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Chateau Dumbledore (MM B: 78647)


Ada Camille Dumbledore
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Las calles de Londres eran siempre atestadas de personas, muggles, magos locales y turistas. No se podía negar que la ciudad era hermosa y llamaba la atención el Río Támesis y sus puentes por todos la ciudad. Los parques y la infinidad de museos y tiendas. Hoy no iba precisamente de paseo, me había asesorado de una cercana: Luna Gryffindor, para mi sorpresa la hermana menor de mi querida Shelle y yo nos habíamos hecho cercanas y amigas. No era mala la idea de salir con ella de riendas, menos que hoy ambas acudiríamos a una fiesta organizada por mi primo Don, el estaba recién llegado a Inglaterra pero tenía viejos amigos y quería celebrar su llegada con ellos. 

 

Acompañe a la Gryffindor a su casa a cambiarse para la fiesta, yo no tenía ningún problema con esperar que ella hiciera su rutina de belleza para estar perfecta para la fiesta me parecía lo mejor que ella pudiera estar tranquila en su casa mientras se maquilla a y peinaba. Estar en esa casa mientras la esperaba solo me hizo pensar en que sería la vida de mi querida pelirroja, la mujer había salido del entorno mágico por causas que no conocía. 

 

Nos encontrábamos de camino a mi hogar, cuando las palabras de Luna me llenaron de curiosidad, pocas veces se le notaba esa clase de entusiasmo. Solté una carcajada con sus palabras. 

 

-Lunita…  ese caballero es mi primo, bueno primo segundo, es hijo de la prima hermana de mi madre y si el te invito es porque eres una persona increíble y seguro que disfrutarán tu presencia en la fiesta. Y si de seguro la fiesta estará buena. 


Arribamos al Chateau la noche estaba encima, el atardecer ya estaba por terminar y aun no había terminado de vestirme, mi primo había organizado una reunión con conocidos y amigos, que después de darnos cuenta era más de medio mundo mágico. Al final no me importaba el salón de ocio que teníamos en el Chateau era lo suficientemente grande para recibir un centenar de personas, poseía un espacio no solamente amplio, sino equipado para hacer que la familia y sus amigos se sintieran completamente atendidos. 
Subí pronto a mi habitación que quedaba en la torre sur del Edificio, me di una ducha y bañe mi cabello, no estaba muy decidida en que ponerme. No era algo formal, pero no me gustaba ir mal arreglada a ningún lado, ni siquiera estando de anfitriona en mi propia casa. Tome una falda azul cielo larga y entubada y un top blanco vaporoso junto con tacones abiertos, una vestimenta digna del verano.

 

Bajamos por la escalera desde la torre hasta el gran salón de ocio. Por todo el camino del primer nivel del Chateau, habían luces que indicaban el camino hasta las grandes puertas de madera del salón.  El mismo no era muy de mi estilo, yo no solía usar el estilo rústico en mis habitaciones pero había sido decorado por mis antepasados mucho antes de mi nacimiento, incluso la historia que tenía era antes del nacimiento de mi madre, por lo que era un lugar que respetaría su organización. Lo mejor del lugar era la mesa de Billar pool dispuesta, pocos conocían la afición que tenía a este juego y que era una experta en él. 

 

En el lugar ya se encontraban algunas personas, entre ellas estaba su primo que estaba casi en la puerta. 

 

-Primo, veo que tomaste en serio lo de la celebración, me encanta que esta sea tu bienvenida a Inglaterra – bese sus mejillas – Ella es Luna mi amiga…  Lunita el es nuestro anfitrión, mi primo Don…

 

Un caballero de traje negro arribo y le sonreí, no sabía quién era pero si estaba allí era porque mi primo le había invitado. Tras el otro joven se había acercado a hablarle, me dirigí a la mesa de billar, tomé mi taco de pool en las manos: Un taco de Billar pool marca Buffalo Black en envoltura de cuero. Había sido meticulosamente diseñado para mi, la preciosidad contaba con 1400 incrustaciones de diamantes azules, que contrastaban con el negro de base y se asemejaban al cielo nocturno. Lo manipule un poco y puse las bolas listas para empezar una partida. 


-¿Alguien quiere jugar? 


Estaba dispuesta a empezar una partida, mientras que alguien se animaba tome de uno de los sexys meseros una copa de ginebra y empecé a beber el trago. Observe a la joven Idylla y me pareció que esperaba por mi primo, no interrumpiría hoy esta un día solo para divertirme. 

@Luna Gryffindor 

@DonTau

@Idylla Macnair 

@Ludwig Malfoy Triviani 

@Cillian

 

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Editado por Ada Camille Dumbledore

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Lo único inevitable era la muerte y el paso del tiempo, Cubías tenía claridad sobre ambas cosas; la primera la había esquivado muchas veces, la mayoría gracias a la suerte, pero la segunda era más difícil de sortear, de hecho, era su físico el que se encargada de recordárselo cada tanto y esa noche por alguna razón y mientras caminaba por una de las calles de Ottery estaba más consciente de lo que la crueldad del tiempo había hecho con él. 

Quizá su mente estaba exagerando, pero estar de nuevo en ese lugar le hacía sentir más viejo de lo que realmente aparentaba su figura, era evidente que su rostro ya denotaba algunos rasgos marcados por la edad, pero a la vista común aún reflejaba cierta juventud en sus expresiones. Sus ojos oscuros mantenían el brillo y seriedad, el cabello negro le colgaba casi hasta los hombros, era consiente que dejarse algunos mechones sobre la cara también lo hacía ver más atractivo y por suerte, su alta estatura y cuerpo delgado cumplían con su afán de verse en condiciones favorables, y es que esa noche parecía más obsesionado en lucir bien, después de todo no quería perder el talante ante la posibilidad de encontrarse a viejos conocidos en ese lugar en el que no había estado desde casi una década o más. 

Cubías avanzó un par calles, iba ensimismado en sus pensamientos, cada que levantaba la mirada y observaba hacía algunas de las mansiones que rodeaba el sitio le era inevitable recordar su pasado, le sorprendía ver que algunos de los lugares seguían en pie, al verlos llegaban a su mente ráfagas de imágenes en donde él junto a otros encapuchados protagonizaban algunos desastres en el lugar, todo en el afán de defender los viejos ideales de la marca tenebrosa, misma marca que seguía latente en su brazo izquierdo, aunque no era visible en ese momento pues su ajustada túnica negra con mangas largas la ocultaba. Fue en ese instante, que Cubías, mientras pensaba en su marca del brazo empezó a preguntarse ¿para qué estaba ahí nuevamente?.

El ex mortigafo detuvo sus pasos y por un momento posado frente a le enorme entrada de la mansión pensó en dar marcha atrás, ¿qué más daba?, de todas formas nadie había notado su presencia, se podía marchar y todo seguiría igual. -Ojalá valga la pena- pensó mientras recordaba la invitación que había recibido, de hecho, su curiosidad era unas de las razones por las que estaba ahí, le parecía inquietante que una lechuza haya dado con su ubicación, pues después de tantos años se suponía que nadie sabía de su paradero, pero la magia era sorprendente y las lechuzas aún más, de alguna forma habían conseguido dar con él, la pregunta de nuevo era ¿para qué?, pues para él ese lugar no tenía más cabida en su vida. 

Tras vacilar unos instantes frente a la entrada, el pelinegro por fin se decidió en avanzar hacia el interior del lugar, era un espacio en donde nunca había estado. Mientras caminaba al destino señalado evitó toparse con algunos de los que se hallaban ahí, cosa que no fue difícil, pues prácticamente era un desconocido, a penas y llamaba la atención, sumado a que su vestuario tampoco era tan elegante como el de todos en el lugar. Le fue fácil pasar entre los pocos que estaban ahí sin que nadie lo detuviera o reconociera, se internó al salón principal hasta posarse en un espacio al costado de los grandes ventanales, desde ahí se limitó a esperar recostado en una pared de brazos cruzados y con la mirada escaneando a los demás invitados. 

Editado por Lord Cubias
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Maida entendía, de un tiempo a esta parte, la necesidad de verse inmiscuida en la vida social de Ottery, sobretodo si tenía que continuar con el proyecto de Vuelapluma, aunque con la ausencia de su primo en la escena londinense sus motivos andaban más volubles que sus ganas. Había iniciado todo en un intento de sabotear sus ambiciones, porque claro, para ella, lo primordial era su seguridad. Colocarle como Ministro de Magia primero y Líder mortífago a los meses siguientes no había sido su momento más sabio...o eso creía ella. Resopló y sacudió su melena cinco segundos antes de aparecerse en los jardines de la residencia de los Dumbledore. Había una fiesta.

Una muy por fuera de su estilo.

Los oídos de la mujer fueron invadidos por un ritmo que le recordaba demasiado a la vida nocturna muggle, algo que ella desconocía en su mayoría. Recordó los detalles de la invitación y se preguntó si estaba correctamente vestida, claramente no. Todos iban como a fiesta de fin de año muggle y ella lucía el mismo estilo de túnicas que usaba en el Ministerio. Sin maquillaje y con el cabello recogido en una coleta, pues, parecía más bien que iba de visitar ministerial que a disfrutar del ágape propuesto. Daba igual, tenía las orejas extensibles listas e invisibilizadas, si esta reunión era una coartada para algo más, lo descubriría.

Veamos —seseó mientras ingresaba a la Chateau. 

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Habían pasado más de 10 años de que la Black Lestrange desapareció del mundo mágico, después de aquellos trágicos sucesos que la obligaron a irse de aquel pueblo, familiares, amigos y conocidos la buscaron, sin embargo después de muchos años la dieron por muerta, ella viajo por todo el mundo, cambiando de apariencia para no ser reconocida por los suyos, pero los años para la Black Lestrange no estaba pasando en vano, los cuales hicieron la madures y apenas un par de años se había instalado en Asia.

La joven seguía igual, con el cabello largo ondulado hasta la cintura de color negro, sus ojos inigualables color verde esmeralda que decían que había heredado de su Padre, dicho aspecto le daba poder y dominio de varios muggles y magos que ocultaban su ubicación.

Chateau Dumbledore - Se le escucho decir a una mujer enfrente de aquel castillo, llevaba unas zapatilla doradas y un vestido largo color rojo, llevaba su cabello suelto con una Orquídea sujetando parte del cabello del lago derecho. Sin duda algún se trataba de la Black Lestrange - Tengo demasiada curiosidad, quien me mando esta invitación -Dijo

Sin dudarlo más entro aquel castillo, en su caminar pudo observar aquellos jardines verdes que eran adornados con la bella luna llena, pudo sentir su piel chinita - Extraño todo esto, extraño la magia - Dijo mientras miraba su brazo izquierdo donde en algún momento había estado aquella marca tenebrosa, digna de cualquier mortifago y que había tenido que ocultar al huir al mundo muggle, ella llevaba años sin usar la magia.

Camino por alfombra hasta llegar al lugar de la fiesta, miro cada detalles que había en aquel castillo y sobre todo la dedicación que el anfitrión había puesto para la velada. Varios asistentes se les hacían conocidos pero ella no sabia sí ellos la recordaban.

Tomo una copa de vino y camino hacia la mesa de billar donde veía que una joven los estaba invitando a un partida, ella no era jugadora pero podía ser una buena espectadora mientras intentaba describir quién había dado con su paradero.

Buenas Noches - Dijo - Ash... -Dudo al tratar de presentarse- ¿Alguien sabe dónde puedo dejar esto? -Dijo mientras sacaba de su bolso algunos regalos de procedencia asiáticos, para el anfitrión como agradecimiento a la invitación.  

 

 

 

 

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En la espesura del bosque, a pocos kilómetros de la fiesta, el druida se hallaba descansando bajo un árbol con sus allegados de siempre. Largo tiempo había pasado desde aquel día en el que decidiría alejarse de las personas para convivir con el mundo con el que siempre se había sentido identificado. El bosque era su hogar, el cielo su techo, los animales su familia.

A su lado se hallaba recostado Greyson, un joven lobo a quien le había salvado la vida cuando apenas era un cachorro. Este comenzó a olfatearle el bolsillo izquierdo en busca de algo que había llamado su atención.

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¿Qué pasa? ¿Queres comida? –preguntó rascándole levemente detrás de la oreja e inspeccionando lo que su compañero buscaba.– Ah si, lo había olvidado. Pero sabes que hace años no me reúno con ellos. Incluso es posible que mis viejos conocidos ya no estén. –Completó sacando una carta arrugada de su bolsillo. Al desdoblarla se encontró nuevamente con aquella pulcra letra que decía:

Estimado Luke Abbott,

Queda usted invitado a la celebración conmemorativa de la Revolución Francesa. Tenga a bien vestirse adecuadamente para la celebración.

Atte. Ada Camille Dumbledore.

PD: Le solicitamos que evite concurrir con sus mascotas. Aún no hemos podido deshacernos del olor que han dejado en nuestros jardines.

Finalizó la lectura con una sonrisa. –¡Son necesidades fisiológicas! ¿Qué esperaban que hicieras? ¿Ir al baño? –dijo contemplando a su jadeante compañero que lo empujaba con el hocico. –Esta bien, esta bien. Iré, pero no esperes gran cosa.

Tras caminar un rato comenzó a divisar las blancas paredes del imponente edificio. –Cuanto lujo. Espero que la bebida sea igual de buena. –pensó mientras subía los escalones de la entrada principal.

El elfo de la recepción lo inspeccionó con la mirada, evaluando si debería pedirle que se marchase. Antes de que pudiese decir algo, Luke le plantó la invitación en la cara diciendo: –Tranquilo, orejín. Conozco el camino.

Luego de atravesar varias habitaciones llegó a una que logró captar su atención. Pocas veces había visto tal hermosura, tal magnificencia, tal perfección.

¡Una barra!– gritó sonriente mientras ocupaba un lugar en ella. –¿Me das una cerveza? De veras que extrañaba esto.– Comentó a uno de los trabajadores que atendían aquella barra mientras este cruzaba miradas con sus compañeros.

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- ¿Qué es esto? - Preguntaba un tanto incrédulo al elfo a su lado. - Acaba de llegar señor, es una invitación a una fiesta en...Oterry - Murmuraría el elfo un tanto preocupado por la reacción que el Black Lestrange podría llegar a tener. Aun así, el rubio se lo pensó varios minutos, más que nada ahondando en los recuerdos que aquel poblado traía a su mente. - Han pasado 10 años Sunev... - Le diría al elfo mientras abría el sobre, leyendo con detenimiento la invitación.  Parecía extraño, pero el viejo elfo parecía más interesado en que asistiera que el mismo. - Tal vez sus amigos estén allí.... - Diría paseando alrededor del rubio, mientras frotaba sus viejas y delgadas manos. - Tal vez sus hijas... - Agregaría sin dejar de analizar las expresiones que el mago mostraba. 

- Prepara mis cosas... - Diría Illidan con voz firme, y el elfo mostrando una sonrisa desaparecería. El Lestrange se acercaría a paso lento hacia un espejo de pie, Buscando en su reflejo detalles que ya no encontraría, los años lo habían convertido en un hombre, y si se lo preguntaban, mucho más guapo que antes. Pero no el caso. Sus rubios cabellos ahora eran más largos, a  tal punto que llegaban en un solo mecho a tocar el hombro izquierdo, llevaba una prolija barba en forma de punta, y unos aretes negros con el símbolo de la Trifuerza, doctrina que nunca había abandonado. 

El viejo elfo volvió, parecía feliz de que su amo volviera a las tierras que años atrás habían abandonado, tal vez sentía algo de preocupación, uno nunca sabe cuando de elfos se trata, pero lo cierto  era que ambos se tenían un particular afecto. - Su abrigo mi señor... - Diría el elfo. Illidan se tomaria un momento en revisar su traje oscuro,  liso y a juego, con botones de broche y cordeles en el pecho, al igual que en las mangas, Sus zapatos negros y pulidos, y un saco blanco sobre todo esto, dándole un toque señorial que no acostumbraba a llevar.

Volvió sobre la mesa para tomar la invitación, repasó aquel nombre en su mente... - DonTau, que nombre más asqueroso... - Diría para adelantar su diestra materializando la varita. Acto seguido enfocó el destino en su mente, y al abrir sus ojos se encontró frente al castillo Dumbledore. Inhaló por la nariz hasta llenar sus pulmones, sus recuerdos cayeron a raudales, obligándolo a cerrar los ojos y tomarse unos minutos. 

La entrada estaba despejada, por lo que no dudo en abalanzarse hacia su destino, ya con las manos libres cruzo el umbral, para observar a los que habían llegado antes que el, allí iba ella @ Ashley Emily Black Lestrange M.  , subía a toda prisa hacia la primera planta, dejándolo sin oportunidad para abordarla, había quedado tan impactado que ignoro al hombre de largos cabellos a un costado, Illidan sonrió con malicia, recordándolo. - Cubias... - Se limitaría a a llamarlo, y con una fugaz mirada buscaría al tercero en cuestión. - Ahí estas... - Agregaría visualizando a Lud. - Malditos vejestorios... - Susurraría risueño. Después de todo, no había sido mala idea ir a esa fiesta. 

@ Lord Cubias  @ Ludwig Malfoy Triviani

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Había pasado un buen rato desde que las dos estatuas guerreras del castillo de su familia habían cerrado el paso detrás de ella y a juzgar por las personas que veía de lejos cruzar la calle sabía que no podía estar muy lejos. Habían pasado años desde la última vez que Mónica había estado en el lugar al que aquella noche se dirigía y podía asegurar que ninguna de las veces anteriores había llegado andando hasta allí.

Después de tanto tiempo de idas y venidas no podía negar que sentía cierto nerviosismo, como si algo en su interior le dijera que aquella noche traería consigo sorpresas. No tenía demasiado claro si esas sorpresas serían buenas o malas pero la intriga era algo con lo que nunca había sabido combatir, por lo que a pesar de llevar tanto tiempo relativamente apartada de la sociedad terminó sucumbiendo a la invitación. Quizás por eso o simplemente porque tenía algo pendiente con quien firmaba dicha invitación, pero la cuestión era que allí estaba.

La noche la envolvía como si formara parte del vestido azul eléctrico que vestía; dos finísimas tiras de pequeñas piedrecitas brillantes nacían en el borde del profundo escote corazón por el que se podía percibir parte de sus prominentes pechos y caían de forma delicada sobre sus hombros formando los tirantes del vestido. La prenda, de una finísima tela vaporosa se ceñía justo en su cintura con la ayuda de otras dos tiras idénticas a la del escote, cuyas pequeñas piedras preciosas provocaban un delicado tintineo al chocar entre sí. La falda del vestido se revolvía entre sus piernas al caminar, dejando que una de ellas escapara a través de una larga apertura en el lado derecho de su cadera por la que a veces se percibía la liga negra en la que tenía resguardada la varita de Ébano que siempre la acompañaba. 

Se detuvo justo frente al edificio y lo inspeccionó con la mirada, como intentando averiguar quién estaría dentro. Creyó escuchar la música de manera muy lejana por lo que supuso que habrían insonorizado el lugar de la fiesta o bien que se lo estaba imaginando, pues… ¿Qué tipo de fiesta darían en el hogar de los remilgados Dumbledore? Negó con la cabeza de forma enérgica intentando apartar pensamientos de una vida anterior de su mente y se encaminó finalmente hacia la entrada. El larguísimo cabello del color del fuego bailó en una larga trenza sobre su espalda y parecía querer enroscarse en la fina cintura de la bruja en cada paso. 

Sobre la alfombra negra los zapatos de salón brillaron al reflejar las escasas luces del pasillo. En medio de la oscuridad fue fácil que las pequeñas piedras incrustadas en los tacones, cinturón y tirantes reflectaran miles de minúsculos farolitos plateados que se movían a la par que Mónica y que la acompañaron hasta la puerta del salón donde tendría lugar la celebración. 

-    Vamos allá – murmuró. Los ojos, de un profundo verde, brillaron llenos de curiosidad aunque la línea negra que los maquillaba los hacía realmente misteriosos. Los labios, de un oscuro color cereza, se curvaron en lo que fue un intento de sonreír sin tan siquiera ver quien se encontraría-, ¿Qué puede pasar? 

Y justo después de lanzarse a sí misma aquella pregunta, los acontecimientos se la respondieron casi al instante, al toparse con las figuras de viejos conocidos que la transportaron por un instante a antiguas batallas como mortifaga. Uno de ellos, @ Illidan Black Lestrange , cuyo recuerdo formaba parte mucho más que de simples guerras mágicas. 

- No puede ser - pensó sin darse cuenta de que lo había dicho en voz alta. 


 

Editado por Monica Malfoy Haughton
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Aquel ambiente lo volvía loco, las luces y la música combinándose y recorriendo el ingreso, el pasillo y el gran salón donde poco a poco se iban amontonando los invitados. Don apenas se podía mantener quieto en aquel espacio, mientras los invitados iban llegando. El primero en ingresar, de apariencia joven y rubio, claramente no lo conocía, y esperaba más como él, pero obviamente estaba invitado, puntual y curioso se adentró en el castillo, Don lo saludo asintiendo con la cabeza, y llevó su mirada a los que venían detrás. 

Sus ojos divisaron un ángel entrar, portando un apretado vestido bordo, Don le hizo una seña para que subiera, esperando que la Macnair lo hiciera, la recibió en la parte superior de las escaleras, y sin dudarlo, depositando un cálido, pero corto beso sobre los labios de la peli morada. - ¿Me ayudas a  recibir a los invitados? - Le preguntaría con sorna, - Te lo compensaré luego... - Agregaría, la verdad aquella dama estaba espléndida, y la fiesta con solo su llegada había válido todo el esfuerzo del mundo.

Poco a poco, cada invitado, cruzaba la puerta principal para subir las escaleras, encontrarse con el anfitrión brevemente y seguir hasta el salón, el peli blanco junto a su pareja saludaba con tranquilidad a los rostros desconocidos, aunque intentaba detener a los que de algún modo u otro, comenzaban a formar parte de su entorno, así fue cuando notó el ingreso de Luna Gryffindor y Ada, que brillando como el propio cielo nocturno se adentraban en aquel evento.  Luna lo saludaría con la mano al pasar, Don asentiría en la cabeza, recordando aquellos días en el ministerio peleando contra aquella enfermedad. - Luego las alcanzo a ambas... - Gritaría por sobre la música, no solo para Luna, sino también para Ada. 

Al parecer el primer rubio que había ingresado a la fiesta, sería abordado por otro más, lo recordaba por andar con Ada en la conmemoración, su nombre era Cillian o algo así, el muchacho no perdía el tiempo, y eso para Don era algo que admirar. Detrás de este, un sujeto más sombrío se hacía presente, aunque su aspecto estaba algo descuidado, mostraba estar bastante curtido en la vida, el hombre de largos cabellos y mirada cansada, el cual se limitó a esperar en un costado, sin ingresar al salón, quedando en el limbo de la fiesta.  Tras este, una mujer elegante, con el pelo recogido y sencillez radiante, se adentraba en los confines de aquel evento.

Don adelantaría su mano para tomar la de Idylla, y se adentraría en el salón, dejando su labor de recepcionista, y dispuesto a disfrutar de aquel evento, indiferente a lo que hicieran los demás a partir de ahora. Una vez en el salón, guiando a su dama a la barra más pequeña, tomaría uno de los cigarrillos para encenderlo, con el como adorno en su boca iría a la barra más grande. - Cerveza para mí... - Diría, esperando que su compañera también pidiera. - ¿qué te parece? - Diría, recorriendo el salón con la mirada. 

 

@ Monica Malfoy Haughton   @ Luke Abbott   @ Ashley Emily Black Lestrange M.  @ Maida Black Yaxley   @ Lord Cubias  @ Ada Camille Dumbledore   @ Cillian   @ Luna Gryffindor Delacour  @ Ludwig Malfoy Triviani  @ Idylla Macnair T.

Editado por DonTau
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La confusión que invadía al Malfoy se desapareció un momento al ver la concurrencia que poco a poco llegaba al lugar. No conocía a nadie de los que llegaban y necesitaba respuestas. Un elfo se le acercó y le ofreció una copa de ron la cual no dudó en tomar para aclarar su mente. Con su mirada demoniaca recorrió cada rincón del salón pero algo o alguien bastante apuesto le quitó la concentración.

-Ahora no estoy solo – dijo Ludwig mirando a Cillian quien aparentemente tenía las mismas intenciones que el – yo soy Ludwig Malfoy y… nunca te había visto por aquí, me siento un poco desorientado.

Ludwig intentaba mantener la calma pero por alguna razón sus labios solo deseaban besar los de Cillian, intentó controlarse y continuar observando la fiesta que se desarrollaba. Desafortunadamente no pudo continuar ya que nuevamente fue interrumpido, pero ahora por una cara algo familiar.

-¿Vejestorio? – dijo Ludwig frunciendo el entrecejo - ¿De que rayos hablas si aquí el que se ve mas anciano eres tu… ¿Qué te pasó? - Ludwig quien aún ignoraba que había viajado 10 años en el futuro se volvió a sorprender al ver a su hermano Lord Cubias aparecer. -¡Hermano! – dijo el sanador - que bueno verte, que bueno verlos ¿alguien puede explicarme que esta pasando aquí?

La fiesta había comenzado y más magos iban llegando, por supuesto que quería respuestas pero decidió que las obtendría después, ahora se divertiría y puede que tendría un lugar cálido para pasar la noche.

 

@ Cillian  @ Lord Cubias  @ Illidan Black Lestrange  @ Ada Camille Dumbledore

Editado por Ludwig Malfoy Triviani

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No paso mucho tiempo antes de que el peliblanco de su atención se fijará en ella, en cuanto sus ojos se encontraron supo que no había otra mujer que pudiera mirar de esa manera. Se sentía tan bella y con ganas de comerse al mundo a lado de aquel príncipe, el chico deposito un beso y ella lo respondió.  -claro te acompaño, un rato claro ahí después si quieres ir a conocer a tus invitados puedo irme a jugar al billar con Ada, creo que ella fue la que grito allá abajo- comentó la chica con una sonrisa, la verdad no quería dejar a su amor. Pero era una fiesta y no podían estar juntos como dos tórtolos, pegados el uno con el otro. 

 

Se abrieron camino saludando a la gente que iba llegando, ella no conocía a nadie de los presentes y se sentía un poco incomoda con tanta gente llegando, pero sintió como la mano de Don la agarraba aún mejor y su corazón se lleno de alegría mientras lo miraba. Después de un rato se canso de recibir a la gente y la condujo hacia la barra, pidió un trago y ella lo siguió - para mi una copa de vino tinto...- se volteo hacia el dumbledore y sonrió - Bueno se ve que será una velada espectacular, aunque hay mucha gente que no conozco a pesar de haber vivido casi toda mi vida aquí aquí Ottery- comento la chica y sus bebidas las habían servido frente a ellos - así que brindo por esta noche y por nosotros, claro está- tomando un trago de su copa, se inclino después a besar aquellos labios que la volvían loca, el sabor del cigarrillo y cerveza le llenaba la cabeza y quería tener más de el en aquel momento, pero se comportaría. Había mucha gente presente ahora en aquel lugar, no era propio de ella hacer una escena de aquellas, aunque nunca tuvo a alguien con quien poder hacerla en realidad. 

 

@ DonTau  @ Ada Camille Dumbledore  @ Albus Renaldi Macnair  

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