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Conmemoración del 232 aniversario de la Revolución Francesa


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Así es como comienza a moverse por el lugar que es por demás encantador se viera por donde sea. Hay música que se mueve al compás de las conversaciones más acaloradas, de la ondulación de los vestidos más elegantes, del rastro que queda en el aire de las lociones para caballero. La fiesta está llena de rostros cuidadosamente hermosos, brillantes colores resaltan de las paredes del palacio, de las decoraciones puestas por todas partes a propósito para deleite de los invitados. No es tan sencillo con todo eso moverse por ahí, pero se las ingenia contando sus pasos mientras avanza sin tropiezos.

Uno, dos…-, la mirada de Hessen es un solo punto blanco en su rostro, sus ojos son tan claros que el azul está casi extinto. Ciegos en su mayoría, se saben mover con programada casualidad sobre las caras de los invitados queriendo reconocerlos, pero tampoco convencerlos de que son de su interés. —Tres, cuatro…-, su boca se tuerce con diversión. Ahí, del otro extremo del salón se encuentra Darla Potter, que se mantiene (por ahora) no muy lejos de la primera ministro mágica de Londres. —Cinco, seis...sie- uhp!…-, tararea para sí mismo a la par que ofrece una sonrisa despreocupada a la mujer que se tropieza con él. —Siete y ocho…-, Luna Gryffindor en el recibidor, inesperado, pero atractivamente conveniente. —Nueve…-, hace un rato que Hannity ya lo ha visto también, es un placer que ella haga el intento por alcanzarlo, pero no es necesario. —...Nueve, otra vez...-, se quedó quieto, de pie frente a un marco decorativo, dando un último vistazo sobre sus pasos.

Al terminar el recorrido por el salón se da cuenta de que a pesar de que está lleno de personas no hay realmente demasiado -rostros conocidos-, un puñado de políticos y embajadores, pero nada que lo haga interesarse en estas personas todavía. Posiblemente este evento está más repleto de personas como él, que no son del todo invitados, pero que están ahí de igualmente, pero ¿haciendo que?, Supone que después de todo se ha vuelto demasiado paranoico con las alucinaciones de Ollivander. No obstante, su último par de pasos le despejaron una visión más, que no es del todo placentera salvo por que el número del aniversario es doscientos treinta y dos. Un número extraño, según Grelliam. Pero de todas formas, ¿cuál dijo Despard que era el nombre del ahora patriarca de los Gryffindor? Aquel muchacho que se mueve tan escondido que podría habérsele escapado del radar.

Y diez-, frente a él está la radiante Hannity Ollivander, encantadora y adorable como siempre, la sonrisa que cortésmente le ofrece el demonio tras el buen acento francés de la muchacha no le parece suficiente. —Mi señora Ollivander, es un placer el mío-, respondió a su formalidad. —Es cierto que tanto glamour promete una buena noche…-, es muy pronto para sentir cualquier clase de afecto por esta muchachita, pero hace mucho que entiende lo importante que es ella para el patriarca de la familia. Lo mejor era complacerla tanto como ella (o él) quisiera. —Sin embargo, mi señora, usted supone bien, él está aquí-, se inclinó hacia ella para casi soplar en su oído. —Así que no será entonces una buena noche del todo, ¿verdad? no, no para todos-, le guiñó a la muchachita apartándose nuevamente.

Su conversación es interrumpida por uno de los fantasmas sin cabeza que intenta a la fuerza colocarse sobre su cuerpo espectral el sombrero de alguna despistada invitada.

Pero perderé mi cabeza también si no le doy el mensaje-, se apresuró a recuperar la atención de la bruja por los lloriqueos del espectro. —Él está por allá, señora-, un movimiento sutil de su cabeza acompañó la oración. —Cerca de los grandes ventanales que dan hacia el jardín, mirando al exterior, como si añorase la noche…-, le sonrió divertido. Lo cierto es que casi puede sentir la mirada del brujo sobre su espalda. —Él quiere que le entregue esto-, de uno de los bolsillos del traje extrajo un pequeño bolsillo de piel curtida, en su interior contiene un solo dije en un color oro opaco con la forma de una hoja tan torcida que da la apariencia de ser una pluma de la cabeza de un augurey y en su centro un ojo cerrado. —Dice que es familiar, de buena suerte-, Hess se lo ofreció. —No creemos que la necesite, la buena suerte quiero decir, pero seguro lucirá espléndido en usted.


@ Hannity Ollivander Evans

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Enseguida noté como gran cantidad de fantasmas vagaban aquí y allá, materializándose para conversar, fuera entre ellos o con los vivos que acudían como invitados a la fiesta. Algunos también parecían charlar con el servicio, y no tardé...no tardé en notar las miradas de algunas de aquellas francesas fantasmales, con sus vestidos de época, que...parecían cuchichear y mirar hacia mi. Tragué, desviando la vista. si, tal vez llevaran mucho tiempo sin ver a un fantasma que no perteneciera a su entorno, pero...

- Claro, yo solo tengo ojos para ti, niña. - dije, sonriéndole. Hacía tiempo que no la veía tan guapa.

 

Apreté su mano, para darle seguridad y para dármela a mi. Tampoco era muy dado a los eventos sociales. La sala de los espejos, donde nos llevaron, comenzaba a llenarse poco a poco con pequeños grupos de magos que charlaban entre ellos, mientras llegaban, juntos, o reuniéndose alli tras tiempo sin verse.

- Oh, si no nos dejan pasar la frontera se las tendrá que ver conmigo. Puedo ser muy convincente. - contesté, poniendo una expresión qeu trataba de ser amenazadora, pero divertida. - Un fin de semana, tu y yo...sin niños, nietos ni trabajo, solo la playa y un cuerpo corpóreo... - sonreí, de forma pícara, mientras mis dedos comenzaban a pasear cerca de su mano. - claro, tranquila, me encargaré de que sigas despierta toooda la noche. - cada vez bajaba más el tono.

 

Pero todo acabó en cuanto las presencias conocidas (y familiares) entraron a escena. Primero, Darla, y luego, nuestro chico, acompañado por Xell. Tuve qeu aguantar la risotada por la reacción de Sagitas, qeu había comenzado a protestar como si tuviera cinco años. 

- Oh, venga, venga...todos tienen derecho a pasarlo bien y cenar en una fiesta tan elegante. Mira, Darla parece qeu tiene compañía...no tiene por qué vigilarte. - dije, señalando para que se tranquilizara. - y Xell y Matt están tratando de esconderse de nosotros. - Afirmé, ladeando ligeramente la cabeza. - eh...mira las manos del chico. - susurré, señalando ligeramente con la cabeza. No había...nada. 

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Sí, lo sabía, el Ollivander había ido con Crouch, pero como era costumbre en Garry, o por lo menos las últimas veces que lo había visto con más frecuencia, el licántropo se alejaba lo mas posible de las personas y es que en cierta forma era habitual aquello, su padre no era muy sociable y no lo culpaba, la historia detrás de Ollivander justificaba todo aquello y con la intromisión de aquel intruso en él…

Un escalofrío recorrió su cuerpo de solo recordarlo, pero recuperó la compostura mucho antes de que alguien se diera cuenta y sonrió al escuchar a Hessen susurrar a su oído que no sería una buena noche, así mismo se imaginó la cara de su madre al escuchar aquello que decía el ojiazul, negó con la cabeza aún sonriendo. -En ese caso habrá que intentar que lo sea para todos…

Volteó  a mirar a un fantasma decapitado que parecía estar enfadado por una cuestión de un sombrero, aunque su reacción era similar a un berrinche de un niño con tal de que le den lo que quiere. -Parece que hay cosas que no van a cambiar ni siquiera después de la muerte…

Dejó de mirar la figura perlada y dirigió su vista una vez más a Crouch ¿Darle el mensaje? ¿Sería que a pesar de estar tan cerca de su padre no habría oportunidad de hablar con él? Siguió el movimiento de cabeza del hombre y con la ubicación exacta que había dado de Garry lo divisó, su mirada perdida en los jardines, le recordaba tanto a ella después de haber despertado en Armenia,  daría lo que fuera por saber qué es lo que él piensa en esos momentos, seguramente que esta aburrido de estar allí. Hizo una mueca.

Aquel dije ofrecido por Hessen no es algo que haya visto antes, o que se pareciere a cualquier otra cosa, sin duda es hermoso, raro, único y lo mejor  de todo era que a lo que decía el hombre, era una especie de reliquia familiar, algo que decían otorgaba buena suerte. Sus ojos se sonrosaron, se sentía tan honrada con aquel presente, lo tomó fuertemente en su mano izquierda y el brazo derecho la ofreció a Crouch invitándole a acompañarla con el Ollivander. 

Fue extraño, sintió que tardaron varios minutos hasta llegar a donde Garry se encontraba, el enorme ventanal con vista a los jardines. Se acercó a él,  tocó con su mano su mejilla llena de cicatrices-Me alegra verte aquí- le sonrió y se puso en puntillas para alcanzar a besar su mejilla -El señor Crouch muy amablemente me ha dado tu mensaje,- volteó a mirar al hombre y le dedicó una leve reverencia con la cabeza -pero creo necesario que seas tú quien lo cuelgue a mi cuello papá. 

De su mano izquierda ofreció el dije dado por Crouch, pero éste ya colgaba de una cadena de oro que hacía perfectamente juego con él. 
 

@ Hessenordwood Crouch

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Kamra Ashryver Estuardo, Reina de Escocia.

El ligero bamboleo del carruaje la tenía a punto de vomitar ¿Porqué? Kamra sabía bien que sus náuseas no se debían al movimiento del vehículo, sino hacia donde de dirigía. La verdad era la primera vez que asistía a un encuentro social sin su esposa, Alessandra siempre se las arreglaba para ser más brillante que las joyas que le pudiera regalar, ayudándola a controlar su temperamento cuando algo era demasiado est****o para intentar ser cortés. Claro que ella asistiría, pero bajo otro nombre y unos cuantos años menor - Leslie - pensó, arrugando el ceño al saber que por razones que no le había dicho se tardaría y no podrían acudir juntas y, en cambio, le pedía que Maksim la pudiera escoltar. La idea le hacía querer gruñir de exasperación, no muy segura de si estaba celosa de Maksim o de Leslie.

 

Rápidamente desechó aquel pensamiento, acompañando la acción con un movimiento de su cabeza, como si con tal gesto pudiera hacer que la idea abandonada su mente más rápidamente. La peliblanca rodó los ojos y se fijó en su acompañante - ¿Estás lista para tu primera aparición en sociedad, querida? - Altaira había regresado de hacer Merlin sabía que por meses con la repentina petición de que la dejara acompañarla a la cena. Naturalmente había sido invitada, la Ministro Francesa tenía un ojo para los detalles admirable, no por nada la quería como aliada y ese era el motivo por el que asistía, nada más y nada menos. 

 

El carruaje paró (mero dramatismo para parecer que venían de algún lugar importante con el, ya que se habían aparecido en una de sus mansiones de Francia y ya) y Fenris, uno de sus lugar tenientes y jefe de la guardia real, abrió la puerta con movimientos estudiados, su mirada vagando entre las personas que aún llegaban a la cena. Kamra dejó salir primero a Altaira, acomodando la cola de su vestido antes de abandonar el interior del carruaje. 

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La sonrisa en su rostro parecía natural, armoniosa incluso, el gesto ante los demás parecería desprovisto de falsedad...eso le hizo reír un poco más: no conocía a la mayoría y detestaba a la minoría que si, exceptuando algunos afortunados. 

Su mirada dorada fue de Altaira, la que parecía tener el mismo pensamiento que ella - A sonreír y asentir - susurró en la mente de su hermana ya caminando hacia la entrada del castillo - si algo no te gusta...dicelo, no estamos para ocultar nuestra fiereza, somos de la realeza Escocesa, no cedemos y no olvidamos - Kamra sentía su corazón latir fuerte cuando hablaba del orgullo de su patria, y sabía que el brillo en sus ojos, la fiereza de la tierra Escocesa, aún iluminaba su mirada cuando se paró frente a Ada. 

- Ministro Francesa - la soberana asintió con su cabeza, una sonrisa adornaba su su boca - Merci pour l'invitation, j'attends beaucoup de ce dîner sachant qui l'a prévu - Kamra sabía que Ada amaba que le hablarán en su lengua natal - Le presento a mi mi hermana, la Princesa de Escocia Altaira Ashryver Estuardo. 

Y con esa última frase, dejó que su hermana se adueñara de la situación por un momento. 

@ Ada Camille Dumbledore  @ Altaira Ashryver Delacour

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Mansión Luxure

 

-Lady. - Hace una larga pausa y se acerca a ella. -Ya es hora de marcharme, quizás no te pueda acompañar, pero antes hay cosas que debo hacer, por esa razón te suplico que proteges al cachorro. - La mira fijamente. -Y no te lo pido por ese amor que le tienes, sino por la soledad que he dejar, porque es momento que siga el paso, pero no te preocupes, porque aún sin verme allí estaré, y sin escucharme mi voz escucharás en el viento. - Su orbe comenzó a lágrimas. -Cuidate…-

 

Y el nigromante se marcho tras un portal que había creado, y el cual le permitió llegar al evento social, donde ya muchos magos y brujas se encontraban, varios se encontraban platicando, por lo que al pasar su mano en el rostro se cubrió por una mascara de hielo. No obstante, el mismo había tomado la precaución de aparecerse lejos, a unos cien metros del sitio.

 

-Es momento despedirme, espero que Lady me pueda comprender. - Bajo su mirada. -De igual forma, Ada. - Sentencio y comenzó a caminar. -Es momento despedirme, aunque comprenderé su dolor, y más aún porque no podré revelar quien soy realmente, prefiero que piense que estoy muerto. - finalizo de hablar e ingreso a ese evento.

 

-Busco a la organizadora. –

 

Agrego a uno de los tantos trabajadores, a esos seres sin mucha importancia, lo que estaba seguro fue la persona que le abrió la puerta, y esperaba que no fuera un elfo, pero su mascará se encontraba protegida por las artes oscuras, era algo diferente a las otras, y más que la doto con la forma de una mujer, en tal sentido, cambio algunas de sus propiedades mágicas, pero era un horrocrux, y por tanto no sería tan fácil manipulable para muchos. Además, la doto con una de sus magias más caóticas y destructivas hasta el momento, por lo que si lo deseaba la podía manifestar al momento que así lo deseara.

 

 @ Ada Camille Dumbledore  @ Malum Luxure

Editado por Azrael Lycan

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Los nervios la envolvían como si fueran una segunda piel, y el estómago lo tenía completamente revuelto podía sentir las náuseas al inicio de su garganta.

 

Después de un mes oculta en Nueva York, intentando negar las noticias que poseía supo que no debía continuar así; apartando sus problemas a un lado se enteró que la situación en Escocia comenzaba a tornarse complicada, y no sólo su hermana era la Reina única y legítima, Altaira era una princesa, Escocia era su hogar y los habitantes eran su pueblo al cual debía defender por lo cual no dudó en regresar a la Mansion Ashryver, aceptando asistir junto a su hermana, a la gala organizada en Francia.

 

Esta sería su primera aparición en sociedad ostentando un título al cual no estaba completamente acostumbrada. Para la gala su estilista seleccionó un vestido negro bordado con piedras doradas y plateadas que se adhería a su cuerpo a la perfección, era elegante y a la vez sexy, por un segundo se cuestionó por cuanto tiempo podría utilizar aquel estilo de ropa y simplemente suspiro decidiendo apartar por un segunda la idea de su mente. En cambio, se concentró en la la tiara ubicada sobre su cabeza, el peso extra le resultaba ligeramente incómodo sin embargo debía soportarlo por algunas horas.

 

La pregunta de su hermana la obligó apartarse de los pensamientos que rondaban su mente, dirigió la mirada a los ojos dorados de la Vampira y simplemente sonrió prefiriendo guardar silencio apenas podía observar a Kamra a los ojos, tenía el gran miedo de que la mayor descubriera lo que estaba ocultando. Sin embargo, la peli Blanca parecía tener mayores problemas y demasiadas obligaciones.

 

Cuando el carruaje se detuvo fue la primera en salir agradeciendo el aire frío propio de una noche francesa. Cuando Kamra se le unió no pudo evitar lo opuesta que se veían a pesar de tener la misma sangre. Kamra era como la luna, fría y misteriosa la luz en la oscura noche, mientras que ella era como el sol, cálida y algunas veces alegre.

 

Miro a su alrededor sin poder evitar la mueca de desagrado a causa de los presentes invitados, su hermana pensó lo mismo y no dudó en demostrarlo.

 

-No te preocupes -respondió con una sonrisa tranquila -Estaré a la altura de nuestra posición, y aunque exteriorice mi desagrado seré políticamente correcta.

 

Siguió a Kamra hasta la mujer a la cual había mencionado anteriormente, la ministro de magia Francesa, manteniéndose en silencio mientras hablaban y la presentaba.

 

-Es un honor conocerla -asintió con elegancia -Mi hermana me ha hablado mucho sobre usted.

 

@ Kamra Ashryver D.

@ Ada Camille Dumbledore

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Editado por Altaira Ashryver Delacour

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La música empezaba a sonar adentro del salón de los espejos y creí que ya era momento en que debía entrar, ya habían llegado varios invitados y seguramente era el monto de iniciar, no era tarde pero no podía dejar esperando a los demás y estaba segura que ya no llegaría. Me dolió un poco el saberlo, igual ya lo había advertido que era posible y sabía que si no asistía era a razón de sus circunstancias. Dejé escapar un suspiró y escuché el paso de caballos, fue cuando divisé el carruaje con la bandera real de Escocia, la Reina Kamra y su comitiva llegaban y sonreí al ver que se habían animado al festejo. Al bajar del coche vi que venia acompañada de su hermana creía yo, no estaba muy segura de ello.

 

-Su majestad- hice una respetuosa venia- siempre tan elegante y magnífica, déjeme decirle que es un honor recibirla. Princesa Altaira es un placer conocerla, por favor permítanme guiarlas hasta el salón de los espejos, espero que encuentre agradable la velada y sobretodo la cena, ha sido escogida muy cuidadosamente para la ocasión. 

 

Tomé la delantera guiándolas por el pasillo hacia el gran salón, ingrese y les di el paso hacia el lugar donde lleno de espejos y la gran mesa adecuada para todos los invitados. Un mesero se acercó y les ofreció una copa de champagne, les sonreí a las damas.  Un empleado de la casa me alcanzó y me indicó que alguien me solicitaba en la entrada. 


-Majestad debo dejarlas, alguien necesita mi presencia, espero disfruten de la copa mientras inicia en breve la cena. 


Salí del salón hacia la entrada principal a donde en caballero con vestimenta llamativa me esperaba, logre distinguir que su ropa y adornos evocaban a de los dioses egipcios antiguos. Deduje que era de la comitiva egipcia, no sin antes tratar de disimular cierto dolor en el pecho y el nudo que evitó que hablara pronto al recordar a mi padre adoptivo que había muerto hacia poco. Me recompuse  pronto y esboce una amena sonrisa. 

 

-Bonne nuit monsieur, bienvenue

 

Le ofrecí la mano para estrecharsela al caballero egipcio @ Azrael Lycan


@ Altaira Ashryver Delacour  @ Kamra Ashryver D.

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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No solía asistir a aquellas cenas de etiqueta, pero por una vez quiso tener un detalle con la bella dama  que alegraba su vida, revisó por vigésima vez el traje de gala que se había puesto  ,  acomodo lo mejor que pudo su corbata -Al fin te venci maldita corbata- dijo terminando de alistarse. 

Al llegar a la fiesta muchos recuerdos llenaron su mente,  avanzó entre los invitados y personal de Seguridad mostrando su invitación, a los que más buscaba eludir era a los fantasmas ya que no quería impregnarse de su aura fantasmal  .  

La música era algo que armonizada el ambiente relajandolo, de uno de los elfos  una Copa de champagne, aún cuando aquel brebaje no le hacia efecto le gustaba su sabor, a lo lejos vio a la ministra Dumbledore saludando a los diplomáticos pero sus ojos buscaban entre la gente a la peliazul, cuya compañia le hacia falta. 

@ Idylla Macnair T.

Editado por taison logan greyback

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Harmony Gryffindor Dumbledore 

 

Los invitados habían comenzado  a llegar, ella estaba en la puerta del salón de los espejos saludando a los recién llegados e invitándoles a ocupar su lugar si eso era lo que deseaban o simplemente irse a saludar entre ellos ¿era lo que acostumbraban, no? 
Para muchos lo más importante era cuidar las apariencias, sobre todo los grandes rangos, siempre dando una cara de amabilidad que muchas veces no tenían ¡en fin, protocolos!

Ella sabía mucho de ellos, estaba al tanto de cada uno, su hermana Camille y su jefa, la señorita Ollivander la habían instruido en caso de que alguna de ellas no se pudiera hacer cargo de algo en algún momento,  pero  que aburrido era. A todo esto ¿Dónde se encontraban la ministra francesa y la directora de cooperación mágica? Seguramente recibiendo más invitados o socializando con ellos, un elfo se acercaba a ella con una charola de copas con champagne, Harmony tomó una y se movió de posición,  vio entrar en la sala a la reina de Escocia junto a lo que creía que era la princesa, la pelirroja inclinó la cabeza en señal de respeto y continuó bebiendo de su copa, a fin de cuentas su hermanita solo le había dicho que se moderara con la bebida y una copa de champagne no haría ninguna ase de daño
 

Editado por Hannity Ollivander Evans
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Los murmullos eran casi constantes a la par de una ligera música que recorría el rincón de aquella hermosa sala. No podía dejar de ver cada objeto preciado de ésa sala de espejos. ¿Cuántos miles de galleones valdrían? Estaba seguro que si habría sido una reunión en una sala de alguna mansión, ya me habría ido. Pero la simple idea de que en ésa conmemoración podría haber algún pequeño y valioso suvenir, era realmente tentador. Un ruido frente hizo regresar a tierra firme.

Oh ¿Qué haces? —escupí las palabras, poniendo ambas palmas en dirección a Darla Potter Black para detener una caída que por suerte, nunca estuvo. Miré a la pelirroja que tenía enfrente y pude notar que era totalmente diferente a la Darla que había jugado en el torneo y a la seria trabajadora ministerial. ¿Por qué se había acercado a mi?

Para ponerle la cereza a la torta, una figura muy conocida se pegó a Darla. Era ni más ni menos que Luna, mi tía dentro de la Gryffindor. Emití una pequeña (casi imperceptible) sonrisa. Nuestro último encuentro no había sido muy agradable. En realidad, el que no había sido agradable había sido yo. Pero tras la presión que había sentido rodeado de Gryffindor, era la única manera que había encontrado de salir ileso. Miré a ambas brujas.

Pero no hubo necesidad de hablar. Ante el saludo de la Gryffindor, la que respondió fue Darla. Asentí a sus palabras, mirando fijamente a la Directora de Seguridad Mágica. Que provocó que mordiera mi lengua tras sus palabras sobre su guardiana. Las imágenes de su jugador Kenzo Ito llegaron a mi cabeza nuevamente. Imágenes que claramente no iba a dejar que nadie viera. Podía oler aquella sangre, como si estuviera encima de mis labios.

Fue una liga complicada —pude solamente contestar a lo que ella misma le contaba a Luna. Miré atento ante su pregunta—. ¿Yo? Detesto los lugares llenos de gente. Estoy aquí casi por obligación diría —miré a un costado. Llegaban muchas más personas. Algunas que otras conocidas. En un rincón estaba el chico lindo de los Ollivander. ¿Por qué me lo cruzaba en todos los sitios?—. Pero correspondía que asista al evento de Ada —mostré mi copa—. ¿Quieren tomar algo?

Tal vez eso ayudaría para aliviar la situación y a responder a mi tía que preguntaba si habíamos comido algo. Le hice un gesto a aquellos meseros y le trajeron copas tanto a Darla como a Luna. Le di unos cuántos tragos más, acabando con el líquido clarito que había ocupado el cristal. Miré para el otro costado, preguntándoles sin mirar:

— ¿Qué suelen hacer en éstos eventos? ¿Duran mucho?

 

@ Darla Potter Black  @ Luna Gryffindor Delacour

Editado por Mael Blackfyre
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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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