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Edicto #3 sobre los Transportes Mágicos en el territorio nacional


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Rory quiso responder, pero evaluó que era un esfuerzo inútil. El problema de gente como Moody era que nunca se hacían responsables de sus actos. Estaban acostumbrados a simplemente encender la pradera y que vieran quien se hacía cargo. Se limitó entonces a ver como tomaba sus cosas, hasta que la aparición de Hannitty Ollivander le trajo un inesperado alivio.

¿Cuánto tiempo había estado allí y no la había notado?

Se mantuvo en silencio mientras Richard saludaba con inusitada cortesía a la joven, y en cuanto lo vio descender, se volvió hacia ella.

- ¡Hannity, Dios la bendiga, que gusto verla!- se permitió una leve palmada sobre su hombro, intentando concentrarse en el rostro afable de la joven en lugar de los nuevos comentarios que se generaban en el bus a raiz de ese rumor de que un edicto contra la libertad de expresión se cocinaba en las oficinas de la ministra- No te vi antes ¿estabas en el piso superior o es que estabas profundamente dormida?

Antes que pudiera responderle, el asistente del bus le indicó a la joven que de acuerdo a lo registrado, el Caldero Chorreante también era su parada, así como un rubio de mediana edad y un joven que Rory calculaba debía tener su edad. Sin embargo,  apenas llevaba segundos de haber descendido uno de aquellos magos, cuando volvió a subirse súbitamente para indicar que el negocio se encontraba cerrado.

Conductor y chofer se miraron el uno al otro sin encontrar respuesta al reclamo del airado mago pidiendo explicaciones al hecho.

- Señor, claramente ellos no son responsables de ese asunto- Rory intentó razonar, pero más gente comenzaba a asomarse para comprobar con sus propios ojos lo que el hombre denunciaba.

¿Es que acaso ese día solo iba ser una hilera interminable de sucesos polémicos y provocadores de morbo? El asistente volvió a insistir a Hannity para que baje. Rory lo vio de mal modo por primera vez, pero el hombre volvió a repetir que no podía quedar en el bus.

- Lógicamente podría volver a subirse, pero los asientos del piso superior son los más cotizados así que es probable que encuentre a alguien más ocupando su litera.

Nuevos reclamos en el bus, y esta vez Rory tenía que admitir que Richard no estaba influenciando para nada, porque aunque el mago rubio se lo estaba sugiriendo se negaba en rotundo a volver a subir al bus.

@ Melrose Moody  @ Hannity Ollivander Evans

 

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Despacho de la Primera Ministra.

 

Sentí un ligero alivio al escuchar como aceptaba que Fenrir la acompañara a ese lugar. Ella sabía las condiciones qeu me unían al lobo, y aunque no me creyera, no lo hacía por controlarla. Nunca había sido mi fin, sino que temía que le pasara algo, y tenía la certeza de que Fenrir no solo la protegería, sino qeu me permitiría ayudarla desde el primer momento si lo necesitaba.

 

Me aparté un momento de la mesa mientras Sagitas extendía un mapa de Inglaterra sobre su escritorio, antes de volver a apoyar las manos en él, mirándolo con atención. Tenía las localizaciones de sus torres ocultas de forma que solo fueron visibles cuando las tocó con la varita, revelando donde estaban. Las dos primeras qeu había señalado estaban acabadas. Era la mitad del trabajo. 

 

Alcé la mirada conforme comenzó a hablar, notando un ligero nerviosismo. Las dos que aun estaban en proceso iban retrasadas, demasiado con respecto a las primeras, sobre todo porque aun estaban en los cimientos y no dejaban de retrasarse. Al parecer, enfermedades, averías...todo sutil, pero aun asi curioso, pues no todas lo habían sufrido. 

 

Fruncí el ceño, frotándome la barbilla, pensativo.

- Vale, tiraré de Xell para ir a investigar. Empezaremos por las equidistantes, las que ya están terminadas. Será rápido si solo tenemos que asegurarnos de que están bien. Las que me preocupan más son las otras. Hablaré con Darla, por si ella ha oido algo por la zona. Si no necesitas nada más, me voy ya. Y por favor. - pedí, girándome un momento. - llévate a Fenrir.

 

Con un ligero movimiento de cabeza salí del despacho, caminando con paso seguro. Lo primero, ir a Accidentes. Lo segundo, avisar a Xell, y lo tercero, contactar con Darla. En cuanto me encerré en mi despacho, tomé la pluma y un pedazo de pergamino.

 

Cita

@ Xell Vladimir Potter Black

Prima, parece que tenemos trabajo. Sagitas necesita que nos hagamos cargo de un pequeño trabajo, asi qeu te espero en el departamento de Accidentes para que salgamos juntos hacia el lugar.


Por cierto, trae ropa cómoda. Puede que nos ensuciemos.

Matt.

 

Mientras aquel avioncito se marchaba, garabateé una segunda nota.

 

Cita

 @ Darla Potter Black

Prima, necesito ayuda de tu departamento. Kimberly o tu sabéis algo de las torres qeu está construyendo Sagitas para su tercer edicto? Habéis oido algo extraño sobre amenazas o sabotajes por la zona? Vamos a investigar, al parecer dos de las torres están demasiado atrasadas. Puede que se esconda algo extraño detrás.

Matt. 

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Sonrió al joven Moody antes de que este se acercara a la puerta para lograr descender del autobús en cuanto éste llegara al Caldero chorreante y con un “Igualmente, excelente día. “ se despidió  de él. 
Besó la mejilla del joven Despard en señal de saludo, a estas alturas y con todo lo que habían vivido juntos, el pelirrojo  era una especie de mejor amigo ya que Hannity,  al igual que su padre, no tenía aquello de relacionarse con las personas, eso se le daba mejor a Bel, su madre.

-Estaba en el piso superior tratando de elaborar un informe acerca de los progresos de la actual administración francesa en Inglaterra,  pero me fue imposible…

Desde arriba venían gritos haciéndole pensar que se había desarrollado una especie de discusión por la litera que ella había dejado, la cual por medio de magia había limpiado para poder sentarse, la limpieza del lugar dejaba mucho que desear.

Iba a despedirse de Rory también cuando Richard y otro pasajero descendieron del autobús anunciando que el caldero chorreante estaba cerrado ¡Cómo había podido olvidarlo! El camarero le había dicho la noche anterior que el local permanecería cerrado, por tanto ella había tomado sus posesiones y las había colocado en una especie de mochila hecha con piel de dragón, que llevaba sobre los hombros, a la cual le había echado un hechizo de expansión indetectable ¿ahora donde pasaría la noche? ¿Se tendría que bajar y esperar otro autobús que le llevara a Ottery?
El joven que acompañaba al conductor le pedía a la rubia bajar, puesto que era el lugar que había indicado de parada, pero a Hannity  se le ocurrió  la idea de volver a pagar por su viaje a Ottery.

-Podría ser tan amable de llevarme a Ottery St Catchpole,  pagaré por un nuevo viaje, en estos tiempos es peligroso incluso esperar el autobús…

Ojalá no hubiera dicho… ahora la gente se ponía a discutir sobre la inseguridad en las calles ahora que los muggles sabían de nuestra existencia. Miró a Rory avergonzada y con un “Lo siento” trataba de disculparse por ahora crear una nueva polémica. 

-¡Intentaron robarme la varita y amenazarme para que les apareciera oro! 

El joven acompañante del chofer no dudó en tomar el oro, morderlo y guardarlo, mientras miraba al joven Moody -¿Acaso no piensa subir? No vamos a esperarlo más tiempo.

El otro pasajero también subió y pedía un nuevo destino, pero si Richard Moody no se decidía pronto, lo dejarían en aquel lugar.

 

@ Melrose Moody  @ Rory Despard
 

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Darla estaba sentada en su despacho, se sentía como león enjaulado, odiaba ser la directora de la seguridad, estaba acostumbrada a moverse más en el campo. Se dio cuenta en ese momento el por qué no había durado como Directora de Inquisidores ni en el Wizengamot. Sus dedos recorrieron con delicadeza el marco de una fotografía que había sobre su escritorio donde una joven pelirroja y un mago de ojos azules reían felices. Dio un suave giro a su silla, quedando de costado al retrato, en ese momento no lo soportaba, por lo que también los había girado para que rieran viendo hacia la pared lateral.

Había días en que se daba cuenta que su vida se había vuelto un caos, llena de actividades y reuniones, juegos y aprendizajes solo para poder escapar al hecho de tener que pensar en su librería, que amaba, pero que la sentía tan vacía.

Sus ojos se posaron en ese momento en un avioncito que entró silbando casi por debajo de la puerta, los mensajes ministeriales eran los únicos que podían atravesar la magia que cubría su puerta cuando no era golpeada por un miembro del Ministerio o invitado con gafete. Tomo el memorando que había llegado y lo desplegó, sin reconocer la letra. Tras leerlo se dio cuenta que era la primera vez que su primo le escribía.

¿Torres? Se mordió el labio, ¿cuál era el tercer edicto? Entre los edictos de Sagitas y los decretos de Sean la verdad es que ya había perdido la cuenta, casi se larga a llorar de solo pensar en tanta burocracia. La verdad es que si Kim hubiera oído algo sobre amenazas le hubiera avisado, pero a estas alturas ya no confiaba en nadie dentro del Ministerio, no que desconfiara de la Black, al contrario, era en la única junto con Luna a decir verdad. Suspiró, tomó una pluma y luego se lo pensó mejor.  Matt había dicho que iba a investigar, quizás fuera buena idea que fuera con él. Pero, ¿para qué enviarle nota si podía aprovechar la oportunidad para ir personalmente y huir del no hacer nada útil ni provechoso ahí?

Sin dudarlo tomó su capa, se la echó sobre los hombros, aseguró su porta varita en el bolsillo lateral de su pantalón de vestir negro, en el otro bolsillo llevaba su monedero de piel de moke agrandado su interior con magia. Acomodó con un suave movimiento de Edelweiss las cosas sobre su escritorio, incluyendo la fotografía y luego se dirigió hacia la puerta, cerrándola con magia antes de ir hacia el despacho de Matt.

Frente al DAMyC la pelirroja tuvo un deja vú y un golpe de nostalgia al corazón, aquel Departamento había sido su primera dirección, había amado ese trabajo y había sido donde había aprendido su especialidad de desmemorización y modificación de la memoria. Su mano se detuvo unos segundos antes de golpear la  puerta, era verdad que el edificio había sufrido ya ¿cuántas reformas? ¿tres o cinco? Poco importaba en realidad, ya no era el lugar en que ella había trabajado, con un nudo en la garganta al volver a sentir que todo cambiaba y demasiado, finalmente golpeó la puerta de @ Matt Blackner , esperando que él la atendiera.

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Estaba en mi despacho, esperando la llegadad e @ Xell Vladimir Potter Black , o por lo menos, un aviso, si prefería que nos reuniéramos en otro sitio. Observaba los objetos sobre mi mesa: una pequeña libreta por si necesitaba anotar algo, los guantes de piel de dragón, que se veían viejos pero siempre habían resultado útiles en el trabajo, sobre todo cuando habíamos tratado con objetos peligrosos o maldiciones. Además, también había desempolvado las bolsas plateadas del departamento de reparaciones...Aquello me sacó una pequeña sonrisa, había sido la primera vez que dirigía una oficina, cuando Sagitas y Amya eran las directoras de Accidentes. Entonces mi única preocupación era que nadie saliera herido mientras reparábamos lugares accidentados. Aquellas bolsas solíamos utilizarlas para recoger pruebas, ya que cualquier cosa que introducías en su interior veía anulada o reducida su magia, al menos, temporalmente, lo que nos facilitaba el transporte.

 

Y sin saber qeu me iba a encontrar, cualquier cosa sería útil.

 

Metí todo en mi vieja mochila, dando un  trago a la taza de café, cuando alguien llamó a la puerta. Otra de las cosas a las que no estaba acostumbrado últimamente. Habíamos pasado de las risas y los gritos de accidentosos a un departamento a oscuras, donde solo estaba yo. La gente murmuraba cuando caminaba por los pasillos, las pocas veces qeu me veían, ya fueran por los rumores de que nadie trabajaba en accidentes, o porque sabían de mis peleas con Sagitas. Xell llevaba poco de vuelta, y ahora lo que se me hacía raro era ver luces encendidas. O que alguien llamase a la puerta. 

 

Abrí sin fijarme, invitando a pasar al visitante cuando me fijé en que era @ Darla Potter Black  y, por su cara, parecía tan aburrida con yo de estar encerrada sin hacer nada.

- Pasa! - dije mientras me hacía a un lado. - que te trae por aquí? La curiosidad o el trabajo de campo?

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—Gracias —dijo la pelirroja cuando la puerta del despacho del Blacker se abrió invitándole a entrar.

Darla lo hizo y cerró la puerta tras ella, manteniéndose de pie, con la espalda apoyada sobre la puerta. Sobre el escritorio de Matt había una mochila antigua, parecía que ya estaba preparando las cosas para ir a investigar lo que le había dicho de las torres. Parecía que había llegado justo a tiempo, el mago ya tenía todo dispuesto. Se quedó pensando en la bolsa de piel de moke que llevaba en su bolsillo  con aquellos objetos necesarios para salir al campo. Miró a Matt ante su pregunta y le sonrió.

—Creo que podría decirse que ambas cosas, me temo que no tengo información sobre las amenazas que me has mandado a preguntar —lanzó un suspiro, miró la punta de sus zapatos como si allí pudiera encontrar una respuesta y se mordió el labio para no contarle que había pensado en renunciar desde hacía mucho tiempo por cómo se estaba dando las cosas. Levantó una vez más la vista y sonrió como si nada pasara.

—Y el trabajo de campo también… dijiste en tu nota que  vas a ir a investigar lo que está sucediendo ¿con quién vas? ¿no crees que necesitarías algo de seguridad ya que aquí no se las puedo dar? —clavó su mirada castaña en los azules ojos de su primo, desviándolos unos segundos después por la extraña sensación de recordar otros ojos que nada que ver con él.

—¿Qué dices? —preguntó, adentrándose en la oficina del joven, apoyando su mano sobre el escritorio, repasándolo como quien ve que esté limpio antes de girarse y volver a sostener la mirada de él.

Darla se preguntaba el por qué quería huír del interior del Ministerio, por qué se sentía con esa necesidad de estar en algún lugar en que las cosas parecieran distintas. Bueno, ir a investigar las torres a las que había hecho referencia el Blackner y descubrir qué es lo que estaba pasando en uno de los proyectos de Sagitas no era precisamente despejar la mente ni desengancharse de las tareas locas que implicaba el trabajar allí, pero, vamos, al menos no tendría que ver a… suspiró y esperó la respuesta de su primo con respecto a acompañarlo o acompañarles según con quien fuera, a investigar.

 

@ Matt Blackner

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Entrando al despacho de la Ministra.

Había cambiado de oficina desde que me había separado de Sean, me concentre en mantener las cosas de mi madre al día pero ya no estaba trabajando de cara al publico sino desde las sombras, era mas fácil para mi y evitaba que me tropezara con mi casi ex marido. Aun no había iniciado los tramites de divorcio, no había hablado con él y definitivamente no sabia que estaba haciendo él.  Traté de espantar el pensamiento tal como siempre hacia cuando su idea se colaba en la cabeza. 

Volví la cabeza al informe de los artículos de ingresos que llegaron al Magic Mall y revise los números de los artículos reportados por los comerciantes del Callejón Diagon, los números no cuadraban lo cual me hizo revisar los informes mas de una vez. Cada uno de los reportes era valido y original, no había sido alterado y cada uno había sido corroborado mas de una vez pero eso significaba que había un problema que no estábamos viendo. Lo mismo pasaba con los reportes de las personas que tenían permisos para salir o entrar al país y los reportes de aumento de población.

Me encaminé hacia el despacho de mi madre y toque un par de veces para entrar. Me encaminé a uno de los sillones y me senté dejando los papeles sobre el escritorio, me froté las sienes:

-Creo que a pesar de todas las medidas de seguridad tenemos una brecha. Puede que haya algún lugar en la frontera donde estén pasando gente y mercancías de contrabando o que alguien haya encontrado algún modo de salir y entrar sin que lo sepamos, algún pasadizo, túnel, traslador o artilugio que les permitan hacer eso.- Tome una taza de café que me había traído uno de los elfos y comí una dona que estaban sobre la bandeja del escritorio -  Según los reportes de los departamentos hay discrepancias tanto en los reportes de mercancías como en los reportes de personas y no encuentro otra razón para que los informes no cuadren si todo ha sido corroborado dos veces... ¿Qué piensas que pueda estar pasando por alto?

Siempre seré tu hija... Reiven Grindewald te quiero // NiqQIUZ.gif

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Annick caminaba más rápido de lo normal y sin prestar atención a quienes estaban alrededor. No lo hacía a propósito. Desde la muerte de Elvis su mente era un remolino de pensamientos que giraba en torno a revivir una y otra vez el momento en el que Aaron Black se retiraba la máscara antes de lazar la maldición asesina que había arrebatado la vida al patriarca Gryffindor. Y ahora sumaba una preocupación más.

En la mano derecha llevaba fuertemente empuñado un recorte del Profeta que su elfo doméstico le había mostrado. La fecha de la publicación no era reciente pero ella apenas se había enterado del asunto. Tras la muerte de Elvis había dejado de lado varios hábitos, como leer el diario para estar al tanto de los acontecimientos importantes; y justo hacía un par de horas había descubierto que ya no le sería tan fácil viajar a Francia para ver a sus ancianos y enfermos padres.

Lo primero que se le ocurrió fue ir al Ministerio en busca de Mael. Quizá él por ser empleado ministerial podría gozar de ciertos privilegios relativos a los transportes mágicos, o quizá podría encontrar otra manera de ayudarla… ¿Por qué iba en busca del joven mago si era casi un desconocido para la familia? La realidad era que la pelirroja tenía la sensación de que tras la muerte de Elvis se había quedado sin apoyo: su cuñada se había mudado, sus primas se habían ido al extranjero y sus hijas adoptivas tenían su propia vida y preocupaciones. Hasta entonces el único que le había ofrecido ayuda, incluso arriesgando su puesto en el Ministerio, había sido Mael.

La puerta de la oficina del mago estaba cerrada, así que la ojiverde tocó con los nudillos de los dedos en espera de que el muchacho se encontrara dentro, de lo contrario tendría que aguardar porque no le apetecía buscarlo por todo el Ministerio. Entonces, por casualidad, reparó en que entre los pliegues de la blusa color beige había algunas migajas de las galletas que Elros había compartido con ella. Rápidamente las sacudió y se fijó que sus jeans no tuvieran algún otro desperfecto, aunque el color café ayudaba a disimular en caso de que se hubiese ensuciado mientras jugaba con su pequeño hijo y sus mascotas. Finalmente pasó hacia atrás de las orejas un par de rebeldes rizos que le estorbaban en el rostro, y esperó escuchar una respuesta del otro lado de la puerta.

@ Mael Blackfyre

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Fenrir se aprovechó se su posición de vigilante para lamerme una pierna. Sonreí y bajé la mano para acariciarle la cabeza. Era muy consciente que el animal que había dejado Matt a mi lado era su control que ejercía ante mí y que, de pasar algo, él estaría a una Aparición de mí. Aunque me hizo gracia y satisfacción saber que se preocupaba por mí, algo me decía también que no estaba a gusto conmigo y que más que protegerme de los demás, intentaba protegerme de mí misma. Como si pudiera...

Sólo dediqué un minuto más en preguntarme qué estarían haciendo Xell y Matt ahora, pues no me habían mandado ningún memorandum sobre el estado de las torres de energía mágica. Supongo que lo harían en algún momento. Tal vez, no tener noticias era buena noticia en sí.

Una llamada me hizo dejar de rascar la cabeza de Fenrir. El lobo gruñó con asentimiento, lo que significaba que era alguien conocido. Sonreí, feliz de ver a Perenela. Sabía que sentía mucho dolor por dentro, pero siempre entraba con una sonrisa, algo que me encantaba.

-- ¿Una brecha? ¿Cómo es posible? -- le dije. Ella se acercaba con naturalidad mientras el lobo agachaba la cabeza sobre sus dos patas delanteras, como si se echara a dormir.

Tomé los documentos que me enseñaba y los repasé. A simple vista, no lo hubiera notado si no me hubiera señalado las disparidades que ella había visto. Eran pequeñas cifras que no se diferenciaban mucho, pero a escala nacional, suponían un hueco de entrada/salida muy visible. Gruñí y Fenrir agitó una oreja hacia atrás, escuchando, sin moverse de su gesto de descanso.

-- Anda, dame un donuts -- le dije, esperando que el dulce me diera ideas. -- ¿A quién tenemos en Análisis de Transportes para que pueda hacer un seguimiento? Yo supongo que se están usando los transportes ilegales... Hum...

No quería decírselo, pero aquella parte es la que mejor manejaba Sean, pero tal como estaba la situación, no podía llamarle. Al contrario, le había prometido que le haría comerse sus tripas cuando no lo necesitara en mi gobierno. Lo malo es que él era quien más sabía sobre el Gremio de Ladrones y todo su movimiento a nivel estatal, así que aún no podía hacerle pagar que hubiera hecho sufrir a mi nena. Suspiré.

-- Debemos encontrar por dónde se escapa nuestro control. ¿Tenemos alguien fiable en el puesto de Inquisidores?

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Suspiré, deje de frotarme la cabeza y le alcancé un donut de chocolate a mi madre mientras la veía repasar las notas que yo ya había preparado. La brecha y la fuga era pequeña pero si sumábamos esa pequeña cantidad todos los meses nos daríamos cuenta que el seria imposible controlar los movimientos y los recursos, escuche a mi madre e incluso entendí lo que no me estaba diciendo, suspiré mientras me acomodaba en el sillón.

-Si están usando transportes ilegales, trasladores no registrados, caminos subterráneos o cosas así no importa a quien mandemos de Análisis de Transportes o si mandamos al mejor de los Inquisidores, muy probablemente no encuentre nada o nos lo regresen muerto si se topa con algo que no quieren que nosotros sepamos. - Estiré mi columna tratando de aliviar un poco el dolor de la espalda producto del aumento de mi pecho, odiaba lo mucho que había crecido con la lactancia pero era un efecto colateral, tendría que aprender a vivir con ello:

- Odio decirlo, es mas preferiría comerme un zapato de Tamarido, tomarme uno de los menjurjes de Hayame o decirle a Matt lo buen hermano que es antes de siquiera expresar esto pero si esta brecha se esta haciendo con caminos ilegales debemos buscar a alguien del Concilio de Ladrones. Y aunque me cuesta decirlo @ Sean -Ojo Loco- Linmer  no solo es miembro sino que seria el perfecto para este trabajo. Aunque si siquiera le insinúas que fui yo quien le sugerí no solo lo negaré sino que yo misma lo mato, no importa cuanto lo necesitamos para esto. -Me quedé mirando al techo un rato esperando que mi madre dijera algo:

-No se a quien tengamos en el Departamento de Inquisidores o si tenemos a algún Auror de nuestra entera confianza que nos pueda ayudar en esto. Podríamos pedirle a alguien de Transportes o de Accidentes que investigue un poco sin arriesgarse, incluso a alguien en quien confíes de Seguridad Mágica a ver si pueden arrojar algo de luz sobre esta brecha pero corremos el riesgo de que sea un trabajo interno y que pongamos sobre aviso a quien este detrás de esto, tampoco podemos descartar que estén usando al gremio de ladrones o que sean ellos los que estén tras la brecha. 

@ Sagitas Potter Blue

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