque no niego sus conocimientos de magia, no puedo permitir que ande por las calles jugando al héroe —la rubia sabía que era dura con sus palabras, pero él debía entender, se enfrentaba a cosas que los superaban a todos, no podía dejar que su vida peligrara por la curiosidad, el interés, la investigación o la justicia.

—Si como sospecha alguien está utilizando inadecuadamente la magia, debemos ponerle cotos y es parte de mis deberes, junto con el de salvaguardar su persona —creía que sus palabras dejaban suficientemente claro que sí les acompañaría.

 

Darla Potter Black encontrando a Mordred Deschain @ Ludwig Malfoy Haughton

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La Potter Black desapareció la escoba en el mismo monedero de piel de moke que había guardado las varitas, el hechizo de ampliación que contenía en su interior, hacía que fuera casi una habitación llena de objetos. Había ido borrando sus huellas a cada paso.

—Obliteración —susurraba cada cierta cantidad de metros y había aflojado la guardia al alejarse, quitándose la coraza, no porque estuviera más tranquila o pensara que nada más iba a ocurrir sino más bien porque sabía que había llegado la hora de enfrentar aquello como lo que era en realidad, una prueba más, lo podía sentir en el fondo de su ser.  

El cielo sobre su cabeza se veía más gris que antes, parecía que la tormenta seguiría, había leves refusilos como le llamaban en sus tierra de crianza, pero todo parecía mantenerse en calma por ahora, quién sabe cuánto podía durar aquello. Se detuvo, todo marcaba de nuevo  peligro y no supo por qué a la vez podía sentir la excitación y euforia de quien regresa a su hogar o encuentra a un ser querido que creía perdido. Pero era consciente de que aquellos sentimientos no podían ser suyos, miró utilizando una vez más sus sentidos agudizados para descubrir que a unos cuantos metros de ella un niño se alejaba también de la tormenta caminando en dirección a la vampiresa. ¿Qué hacía allí en medio de la oscuridad y solo?

—Hola ¿estás bien? —preguntó aproximándose al muchacho, en su interior una confluencia de sensaciones contradictorias le revolvían el estómago ¿qué estaba pasando? Darla comenzaba a sospechar que los sentimientos, sensaciones o como se le pudiera llamar a aquello, provenían del mineral con que se había creado el brazalete pirokinético. Se volvió a detener a pocos pasos del joven, sintiendo cada vez más fuerte todas las sensaciones —¿quién eres?  —susurró aún sin poder  entender lo que ocurría ni sospechar el peligro que corría.

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Anthony Ryvak Dracony en la Mansión Malfoy

 

Se incorporo de un salto, flexiona ambas piernas y las rodea con sus brazos al tiempo que recarga la frente sobre las rodillas... aún parece ver las imágenes que se manifestaron en su descanso, acciones ajenas que no tiene idea porque ha podido presenciarlas y el motivo de esa facilidad de acceder a historias ajenas... ¿será que no son del todo ajenas? 

Anthony cavila, intenta discernir entre lo que sabe, esta nueva información y lo que puede hacer... no necesita cerrar los ojos pero lo hace, el recuerdo es fuerte por ahora, una esfera en posesión de Mael, el director de Educación, con aquel destrozo en una de las oficinas del Ministerio Inglés, otra en manos de la pelirroja que conoce desde el momento que llegó él a Diagón, Darla, otras esferas con dos portadores de magia abordo de un barco, una esfera que cambia extraordinariamente de forma en una residencia inglesa, otra esfera que un chico la va cubriendo con sangre mágica... la imagen más grotesca de todas... lo primero que salta a la vista, es que todos son miembros de la misma comunidad mágica.

El peliverde toma conciencia de las imágenes que vio en su mente, se relaja poniéndose de pie y se asoma a la ventana de aquella habitación, siente que no solo debe ser "espectador pasivo" de aquellas historias... pero... ¿Cómo actuar? ¿Por qué el mineral de éter le muestra esa información?... la mañana gris muestra aún la tormenta que se encuentra en la comunidad, con menos violencia que antes pero presente y se pregunta si una de las esferas es la causante... después de todo, son poderosos minerales mágicos... poderosos...

Su cuerpo clama por agua, el ojimiel bebe un vaso del vital líquido dispuesto en una jarra que se encuentra en la mesita de noche... de aquellas imágenes, un fragmento cobra mayor incertidumbre en el joven mago, una melodía que se escucho emerger de una de las esferas... algo increíble porque antes no escucho nada de ninguna de las esferas que posee... la esfera rojiza que encontró en aquel planeta inhóspito,  no mostro ninguna reacción del momento en que lo guardo hasta hoy... Ryvak abre la mano diestra separando sus dedos y la entre mete a su cabello verde, se siente abrumado por la responsabilidad de salvaguardar el mineral mágico.

Desde el principio intuyo que las esferas despertaron el interés de toda clase de personas... entre más se fuera conociendo las cualidades de las mismas, más se acrecentaría su fama y los sentimientos nefastos como la envidia... no esta excedente a la ambición, por lo que ¿Cuál era la razón de aquellas visiones? ¿Acaso era porque el peligro aumentaría exponencialmente ante una ambición que no desaparecerá sino que se encrudecerá?... Quizás es por el mismo dilema que obstaculiza la relación entre muggles y mágicos...

La eterna disputa de porque algunos tienen el privilegio de la magia y otros no... igual acontece con el asunto de los que poseen las esferas de aquellos planetas, esferas mágicas que se extrajeron por diferentes motivos, en su caso, motivado por su curiosidad, el gusto por develar misterios y la satisfacción de acceder a toda clase de conocimientos mágicos...

No importará los motivos, igual determinarían que no eran los idóneos dueños... porque a los ojos de los integrantes de la "escalera de mando", el poder en manos ajenas, solo desataría graves problemas... una nueva idea emerge como luz en su entendimiento... si existe vinculación al mineral, nadie podrá robarlo u obtenerlo para si, como sucede con los poderes de los libros mágicos a los que está vinculado... una pequeña esperanza... pero... ¿Está él vinculado al mineral de éter?... inquietante incógnita...

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Hessenordwood Crouch - Finalista - Interia
-Entregó el mineral a Gurëndriel-

Pues ahí lo tienen-, soltó después de que el grupo comienza a organizarse tras la sugerencia de Bel una vez que finalmente se aparece ante ellos con su forma humana y comienza a dar sugerencias que bien pueden encaminar la próxima tarea de los magos mas jóvenes. 

Por su parte, no es que Grelliam esté menos interesado de lo que parece en la magia que proviene de estos elementos, sin embargo, algo en su composición le advierte que aun si lo intentase él no puede corromperlo, después de todo, el trozo de mineral que él mismo había extraído, también de otro de esos planetas, se había convertido sólo en un trozo de materia iridiscente sin más gracia que el brillo particular que había adoptado, similar a los monolitos en Stonehenge. Es un misterio sin resolver todavía si es que su pieza de mineral carece de magia por algo que ha hecho mal con él, pero hasta asegurarse de ello, su mejor opción para conocer de esta magia y acercarse a ella, por ahora, era mantenerse al margen hasta averiguar si era verdaderamente manipulable.

Hessenordwood ¿no ibas de salida? Me parece que sí, ¿puedes dejarme de camino en Hogsmeade?-, apuró el Ollivander poniéndose de pie.

No me queda cerca, 

Bien, bien. Será un viaje largo entonces. Lleva algo para evitar el mareo, te esperare en el auto-, sin decir más, Grelliam abandonó la sala, con Hessenordwood casi detrás de él luego de despedirse del grupo deseandoles genuino éxito y advirtiendoles una vez más sobre encender fuego dentro de la casa.

Podría haber sido que lo ha hecho apropósito, o no, ciertamente nunca se sabe con certeza las verdaderas intenciones en las acciones del Ollivander, pero ahora que se sabe que ha salido de los terrenos, al menos Gurëndriel se siente solo algo menos nervioso de merodear el interior o exterior de la casa con más libertad en busca de las herramientas que sean necesarias para la exploración de los minerales. Y de algún modo espera que Hattie sienta la misma comodidad ahora que la perturbable figura del patriarca de la familia ha abandonado el sitio.

—Deberías llevar al árbol a los invernaderos del sudoeste-, Quintel sugiere. —Tomando en cuenta su forma puede ser bueno para él comenzar a emplear conocimientos de herbología.

Ciertamente creo que le vendría bien sol y aire fresco, luce algo  marchito ¿no te parece? -, a diferencia de la forma en el mineral de Harriet, el pequeño árbol ha cambiado apenas desde que el demonio lo había traído a la heredad. —Podemos reunirnos para la cena y compartir los avances-, volvió la mirada al grupo de brujas. —Entonces Cleo, ¿vienes con nosotros?-, 

 

… … …

La puerta de otra solitaria habitación se abrió lentamente con un rechinido que estremeció los oídos del brujo y compañía, casi parecía una advertencia, desde que la fea puerta se manifestó delante de ellos, para que no se atrevieran a continuar husmeando en aquella dirección de la casa. No obstante, Guriendriel estaba convencido, quizá demasiado confiado, en que la casa, aunque presentaba un comportamiento diferente al que está acostumbrado, no tenía razones para que quisiera lastimarlos o, en su caso, desorientar sus pasos, mucho menos sacarlos de ahí, de otra forma, sospecha él, que hace dos puertas atras eso ya hubiera sucedido.

Gurën piensa entonces, que el extraño edificio debe solo estar algo o tan confundido como ellos con la magia intrusa que proviene de los minerales, sin mencionar que no es común que tantas personas anden por sus pasillos. Así que aunque el interior de la habitación que les muestra esta vez es tan oscuro que no permite definir bien el espacio del que se trata, uno a uno van ingresando, con Gurëndriel guiando y despejando por delante el camino con un hechizo luminoso.

Creí que iríamos a los invernaderos-, susurró Guillam, como si le asustara hacer algún otro ruido, mientras aferraba más a él la base donde había crecido el árbol del mineral. —Esto es justo lo contrario a lo que buscamos; es oscuro y húmedo demás.

Si, ahí vamos ahora, pero recuerdo haber visto por estos lados una especie de álbum con notas y muestras sobre maderas, tipos y características mágicas y no mágicas. Eso podría ser de ayuda. Debió pertenecer a algún otro fabricante de varitas de la familia, porque él (Grelliam) no se mostró ni siquiera interesado en ello cuando se lo mencioné, aunque…-, Gurëndriel detuvo sus pasos en aquella oscuridad sobrenatural que ni la luz de un lumos es capaz de revelar más allá de un metro del radio donde se encuentran de pie. —...Aunque a mi me pareció que esa metodología tenía su firma por todas partes,

El ruido de algo pesado cayendo al suelo y rodando en su dirección asustó y congeló en el lugar la marcha de los brujos, pero hacia donde apuntasen con la luz de la varita, era difícil ver algo dirigiéndose a ellos, el cuarto además debía estar en su mayoría vacío, pues el sonido se distorsiona a su vez y complicaba predecir la trayectoria de lo que fuera que se acercaba a ellos.

Ahí viene-, advirtió Quintel ante la cercanía del sonido que de pronto se sintió incluso que hacía temblar la habitación como si hubiese aumentado de tamaño y fuera a salir de la oscuridad para aplastarlos. 

Detritus-, invocó sobre su compañía, mientras él se adelantó un par de pasos para enfrentar a su atacante y proteger el mineral a toda costa. 

Pero cuando sintió que fuera lo que fuera aquello lo impactaría de lleno, una pequeña pero brillante luz casi lo encandiló a sus pies. El frágil objeto continuó rodando por el suelo hasta chocar con la punta de sus botas.

Es una bola de cristal-, soltó en una exhalación de alivio.

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Harriet Travers - Finalista - Interia

Harriet ve partir a Hess tras el patriarca Ollivander, alza la mano a modo de despedida cuando el hombre les desea éxito y les da unas últimas recomendaciones, y por un considerable tiempo se queda pensando en que si bien llegó allí motivada por su veleidoso deseo de ver a Gurëndriel, la visita le sigue dando información de esta nueva vida de Crouch que durante tanto tiempo, le había interesado averiguar.

Las preguntas se están multiplicando también, como el conocer la clase de contrato establecido entre esa familia y Hessen, y como este a su vez ha dispuesto la colaboración de Guren e incluso de Quintel en los terrenos de esa familia.

La voz de Bel asegurándole a los muchachos que estarían para la cena es la que le saca de sus pensamientos. A las finales, y a pesar de las palabras de Evans, han quedado únicamente las dos a cargo del mineral de Harriet, pero Bel no parece sentirse para nada incómoda con ello. 

— Sígame por favor.

No tienen que caminar mucho para llegar hasta la habitación que antes la mujer había mencionado. Hattie reconoce en la puerta, hecha de una madera noble y antigua, una serie de grafías que parecen ser fundamentalmente de protección, pero que inequívocamente llevan consigo una energía negativa, lo que la lleva a concluir que la magia empleada para proteger esa habitación ha sido hecha con artes oscuras.  Movida por ese descubrimiento, no sé detiene a examinarla mucho más, y en su lugar se admira de la cantidad de cachivaches que el espacio alberga.

— No toque ninguno señorita Travers, a menos que quiera llevar alguna molesta maldición por tiempo indefinido.

Hattie se sobresaltó, pues justo había estado a punto de tocar una bonita casa de muñecas que le recordaba a los caros juguetes con que solía jugar de pequeña, que parecía llamarla hacia su interior. ¿Sería entonces que todo esos objetos que veía a su alrededor eran objetos hechizados? Y de ser así ¿Cuál era el sentido de conservarlos como si de una colección macabra se tratase?

La respuesta rápida de Evans, como si le leyese el pensamiento, vuelve a sobresaltarla.

Las maldiciones no son todas iguales y se sorprendería de lo fértil que puede ser el estudio de ellas, señorita Travers. - a medida que escucha la respuesta, Hattie se aproxima a la mesa donde Bel está colocando algunos instrumentos de observación y medición, viales de pociones y un pesado libro que la bruja reconoce como el Grimorio de Gryffrindor- Desde las más simples a otras elaboradas y con magia de sangre de por medio, uno encuentra en las maldiciones una ventana maravillosa para explorar la naturaleza humana. Y si bien su mineral no es precisamente un objeto maldito, podemos asumirlo como uno en la medida que desconocemos por el momento la magnitud del alcance de sus poderes y si puede o no generar daños. Todo este tiempo ha estado "libre" pero veremos que sucede ahora que hemos restringido esa libertad. Colóquese esto por favor.

Acomodándose los anteojos alfa, la joven heredera observó el sketchbook (que era la última forma que había adoptado su mineral) en el suelo, sin perderlo de vista un solo segundo hasta que vio como el aura verdosa que había llevado todo el tiempo, comenzaba a ampliarse, dando la sensación de que podría explotar en cualquier momento.

 Specialis Revelio- murmuró de inmediato la rubia, recordando aquel hechizo simple pero eficaz de sus clases de Conocimiento de maldiciones,  para verificar si efectivamente el mineral ocultaba alguna maldición dentro de sí. Por un momento parecía que nada sucedería, pero entonces aquella energía que emanaba hacia el exterior se volcó hacia el interior del mismo objeto, llevándolo a elevarse por los aires,  sin dejar de revolverse informe en lo que parecía una reconstrucción de cada una de sus partículas, hasta que finalmente nuevamente cayó al suelo, con su primigenia forma de esfera.

Superado el momento de tensión, Hattie soltó un suspiro. No sé atrevía a tomar el objeto pero podía percibir a través de los anteojos, que la energía que portaba no dejaba de disminuir.

El Grimorio de Gryffrindor ilustra a través del mito de Ploteo, que ciertos objetos con cualidad de cambiaformas, pero una cierta vida propia, no podían transformarse en nada si conseguías atraparlo. Tal parece que, aún siendo extraterrestre, este mineral cumple ese principio, pues ha vuelto a su primera forma ¿Agregarías algo más?

Bel estaba anotando cuidadosamente en su libreta sus primeros hallazgos, y Travers,  tras medio minuto de silencio terminó asintiendo a la consulta,  pues si tenía algo más para decir.

La magia de la transformación y la habilidad de la metamorfomagia han sido la especialidad de mi familia desde hace varias generaciones- su voz es calmada mientras se acerca ella misma a leer el contenido del famoso Grimorio que Bel acaba de mencionar- y aquí en estas mismas páginas Godric advierte que si alguien tiene predisposición a esta magia, es probable que resulte potenciando sus efectos dónde la aplique. Quizá y por eso este objeto no ha dejado de transformarse: Porque la conexión mágica conmigo que soy su portadora no ha dejado de alimentarlo.

Eso explicaba a ojos de Harriet por qué  el objeto podía haber tenido tan alto número de transformaciones ¿Pero qué pasaba con las formas adoptadas? Aún quedaba mucho para resolver. 

***

Cleo había estado mortalmente silenciosa en el trayecto con ambos jóvenes. En general, no era particularmente dada a relacionarse con personas del sexo opuesto, mas la situación lo hacía peor por la atracción que Gurëndriel le despertaba y que pese a sus esfuerzos, no había conseguido disipar tras ese tiempo. Ese hecho, por supuesto, ni siquiera había sido notado por Hattie (y ella lo prefería así) pero resultaba un tremendo inconveniente en esos momentos que la desconcentraba de la misión que tenían allí.

— ¿Sabes de Adivinación Gurëndriel?- como los otros dos Cleo había también alzado su varita, creyendo que sufrirían  un ataque, pero ahora, le movía la curiosidad se saber si ese objeto terminaría siendo de alguna ayuda a su investigación- porque sino lo mejor sería dejarla aquí. Quiero decir, aún si los señores Ollivander lo permitieron, hay límites entre lo que podemos tomar y lo que no ¿Verdad? Y sin el conocimiento tampoco nos sería útil...

No podía decirlo en voz alta, pero ese cuarto por alguna razón le escarapelaba la piel, así que no veía la hora de salir de ahí, incluso si la perspectiva de volver a encontrarse con la maleante en los terrenos era aterradora, ella lo prefería a la húmeda oscuridad de ese lugar que se sentía casi como si tuviera una clase de (nefasta) vida propia. 

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