- Mansión Luxure - (MM B: 110324)

[Danny Lestrange]

Pronto había quedado el árbol de navidad además de la infinidad de luces que su familia había puesto para adornar la mansión con motivos navideños. El joven mago se sentía verdaderamente feliz y emocionado por pasar tiempo con su familia, él sabía que no tardarían mucho en llegar y así fue. Apenas se había levantado con la caja de adornos y caminaba tranquilo por el salón cuando Lady llega y le abraza de vuelta con una sonrisa.

Hacía poco que había experimentado una pérdida muy dolorosa para él, pero Danny imaginaba que su tío se habría alegrado si viese a su sobrino emocionado por festejar un día como ese, tan especial. Ahora solo faltaba que comenzaran a llegar los invitados y familiares, así que el muchacho volteaba a ver hacia la puerta en repetidas ocasiones. Era verdaderamente emocionante.

"¿Tardarán mucho en llegar?"

Se preguntaba, no en voz baja todo gracias a la sordera del muchacho, el que le hacía hablar en voz alta al hablar por la razón de que no se escuchaba a sí mismo. Quizá aquello molestara a las personas pero al muchacho no le importaba demasiado, por lo regular actuaba sin detenerse a verificarlo. Ahora el muchacho se detiene frente a un sillón de la sala y se deja caer en él, estira las piernas y mira a su alrededor.

@@todos

[Ada Camille Dumbledore]

La habitación adecuada al estilo victoriano se situaba en el tercer piso del edificio que servía como vivienda de los miembros de la Familia Luxure, una familia en la Elite de los magos de la Gran Bretaña. El pertenecer a la estirpe d elos Luxure, aunque fuera por un lazo adoptivo, era todo un honor.

 

Era una de las festividades más celebrada por todos y por supuesto no podía faltar la gran gala exclusiva de la familia y de amigos cercanos y allegados, todo muy familiar como era típico de nosotros. Por ello había decidido lucir de especial manera esta noche un vestido semitransparente dorado ajustado al cuerpo y por debajo de la rodilla, para destacar entre los invitados.

 

Me observe en el espejo un momento más para arreglar mi cabello sobre los hombros y aplicar algo de perfume Mon Paris de Yves Saint Laurent en mi cuello, era un exquisitez su olor y disfrutaba de los perfumes, más si era Francés.

 

Baje desde tercera planta hacia la primera planta en donde nos reuniríamos, allí encontré a mi hermanito @@Danny Lestrange adornando un hermoso árbol de navidad, el alma pura de ese pequeño era encantadora, a su lado mi amada hermana @@Lady Luxure Grindelwald quien le alababa por la obra realizada en el árbol de navidad.

 

-Quedó estupendo el árbol peque -bese su frente -Ahora solo nos resta esperar a que los demás empiecen a llegar y podremos disfrutar de una linda noche juntos

 

Bese las mejillas de la pelirroja con cariño.

[Agatha Andrómeda Abbott]

ROL DE LA GALA NAVIDEÑA:

Navidad. Otra fecha mas que pasaba delante de sus ojos.

 

Nunca supo que le veían los humanos a la navidad y mucho menos los magos. Tampoco entendía del todo porqué su familia celebraba esas fechas con tanto entusiasmo.

 

Entusiasmo. Una palabra cuyo significado desconocía.

 

Habia entrado en su tercera etapa de vida y seguía siendo la misma. Bueno, no la misma. Transformarse en un lobo era un bochorno si no sabías controlarlo y peor cuando te quedaba alzada la cola o esponjadas las orejas.

 

Fuera de todo, la vida iba teóricamente de maravilla.

 

Siendo sinceros, su corazón estaba roto. No, herido. Hacía un año que no lo veía y comenzaba a lamentarlo, también maldiciéndose por haberse enamorado equivocadamente de un piedra que parecía oro. Pero el era su vampiro, sin importar lo idi*** que fuera, sería su vampiro.

 

Sentada delante del espejo, suspiró por enésima vez mientras cepillaba su cabello. Las verdes hebras que alguna vez el había acariciado. La sonrisa que le había dirigido, esa mirada tan chispeante y encantadoramente maliciosa que le atraía tanto. Negó. No podía pensar en eso. Para su familia aun era una niña con la inexperiencia de la vida, a pesar de que, en realidad no lo fuera. Porque si, tenía mas de tres milenios desde su última vida, pero debía comportarse como tal. Aunque ahora ya no tenía una estatura tan diminuta, seguía siendo la doncella de la casa, la niña consentida de su padre y el amor de su madre.

 

- Con permiso señorita. - Uno de los elfos domésticos de su madre, entró llevando con sumo cuidado un hermoso vestido de muselina negro, adornado con detalles verdes y pequeños retoques de brocado.Al frente una imitación de corsé que le daba elegancia y feminidad. La prenda daba un aire a la época victoriana, pero con modificaciones. La doncella miró un momento esta, para suspirar resignada. - Esta bien, ponlo sobre mi cama, en un momento me cambiaré. -

El elfo asi lo hizo, pero se quedó un momento observándola con curiosidad, notando su aire triste. De todos, el era el mas apegado a la niña desde su llegada a la casa y a veces, aunque estaba prohibido, se tomaba ciertos permisos, como aconsejarla cuando se sentía triste o ayudarla cuando lo necesitara. Por su parte la doncella, solo agradecía calladamente esas pequeñas ayudas y casi siempre lo pedía de compañía.

 

- La señorita no debería estar triste. A veces solemos perder aquello que queremos, pero es parte de la vida y del aprendizaje. - La doncella suspiró de nuevo y bajó la mirada. Sonrió levemente y se levantó del tocador para mirar al elfo en silencio, antes de añadir. - Si. Pero a veces las pérdidas duelen. - Toda pérdida duele señorita. - Añadió el elfo con suavidad. - Pero lo importante es saber continuar. Ahora, si me disculpa, iré a atender la cocina. -

 

El elfo desapareció de la habitación dejándola sola. La doncella observó el vestido que había pedido y decidió cambiarse, calzándose después las zapatillas. Peinó su cabello, sujetándolo en una media cola con un broche plateado y dejó caer algunos bucles libres a los lados de su rostro. No necesitaba maquillarse, únicamente colocó una capa de protector labial sobre sus gajos, añadió un suave perfume floral a su cuello y se colocó la bella cadenita dorada que le regaló su padre. Tomó enseguida su pequeño abanico de seda con detalles verde - negro que hacía juego con su vestido y decidió salir de la habitación.

 

No esperaba toparse con tanta iluminación y tantos adornos, pero sonrió un poco. La energía de sus padres por hacer ese día tan especial estaba marcada en cada detalle. Caminó con calma por el pasillo y bajó las escaleras con cuidado para no tropezar, la zurda apoyada en la barandilla, la diestra sujetando el abanico cerrado. Por dentro del vestido, atada al muslo derecho, iba la bella varita en su estuche, cuidando de su dueña. - Mamá... - La impresión que le dio ver el árbol adornado de manera primorosa, fue agradable y sonrió dulcemente, hablando con educación. - La decoración quedó preciosa ¿Lo habéis hecho entre todos? - A sus pocos años, Agatha ya se comportaba y actuaba como una dama educada y elegante, no por nada era reconocida en Hogwarts por ser la "bella mariposa de Slytherin." -

 

@@Lady Luxure Grindelwald

[David Augustus Lestrange]

Estaba llegando a su destino. Había decidido aparecerse a una distancia prudencial, tenía la costumbre de recorrer los últimos metros andando. Sentía el aire frío típico de cualquier día invernal, pero no había en su rostro ninguna muestra de que eso le incomodase.

 

Se dirigía a la mansión de su familia adoptiva para celebrar con ellos la Navidad. Unas fechas tan especiales había que pasarlas con los seres queridos, no cabía duda. Nunca había demostrado ser el hombre más familiar del mundo, pero eso no significaba que no los quisiese. Simplemente, tenía una forma peculiar de demostrar su cariño y esa era manteniéndose algo alejado. Posiblemente no sería capaz de reconocer a varios de los miembros que se encontraría más adelante.

 

No estaba seguro de si en las celebraciones que seguramente se llevarían a cabo en la mansión había alguna fiesta de intercambio de regalos navideños. Esperaba que sí porque no le importaría recibir algún bonito presente, pero por otro lado sería un momento incómodo porque iba con las manos vacías. Cada vez estaba más cerca de su destino y todavía no había pensado la excusa que daría para ir sin nada. ¿Qué sonaba más creíble? ¿Decir que se le había olvidado o que no había tenido tiempo de ir a comprar? Lo meditaría.

 

Ya veía la mansión. Se paró un momento para comprobar que su vestuario estaba impoluto. Le gustaba dar buena imagen y tener una presencia. La túnica de gala negra que llevaba estaba en perfectas condiciones y, aunque no había llevado ningún espejo consigo para comprobar si su peinado seguía igual de perfecto que cuando había salido, no le importaba si estaba ligeramente despeinado. Tal vez podían pensar que viniese de hacer algo emocionante.

 

Recorrió los últimos pasos y llegó hasta la puerta. Con su mano derecha dio varios golpes en la misma para hacerse escuchar esperando que pronto alguien fuese a abrirle. ¡Ya estaba en casa! Se guardó las manos en los bolsillos de su túnica y se limitó a esperar.

[Veronica Prince Rambaldi]

Siempre había admirado de mi madre su capacidad de ordenar todo y hacer que nos alineáramos tras sus decisiones. Luego de la escueta reunión en la cual había descubierto que tenía un tío más joven que yo había terminado eligiendo una habitación, la más alejada en una de las alas disponibles en la casa y me encontraba a punto de compartir con todos la cena de navidad.

 

Me detuve frente al espejo, el hechizo que había utilizado para alisar un poco más mi cabello incluso lo hacía parecer más extenso, lo había recogido en una coleta y elegido un vestido discreto de un tono azul tornasolado con unos zapatos a juego. Sabía que quizás no fuera la mejor opción ya que era una fiesta algo singular, había llegado para acompañar a mi madre en una pérdida y terminaba en una celebración familiar. Es verdad que en mi viaje a Estados Unidos había descubierto esa costumbre de recordar a los muertos con una comida e incluso en New Orleans cantaban y tocaban trompetas por las calles en la procesión funeral. Quizás en cierta forma aquí era así ahora.

 

Salí de mi habitación llevando la varita en un discreto bolsillo lateral, sabía que me mi madre tenía una mascota muy peculiar y no pretendía dejarme sorprender, además, desde que Kaonashi había hablado conmigo estaba inquieta, hasta mis pesadillas recurrentes con mis demonios parecían haberse vuelto más vívidas desde el contacto con el espíritu. Descendí los escalones hacia el salón que sabía habían arreglado para la celebración, esperando no llegar tan tarde.

[Danny Lestrange]

Todo estaba saliendo muy bien hasta el momento, el salón adornado y el árbol que acababa de poner delicia con los colores y la luces que parpadeaban. Incluso el aroma de la cena podía llegar hasta el lugar desde el que Danny da una honda inspiración para darse cuenta de que todo estaba por iniciar. Luego se acerca al árbol nuevamente y se sienta bajo el mismo, era enorme.

El joven mago estaba disfrutando aquella velada aún desde antes de que inicie, toda la vista era increíble para él y lo era más el hecho de que pasaría con su familia. Hacía tanto tiempo que no pasaba con ellos que olvidaba lo que era disfrutar en compañía. Se pone de pie y da vueltas por el salón, se da cuenta de que alguien se estaba acercando. Lamentablemente no escucha el toque a la puerta, era el problema de su sordera.

"Creo que hay alguien afuera, ¿Abro?"

Se pregunta. Luego alcanza a ver a su sobrina llegar y le sonríe. A Verónica la había conocido hacía bastante poco y en condiciones no muy agradables, pero había ganado su estima y le agradaba verle ahí. Ahora solo esperaba que llegaran los demás para iniciar sin ponerse tristes. Danny no podía dejar de pensar que le habría gustado mucho pasar una fecha así con su tío, lo extrañaba mucho... Pero también entendía e imaginaba que Demian no habría sido muy feliz si viese a su familia sufriendo ni pasando tristeza. Por eso Danny se mantiene con calma y dispuesto a disfrutar el momento con la familia.

Y por eso mismo, el chico toma un sobre dentro del cual había escrito una pequeña carta, una especie de petición que no tenía intenciones de mostrar a nadie puesto que Danny solía desahogarse escribiendo aunque no fuera precisamente su fuerte.

"Querido Santa:

Hace mucho tiempo que no te escribo algo así, tanto que ya hasta se me olvidó cuando fue la última vez que escribí siendo niño para contarte lo bien que me haboa portado y justificando el porqué merecía lo que se me ocurría pedir en ese momento. Y no siempre llegaba lo que pedía, por cierto, cosa que en ese entonces me enojaba y me hacía sentir mal pero ahora al recordar me da mucha risa.

Sin embargo, ahora yendo al punto y con el fuerte deseo de que ahora sí se cumpla mi petición empiezo con lo que deseo desde el fondo de mi corazón. Ya no quiero nada material como cuando era pequeño, porque al crecer me di cuenta de muchas cosas... Y es de la importancia de tener a nuestro lado a las personas a las que queremos. Y es que, Santa, ¡Odio la guerra! Ese lío que se tiene entre bandos me hace perder la cabeza y el pensar que gracias a eso terminé perdiendo a una de las personas más valiosas que tenía...

Por eso te quisiera pedir que cuides mucho a mi familia, ya no quiero que falte nadie más, no quiero que nadie más de mi familia desaparezca sin rastro como lo hizo no tío. Quiero pedirte que siempre estemos todo juntos para no sufrir el dolor de tener un espacio vacío...

Y eso es todo, mucha gracias"

Danny sabía que nadie iba a leer aquello, una carta mal redactada y poco elocuente pero que para él era muy significativa, al punto de que al estarla escribiendo había tenido que limpiar sus ojos un par de veces para que las lágrimas no mojaran el papel. Ahora esa carta estaba al pie del árbol, ahí escondida entre algunas ramas. Y nadie más que la persona que debía leerla la podría encontrar.

[Thoth]

Uriel Luxure - marioneta-

 

Un hombre de traje oscuro y con el rostro quemado, comienza a caminar por las calles de Oterry. El mismo había llegado confusiones de dignatario, por lo que sus fines sólo era algo que el mismo conocía. Sin embargo, para el mundo éste había muerto y un nuevo pariente con el apellido Luxure se daba a la luz, no obstante su procedencia era Egipto. Extrañamente su parentesco era de un primo de Alaric, siendo así parte de la rama principal. De igual forma, sería un patriarca, heredado por Demian, esa identidad que había muerto. Aunque, los familiares no conocía ese secreto, éste ser era un desconocido para todos ellos.

 

Y estando cercano a la mansión, ingresó lentamente, caminando apoyado por un bastón. Su largo abrigo arrastraba algunos copos de nieve, era de una tonalidad oscura, al igual que su atuendo. Además, portaba un sobrero de copa del mismo color, en sus labios fumaba un tabaco cuban,éste lo sacaba de su baca y dejaba salir una bocanada de humo. Este ser era algo macabro, creado del alma de su fabricante, poseyendo cualidad de hablar, ver, y escuchar. Por lo que el humo, por un sistema deseado por el nigromante simulaba como si respiraba. Aunque, esto era una vana ilusión. Estando en la puerta el hombre en seco toca la misma,allí se escucha el toc, toc.

[Rory Despard]

Bel Evans Ollivander

 

Observé la nieve, pisoteada y sucia, una alfombra natural que se extendía por las calles de Ottery, como la prueba irrefutable de que el invierno estaba en su máximo apogeo. A través de los espacios en el enrejado de la entrada a la propiedad Luxure, alcanzaba a distinguirse una vegetación de encendido verdor, rompiendo el escenario gris característico de la época navideña. La variedad de plantas ornamentales y de flores con vibrantes colores que adornaban y daban un contexto irreal al sendero de piedra cubierto también de nieve, invitaban a dar un paseo por el exterior y con suerte, averiguar qué secretos ocultaban más allá de lo que mostraba a simple vista.

 

— De alguna manera este jardín es como la propia Lady, creaciones cuya magia, hace que sean admiradas.— solté despreocupada, volviéndome a Garry con una sonrisa, sintiéndome repentinamente nostálgica.

Era increíble pensar que años atrás, aquella vivaz jovencita aprendiz del departamento de criaturas iba llegar tan lejos en sus aspiraciones dentro de Ottery. La familia Luxure, hasta donde conocía, no contaba entre los linajes más antiguos de Inglaterra, y sin embargo, antes de la guerra y a pesar de ella, allí donde otros habían tenido puros reveses y problemas económicos, habían encontrado una forma de posicionarse, que no estaba exenta como toda historia de éxito, de oscuros rumores sobre la fuente de su dinero y poder.

En otros tiempos...una visita a ese lugar hubiera sido imposible. Pero como para graficar la contundencia del cambio de circunstancias, había sido mi propia elfina la más emocionada de que aceptara esa invitación, que prometía una espléndida cena, con champán, buena conversación y toda clase de detalles para convencer hasta a los más escépticos, incapaces de tolerar las fiestas o cualquier clase de acto concurrido.

A la luz de los faroles que iluminaban la calle, Garry lucía justo como la clase de persona apática e inadecuada para una celebración como la que esa familia prometía, y sabía, por fuerza de lo mucho que nos conocíamos, que no estaba errada en mi juicio. ¿Pero cómo no presentarnos? Declinar era, a ojos de Hessen y su cuidado control de las relaciones públicas de la familia Ollivander, una absoluta grosería y falta de respeto, considerando la deferencia y buen trato que ellos habían dado al patriarca Ollivander, y yo, recién retornada a Inglaterra, no había encontrado elementos para contradecirlo.

Lo irónico de todo el asunto era que, tras haber ido hasta otro continente para evitar un acercamiento mayor, cayese en cuenta de que no tenía ánimo suficiente para apartarme de Garry, más ahora que empezaba a mostrar mejoría respecto a la sombra pálida y cuasi automáta que había visto meses atrás, en nuestro primer encuentro tras tantos meses separados.

Una parte de mí quería creer que las cosas entre nosotros podían conducirse de forma más sencilla, despojados de los miedos que nos habían atormentado, y curados de cualquier clase de apasionamiento obsesivo. Que simplemente todo se reducía a vernos para pasar un rato juntos, charlar y tomarnos de la mano, y compartir ese inexplicable vínculo repleto de ternura y afecto que no necesitaba de palabras, porque ambos no éramos los mejores con ellas, y habíamos aprendido que podíamos sostenernos más y mejor, con miradas y acciones cómplices.

— ¿Crees que luzco bien? Creo que tu hermana fue excesiva con los detalles— dando una vuelta completa delante de él, extendí las manos a los costados y el vestido de organza de mangas holgadas y con detalles de flores estampadas se meció suavemente— eso sí, como ves no pudo hacer nada por mi cabello, bello desastre.

Y es que aun con poción alisadora encima, varios mechones escapaban al moño alto, y se revolvían por causa de una corriente de aire, arruinando el esforzado trabajo de P-ko, quien se había autonombrado encargada de mi maquillaje y peinado, llegando hasta a rizar mis pestañas "para unas miradas de mayor impacto", infortunada frase que, lejos de ser halagadora, no había hecho más que arrancar sonoras carcajadas de Yanna.

La espera tras la verja no se prolongó, pues un servicial elfo apareció ataviado con un elegante traje, para conducirnos al interior de la residencia, y su paso diligente apenas dio chance a contemplar el jardín que tanta curiosidad me había despertado. Por delante de nosotros noté que otras dos personas más ingresaban, pero no fue sino hasta llegar a la sala que me sorprendió reconocer además de Lady, a un viejo conocido de la Academia de Magia y Hechicería.

Asiendo el brazo de Garry con más fuerza, observé a todos los presentes e inclinando con la cabeza en silencio, di un cortés saludo. Las normas de etiqueta indicaban ir a hacer una presentación formal con la anfitriona, pero estando ella con otros invitados (o quizá familiares) tocaba ver el momento más oportuno para hacerlo.

@@Hessenordwood Crouch @Todes x3

 

[Hessenordwood Crouch]

Grelliam M. Ollivander

 

Hizo un extraño ruido con la nariz, como si estuviera resfriado (de nuevo), la alergia no es más que producto del frío constante que golpea con fuerza a Inglaterra estos últimos meses, pero gracias a eso había finalmente conseguido llamar la atención del elfo que ahora les observa del otro lado de la reja con preocupación, y mientras busca sus nombres nuevamente en la lista de invitados Grelliam comienza a considerar la idea de si cambiar de residencia a un lugar más tropical aún era una opción para la familia. Por supuesto que esta vez Garry estaría más dispuesto a acompañarlas a donde fuera que ellas quisieran ir.

Bueno, casi.

—Luxure no, estás buscando en la lista equivocada. S-somos… amigos de la familia-, insistió el brujo, arrastrando cada una de las sílabas con monotonía, con cansancio, como si hubiera estado discutiendo con el elfo por horas sobre por qué debe dejarlos pasar a la mansión de los Luxure. La verdad es que van llegando apenas, no gracias a él desde luego (aunque el retraso quizá sí fue su culpa), pero como sea él nunca ha sido muy bueno para dar largas e innecesarias explicaciones. —El joven Damian es…mi…-, hace un esfuerzo, pero necesita un empujón de su acompañante para recordarlo. —Ah si, s-soy padrino del muchacho.

El elfo se perdió de nuevo tras la reja murmurando nombres aleatoriamente.

Observar por el rabillo del ojo a Bel a su costado derecho es el movimiento más brusco que Garry ha conseguido hacer en lo que va de la noche, o del día. Ella aún mantiene los brazos un poco alzados, extendidos como lo estaban luego de preguntarle por su apariencia de esta noche. Si las cicatrices de su rostro se lo hubieran permitido, él casi podría haber sonreído ante el gesto despistado de ella. Como contraste de Evans el muchacho parece menos animado, sus ropas, a pesar de los clásicos colores oscuros para un evento tan formal, curiosamente hacen juego con el atuendo de ella, en los detalles, en los complementos del traje de Garry. De alguna forma parece representar también su vida con ella, en lo que se han convertido ahora. Yanna podría ser despreciable, grosera y un puñado de cosas malas, pero tenía buen ojo con estas cosas.

—Claro. Luces tan bien como es adecuado, Bel Evans-, es lo más cerca que está de ofrecer un cumplido conmovedor. La verdad es que siempre ha sido difícil para Garry encontrar la palabra correcta que describe a Bel en cualquiera de sus versiones; ¿Compacta? ¿encantadora? ¿agradable? ¿bien? ¿Estupendamente bien? Quien sabe, podría aprovechar el resto de la velada tratando de encontrar la palabra correcta para ella.

Después de las formalidades, claro.

No es que no estuviera contento de ver a Lady con sus hijos nuevamente, Lady, como Evans lo había expresado ya (recibiendo de él simplemente un gruñido ahogado de aprobación) era siempre algo agradable de ver, no solo como algo físico desde luego, porque Lady Luxure ha sido siempre algo más allá de una experiencia corpórea para el muchacho Ollivander. Entre sus ideas más rebuscadas, lo que fuera que Garry siente por la señora de los Luxure, lo cataloga más como algo muy cercano a un familiar, aun cuando su sangre no se conecta con la de ella.

Después de minutos, que bajo aquel frío al Ollivander le pareció una eternidad, el pequeño elfo volvía con ellos dando saltos de triunfo tras reconocer finalmente el nombre de la familia invitada, y con modales demasiado torpes los invitó a pasar murmurando disculpas sin sentido.

Con la menor gracia Garry dedicó a Bel entonces una larga mirada y sin más energía que la que han tenido sus palabras hasta ahora le ofreció el brazo para que ambos caminarán sobre los terrenos de los Luxure. Él se aferra a ella con menos fuerza de lo que Bel lo hace, pero se siente más confiado así mientras se acercan al gran edificio que es la mansión.

Tiene un tiempo que él no sale mucho de casa, aunque no es porque no quiera hacerlo. Hannity es la más amable con él ahora, lo deja salir a comprar algunas cosas los días cuando los callejones no están atiborrados de personas, a cambio él tiene que acompañarla por algo para que ambos almuercen, pero, aunque su apetito no ha mejorado, esta bien, la compañía de Hannity es agradable cuando habla mientras intenta partir una tarta en dos.

Así que está algo más desacostumbrado de lo habitual a esto, incluso se siente mucho más fuera de lugar que antes de salir del círculo por primera vez a sus once años.

Una vez adentro no es para nada lo que se esperaba (aun cuando lo que esperaba no era tan bueno) se siente enfermo solo con los multi aromas de la Navidad en el aire, Garry no es (por motivación propia) un desertor de la Navidad, pero tampoco era su festividad favorita. -Es espantosamente dulce aquí adentro-, masculla de mala gana, aunque sabe que ella se burlará de él por eso de todas formas.

No debe haber más que un puñado de personas en esa sala que, a simple vista, el licántropo no es capaz de reconocer, tampoco se esfuerza por hacerlo, imagina que habrá tiempo para saludar a los viejos conocidos y conocer a los nuevos amigos, por lo que pacientemente termina de adentrarse al salón con Bel aun abrazando con fuerza su brazo. Seguramente dejará una marca ahí después. El elfo doméstico le ha ahorrado a la pareja presentaciones anunciándolos antes de incluso poder entrar a la sala, Bel como siempre respondió con educación, él por otro lado no cree que tenga la fuerza para enderezarse nuevamente si intenta una cortesía tan pronunciada, o tantos asentimientos a la vez.

 

Con uno de ellos debe ser suficiente por ahora.

—Hay pocas personas en el árbol-, señaló con la pálida mirada el enorme adorno Navideño una vez que han terminado de cruzar el salón y se encuentran parados cerca de alguna fuente de calor que parece avivar la tez curtida del rostro de Ollivander. Seguramente ha sido idea de Bel llevarlo hasta ahí. —Hay que ir a dejar los regalos para los vástagos de Lady. Luego busquemos el modo de fastidiar un poco a estas personas.

[Agatha Andrómeda Abbott]

- Mientras descendía las escaleras con sumo cuidado, unos toques en la puerta la detuvieron. Quizá la familia no se había percatado, pero ella si. Al llegar a la sala, pudo constatar la presencia de nuevas personas, algunas desconocidas para ella. Otra si la conocía como uno de los miembros del colegio Hogwarts o al menos se parecía, no estaba segura pues estaba de espaldas. No obstante, ante la seriedad de algunos y las miradas de otros, prefirió ir a abrir ella misma a pesar de que podía pedirle a los elfos que lo hicieran. Pero como siempre, solía poner la educación primero y atenderlos en persona.

 

- ¿Quién es? - Preguntó con suave voz mientras abría. Al principio no lo reconoció entre la penumbra, pero al abrir mas la puerta, se percató de un rostro masculino y juvenil que se le hacía altamente familiar. Especialmente porque su madre ya le había mostrado fotos de el y relatado algunas anécdotas acerca de sus otros hermanos y el era uno de ellos. Sus ojos brillaron con emoción y se sintió jubilosa, pero supo contenerse para no romper con el esquema elegante que la caracterizaba. Asi pues, dedicándole una dulce mirada, sonrió con alegría, cerró el abanico y habló emocionada - ¡James eres tu! Sabía que vendrías. Mamá me ha hablado mucho de ti. Oh pero soy descortés ¡Pasa pasa por favor! - La jovencita le dio el paso para que entrara. Se alegraba mucho de tenerlo, especialmente porque su madre le había contado, que era alguien un poco tímido. Una vez que lo hizo pasar, cerró la puerta tras de si y fue a su lado.

 

Raras eran las ocasiones donde Agatha se comportaba de una forma tan atenta y alegre. Normalmente se le encontraba leyendo en la biblioteca, jugando ajedrez mágico o estudiando sus propios experimentos. Como alguien sumamente apartada de la familia y poco charladora, solía mantenerse en la parte mas alejada de la casa y a excepción de sus amados padres, no tenía contacto con nadie mas. Aunque claro, al ser ellos personajes importantes, se había criado mayormente en un ambiente solitario y reservado, haciendo de la jovencita, una persona que a veces parecía ser introvertida y antisocial.

 

No obstante, solo había una persona de entre toda su familia, que podía sacarle una sonrisa de esa manera y ese era su querido, su amado hermano gemelo pues, pese a ser ambos tan distintos en personalidad, eran tan parecidos en sus rasgos. Dos polos opuestos que se complementaban muy bien y a juicio de los habitantes de la mansión, dos demonios también a quiénes temer, porque cuando los dos se juntaban... Punto y aparte eran las anécdotas de su infancia. Ciertamente los dos eran unos jovenzuelos traviesos, diminutos y muy astutos, pero desde que se separaron para estudiar diferentes asuntos, había sido un largo tiempo en el que no se habían vuelto a ver. Ahora, nuevamente reunidos en esa sala donde antaño hicieron sus travesuras, al calor del hogar y la alegre luz del árbol adornado, pudieron por fin tener un tiempo para platicar y ponerse asi al corriente, de todas las peripecias habidas y por haber.

 

- Me alegra tanto que hayas vuelto James. Tenemos toda la noche para que me cuentes que has logrado hacer desde tus viajes. Oh, pero esto es memorable. Necesitamos acompañarlo de una buena taza de chocolate. Ven, siéntate. - Tomó su brazo con suavidad y lo condujo hasta el sofá donde ambos se sentaron. Justamente uno de los elfos que pasaba por allí, se acercó a la pareja y ella pidió dos tazas grandes de chocolate caliente. Sabia que por la nevada, su hermano estaría un poco congelado de frío y ello le ayudaría a entrar en calor. Mientras lo observaba, sonrió enternecida, pues su mayor deseo se había vuelto realidad. Si, ella había escrito una carta que dejó en el árbol, pidiendo sus propios deseos, pero no pedía nada material en concreto, solo pedía una cosa, una sola que ahora se había cumplido.

 

Escondida entre las ramas del árbol, adornada con un sello de serpiente, se encontraba una carta sellada, la cual guardaba un papel que en su interior decía:

 

"Querido Santa:

 

Soy yo de nuevo. Dirás que soy una ambiciosa y reconozco que en cierta forma lo soy. Sin embargo, esta vez no quiero nada físico. Bueno, talvéz si. verás, tengo un hermano al que quiero mucho y desde pequeños jugábamos juntos. Mi hermano James ha sido siempre la persona mas dulce e importante para mi. Pero desde que empezamos a estudiar, ya no nos hemos visto y hace años que no tengo noticias suyas.

 

El se fue porque quería viajar y aprender, quería ser alguien importante como yo, eso me hizo feliz pero también me puso un poco triste. Pero se que no debo ser egoísta. Extraño mucho esos tiempos donde lo tenía a mi lado. El siempre ha sido mi mejor amigo aparte de mi hermano y creo que hasta ese día fui capaz de soltar su mano.

 

Mama dice que no debo estar triste, que el pronto volverá, pero no se cuando. Asi que solo te pido, si es que realmente existes y puedes cumplir los deseos, que por favor cumplas el mío. ¿Podrías traer a mi hermanito de vuelta? Es lo único que quiero para navidad, Me siento tan sola.

 

Yo también me he esforzado mucho estudiando y me he portado bien. Ya no hago travesuras y trabajo mucho para llegar a ser toda una señorita digna de papa. Puedo comprobártelo si quieres. También lo estoy dando todo en la escuela. Quiero trabajar en algo importante asi como mama y poder ser independiente como papa. Pero la verdad es que lo extraño. Los días sin el son horribles y aburridos. Nadie se puede comparar a el. Es el mejor rival, el mejor cómplice y el mejor cuando tienes que esconder las cosas. También es genial armando objetos ¡Y conoce de todo! Solo el puede entenderme y solo con el puedo hacer las cosas tan natural y sencillamente ¿Sabes lo divertido que es hacer cosas a su lado? ¡Y también molestarlo!

 

Bueno, no quiero cansarte con mis palabras. Voy a ponerte una copia de nuestra foto para que sepas quién es y asi puedas traerlo ¡Confío en ti!

 

... Porque si lo haces, sería el mejor regalo, el mas inolvidable en esta navidad.

 

Te quiere, Agatha.

 

PSD: ¿A que nos vemos super bien juntos?

 

 

Y junto al papel una pequeña fotos de dos hermanos en plena salida, junto a una fecha: 14 de Junio Año XXXX. -

 

@@David James Dumbledore