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Conmemoración del 232 aniversario de la Revolución Francesa


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Mi primo accedió a que me quedara con él. Creo que él mismo se sentía solo e incómodo en aquella fiesta. No me atreví a preguntarle por Helike, hacía tiempo que no la veía y, el poco tiempo que habían estado juntos, parecían más enfadados que un matrimonio. Así que sólo le pregunté por la niña.

- Si me destierra, tú me defiendes, es tu madre, no te hará nada. ¿Dónde está Elentari? ¿La has dejado con... una elfina? Oye, ese es el tío Jack. ¿Cómo es que le ha dejado venir? La tía Sagitas debe de estar muy celosa, con tanta gente fantasma alrededor de él. - La conocía, seguro que le había puesto un collar como a un perrito. ¿Se podría encadenar a un fantasma?

El primo Matt parecía mucho más perdido que yo, pues preguntaba por la causa de la fiesta, como si los pendones con la bandera francesa por toda parte no fueran suficiente pista. Me puse a reír, aunque flojita. Aún quería pasar desapercibida delante de los tíos.

- ¡Es la fiesta nacional de Francia! Cuando la toma de la Bastilla y la decapitación del Rey, la Corte y a todos los nobles. ¡La Revolución Francesa, primo!

Arrugué un poco la nariz al ver a tanta gente que se movía hacia el lugar de la cena. Ahora no tenía apetito, me venía algo grande todo aquel espacio, toda aquella gente tan bien vestida. Tuve un momento de pánico en el que pensé que sobraba en aquel lugar. Hubiera huido de la embajada, pero seguro que se consideraba como una ofensa si hacía eso. 

Matt, tu padre me ha mirado y se ha reído. ¿Crees que podemos ocupar un sitio bien alejado, del que podamos escapar cuanto antes? - Pensé que parecería extraño que desapareciéramos los dos juntos. ¿Se lo tomarían a mal? - ¡Oh, mira! Esa debe de ser una reina por lo guapa que viste, con corona verde... ¡Y esa una princesa! ¿Por qué no me compraría un bonito vestido para estar con esta gente? ¡Qué elegancia!

Pasé las manos por la falda del vestido azul que llevaba puesto, como si quisiera aplanar alguna arruga. Saludé al primo Sean, quien venía sin Perenela. Nos saludó y yo quise aprovechar para decirle algo, ¡pero pasó de nosotros! De largo, como si hubiera sido un saludo reglamentario de los que no puedes huir y sin más importancia. Dirigí una mirada fugaz hacia Matt, preguntándole con la mirada si entendía algo. Seguí su camino y vi que se paraba con la prima Darla. Tal vez tenían que hablar de algo sobre la seguridad de la Ministra inglesa.

Un Sonorus ocupó todo el lugar, la Ministra francesa estaba hablando. 

- ¡Odio la política, primo! - comenté en voz muy bajita, tomando asiento, lo más alejado posible de todo aquel grupo de gente importante. Un mayordomo o algo parecido nos dijo que teníamos asientos reservados, casi me muero del susto al ver que eran al lado de la tía Sagitas y el tío Jack, casi al principio de todo. - Creo que mis ganas de pasar desapercibida han desaparecido.

Me senté y no miré a nadie más. Al menos, a los tíos les conocía.

- Hola, tía. Lindo... sombrerito...

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- Elentari está con los mejores niñeros que podría encontrar. Harpo y Fenrir - contesté, riendo ligeramente. No iba a traer a la niña, era muy pequeña para la fiesta, y prefería mantenerla a salvo en casa, sin mezclarla con tanta gente, y menos aun, entre tanto desconocido.  - Sagitas no perdería la ocasión de pasear con Jack en una fiesta, aunqeu supongo que no había calculado que habría tanto fantasma alrededor. - imaginaba que Sagitas gruñiría a cada fantasma que se acercara a Jack con oscuras intenciones.

 

Esta vez, fue @ Xell Vladimir Potter Black  quien se reía, al verme tan perdido. Noté que me sonrojaba, echando la vista hacia el techo. Casi ni me había fijado en los pendones que adornaban por el techo, banderas francesas. Ahí entendí que estaban celebrando.

- Claro...vive la révolution! - comenté. A nuestro alrededor, todos se movían hacia el salón, al parecer, la cena iba a comenzar, lo que nos empujaría a ocupar nuestros asientos. Observé de nuevo como todos iban bien arreglados, con sus vestidos y sus trajes, todos llenos de ostentación....
 

- Venga Xell, estás muy guapa. No tienes nada que envidiar al resto de invitadas - murmuré, mientras nos movíamos. Cerca nuestro pasó Sean, uniéndose a Darla, saludándonos de pasada. Contesté con un movimiento de la cabeza, sabiendo lo qeu había pasado con mi hermana. Supongo qeu ninguno de los dos había terminado bien con sus matrimonios....aunqeu fueran distintos motivos. - claro, sentémonos lo más alejado posible y, cuando quieras huir, tengo mi moto aparcada fuera. Podemos fugarnos a otro sitio cuando quie...

 

Me quedé parado al lado de la rubita, como una estatua, notando qeu el rubor volvía de nuevo. Nos habían sentado justo al lado de Sagitas y Jack, que levitaba sobre una silla, a la altura que quedaría si realmente se hubiera sentado. Al fantasma le gustaba hacer eso para intentar integrarse con la familia. 

- A mi tampoco me apasiona la política - murmuré, echando una mirada a las personas cercanas. Ninguno me resultaba conocido, pero parecían personas importantes. Acabé tomando asiento con ellos, carraspeando ligeramente.

- Lleváis mucho tiempo sentados? - pregunté.

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Me sonrendio la respuestas de Darla. Si habia sido cortez y todo un caballero...pero con Darla casi el primer instinto era lanzarme cosas por la cabeza. Aunque ahora que lo pensaba, quien sabe y ahi se escondia una de esas relacion impulsiva y tempestuosa amo. Ya sabes no que dicen por ahi...que el amor y el odio son de una moneda sus dos caras. Pero nahhh mejor descartar la idea. Tal vez solo se habia dado cuenta de lo genial que soy....y de seguro alguien le habia pillado conque era un buen bailarin.

-Un placer conocerlos -dije y hice una ligera y educada reverencia al resto de los presentes en el grupo @ Helene Eloise Bellerose  y @ Syrius McGonagall . Aunque cabe aclarar que a el @ Mael Blackfyre  me habia parecido verlo en el Ministerio. Algo de Educacion creo. Y a @ Luna Gryffindor Delacour ...pues como no conocerla si se habia ganado el corazon de todos en el Ministerio.

Claro no me paso desapercibido que Darla mencionase el Quidditch. Realmente ahora que lo pensaba sabia poco de los aspectos personales de la bruja, mas bien cuando estabamos juntos todo era deber y si acaso un poco de entretenimiento lanzando hechizos.

-Vaya Darla no conocia que fueras jugadora de Quidditch y por lo visto profesional. -sonrei- despues me dices donde guardas el giratiempos....para que el tiempo te alcance.

Y no era broma...a mi no me alcanzaban las horas del dia y hacia un trabajo medianamente bueno. Mientras que la bruja era todo un conjunto de dieces si se evaluaba su gestion. Supongo que tal vez un dia me obligaria a ir a ver alguno de sus partidos.

@ Darla Potter Black

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—Mi querida Mademoiselle Dumbledore, ha sido para mí una sorpresa y un placer recibir su invitación, muchas gracias por la bienvenida —comenté tomando la mano de la aludida y besándola delicadamente —está usted espléndida —agregué admirando el hermoso vestido que destacaba cada línea de la embajadora.

Una nueva belleza había descendido por las escaleras y Ada me la presentaba antes de que yo pudiera dar crédito a que las brujas más bellas se habían reunido allí para esta velada, buena suerte la mía.

—Mademoiselle Hannity, es un gusto conocerla —me incliné gallardamente y besé la mano de la joven y bella mujer —veo que Francia tiene las más bellas e inteligentes mujeres al frente de su gobierno —agregué con una sonrisa mientras me enderezaba y soltaba con delicadeza la mano de la señorita viendo como Ada se alejaba diciendo todos los nombres del fantasma de Robespierre, que de seguro se la vería en problemas con la embajadora si no le hacía caso, pensé divertido.

—Por supuesto Mademoiselle, es usted totalmente libre —respondí luego que ella se disculpara y me adentré en la fiesta, con unos nervios poco comunes en mí.

No fue hasta más tarde que pude apreciar, ya en medio de la reunión el motivo de mis nervios, como si el gen materno hubiera hecho que presintiera la presencia de una pelirroja que añoraba de mi pasado. De hecho había confundido varias melenas similares, aunque no con sus bellos brillos, Londres estaba lleno de cabelleras pelirrojas, lisas y con rizos pero ninguna pertenecía a la de la más agraciada dama que había conocido. La cual minutos después llegó acompañada de un hombre que había conocido en el momento de rendir mis pruebas de aparición y vuelo en escoba. Hombre cuyos ideales había conocido y me habían llamado la atención y que no esperaba ver en  compañía de mi Fair Lady esa noche. Dudé entre permanecer o retirarme, dada mi inconstancia, quizás fuera mejor no hacer sufrir mi corazón ni hacer pasar vergüenza a la dama con mi presencia.

Tomé una copa de vino que me ofrecía uno de los mozos con levita y me alejé hacia una puerta balcón, desde donde podía apreciar el lugar y a la vez tener una vía de escape, después de todo ya había cumplido con mi presencia allí.

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~ Muchas gracias Mi Reina ~

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—Claro, vete —¿en serio lo había dicho así con ese tono de envidia? Porque en verdad envidiaba la forma perfecta en que el Blackfyre había huído del protocolo, por las barbas de Merlín, ella misma deseaba salir corriendo cosa que sabía que terminaría en un salto en alto o en largo si la cola bendita se enredaba en sus piernas. Tenía consciencia de que podía recobrar el equilibrio, pero ¿quién la mandaba a elegir un vestido tan coqueto?

Pero no tuvo mucho tiempo más de pensar en su huída, un sonorus de su cuñada llenó de su cálida voz el ambiente con su característica tonada afrancesada. La presentación de la Ministra de las nuevas embajadora y encargada del Departamento de Cooperación Mágica. Le sorprendió oír el nombre de Hannity, pero le resultó interesante, tendría que hablar luego con ella, si no aquí en otro lugar más acorde para sus pedidos, pero por lo pronto hizo una reverencia de reconocimiento hacia la Bellerose cerca de ellos.

Tras el aplauso dedicado a las mujeres y la invitación a tomar asiento en la mesa la Potter Black sonrió con un deje de timidez por el tono de voz del hombre a su lado.

—No exageres Sean, no es para tanto, tampoco se trata de un giratiempos, quizás tus aventuras personales te roban el tiempo y no te han dejado ver que Kimberly y Luna se han ocupado estos días del Ministerio cuando he tenido que participar con los Tornados en los partidos en Bulgaria —dijo la bruja haciendo mención a las aventuras que él había confesado mantener en el ministerio cuando estuvieron en el evento del Anarquista y respondiendo a su consulta sobre el Quidditch, todo en un solo combo, se giró hacia él y sonrió con expresión algo tensa en el fondo.

—Bueno, ya nos han llamado a le mesa, creo que deberíamos buscar nuestros lugares y luego, si quieres, te cuento del quidditch mientras bailamos, claro, eso si no te has ido tras alguna de las damas que están presentes —dijo Darla señalando hacia las varias bellas mujeres que asistían al evento para luego agregar en tono más bajo que los demás no la oyeran —por favor no cometas ninguna locura aquí —en verdad no quería terminar solucionando con sus cuñada los problemas internacionales que pudiera general el Linmer en la embajada.

 

@ Mael Blackfyre  @ Luna Gryffindor Delacour  @ Helene Eloise Bellerose  @ Syrius McGonagall  @ Sean -Ojo Loco- Linmer

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Harmony Gryffindor Dumbledore

El tiempo estaba pasando lento, muy lento a decir verdad, desde donde estaba la pelirroja tenía una amplia visión de lo que pasaba en el lugar, su hermanita Camille recibiendo a los invitados; la señorita Bellerose, la embajadora  de Francia, acompañada de un grupo de personas entre los que se encontraba su hermano Mael y quien ella creía que era Luna Gryffindor; su nueva jefa, la señorita Ollivander con un hombre… ¿Cómo podía definirlo? ¿Diferente? No encuentra el adjetivo correcto para ello; su primo Don coqueteaba con una chica a la que Harmony no conocía,  en realidad no conocía a nadie pues recientemente había regresado a Londres tras concluir sus estudios  en Durmstrang. 

Por tercera ocasión tomaba una copa de champagne de uno de los camareros que pasaba ofreciendo bebidas, las burbujas de la bebida de la jovencita ya están haciendo su efecto en ella, pero no podía permitírselo, no iba a arruinar una gran noche, la noche en la que Camille tomaría el puesto de ministre de France.

Salió de aquella sala, dirigiéndose a los servicios medio mareada, por fortuna nadie había notado que en su caminar se tambaleaba un poco, lo sabía controlar muy bien. Agradecida de que la mayoría de las damas estaban muy ocupadas viendo los vestidos que llevaban los demás y haciendo criticas constructivas o no, la pelirroja se acercó al lavamanos, abrió  la llave de agua y como si se trataran de un cuenco las llevo a su cara refrescándola de inmediato,  aquello lo hizo un par de veces más,  así se aseguraba de que la champagne no siguiera causando efectos en ella.

Secó su cara con un par de toallas de papel higiénico, se aseguró de que el poco maquillaje que se había puesto no se hubiera maltratado con lo que había hecho y salió en el preciso momento en el que la voz de Camille, ampliada mágicamente se escuchó fuerte  y claro por todo el salón.

Hizo lo mismo que todos los invitados, aplaudía en el momento preciso y se alegró enormemente  de que llegara la hora de la cena,  los magníficos aromas precedentes de la cocina le abrían el apetito.
En cuanto llegaron al comedor para iniciar la cena, como estaba previsto según el protocolo, Harmony se sentó alejada de su hermana, pero sabía que eso no impediría que Camille no pusiera atención en ella. 
 

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Su mente hizo algo extraño de pronto, algo cómo poner en pausa todo a su alrededor, incluso Hannity que se encuentra aún a su lado, sosteniéndolo cerca de ella, y en cambio toda su atención está puesta sobre la señora ministro de Francia y su discurso que es breve, pero justo y bastante consistente, él podría confiar en que lo que ella dice al público le sale mas de su corazón, de lo que siente, en lugar de tener la certeza de que las cosas sucederán tal cual las dice. No es desconfianza, pero no tiene antojo de escuchar más de esa mujer luego de proclamar a Elise y a Hannity cómo las encargadas de tan noble labor como lo es mantener las comunicaciones entre las naciones. 

Bueno, quizá es que si desacreditaría a estas personas.

No obstante, no tiene tiempo de conspirar con apatía en contra de los políticos tras el inusual comportamiento de Hannity. Ahora que lo piensa mejor, se da cuenta de que esta podría ser la primera vez que la ve desenvolviéndose en un ámbito profesional, más allá de las paredes de la residencia de los Ollivander, o de los secretos compartidos hace años en la abandonada orden del fénix, ahora Hannity iba por algo más, pero ¿tenía una ambición por ello? No se siente desinteresado en ella, naturalmente le preocupa su bienestar, pero, tal vez... si ella hubiera permanecido en Armenia…

La verdad yo no quisiera...-, siguió aplaudiendo, distraído en sus pensamientos, hasta que Hannity volvió a tirar de su brazo y su sonrisa tembló en su pálido rostro. Al ex medimago le llevó un segundo más reaccionar, reconocer sus síntomas que hasta ahora solo se habían exteriorizado aún más, —Hannity, tu estas en…-, pero ella ahora lo dirige al salón donde se llevaría a cabo el banquete. Hessen está ahí tras un parpadeo, listo para felicitar a Hannity nuevamente por su nombramiento pero, y alzando las cejas, parece sorprendido por la apariencia que de pronto lucen los dos Ollivander,  tan enfermizos y desorientados. ¿Qué demonios les pasaba ahora? 

¿Todo está bien?-, Grell (en parte) también quiere saberlo, por ella más bien, pero Hannity en cambio los llevó a los dos hasta la cena. Y Hes los acompaña solo por que no tiene el tiempo de, galantemente, rechazar la invitación de ella. 

En un instante ambos están a cada lado de Hannity, contemplando sus platos; Hess fingiendo un dulce encanto y Grell como si lo que estuviera servido sobre el plato simplemente no fuera algo comestible.

Quizá podría brincarme la cena-, el comentario llamó la atención del Crouch que le advirtió con la mirada. —Bue-buen provecho-, se levantó, es el intento más capaz de una venia para Hannity y casi tropezando con su silla salió del salón de los espejos, que le hace sentir mas nauseas que el exquisito banquete. 

Hess se ahorró el suspiro.

Es solo que…-, ha puesto una mano cerca de Hannity sin tocarla, pero precisa para llamar su atención, solo por si ella piensa salir corriendo tras él. —Él está siguiendo una de estas dietas libres de productos animales-, explicó, no es la verdad absoluta, pero ciertamente Grelliam tiene un gusto raro para la comida. —Supongo que es mi culpa, no debí dejarlo que ojeara mi cuenta de twitter, pero sabe…-, es más decente al dejar su plato de lado junto a los cubiertos y la servilleta, casi apunto de retirarse también. —Solo así se mantiene tranquilo durante el viaje en carro-, le guiñó a la muchachita con una sonrisa divertida antes de ponerse de pie, disculparse e ir en la búsqueda del principal. —Si me permite.

Los pasillos que llevan a otra de las habitaciones del palacio son mucho más oscuros, la penumbra le hace casi bien, la decoración es menos deslumbrante y por primera vez en toda la noche desde que se adentró a este lugar siente que respira. Hay magia por todas partes, se acumula en unos rincones más que en otros, pero en si su marca no ha dejado de palpitar tan fuerte como lo hace su corazón mismo, que está a casi nada de salirse de su pecho. Está preocupado por esto, es inusual, sin embargo, no es en lo que piensa ahora. Hessenord lo encuentra de pie frente a dos armaduras del folclore francés.

Hannity tiene un comportamiento… extraño-, parece demasiado meditabundo en esto.

¿Enserio? Yo diría que ustedes tienen mucho en común-, se acercó lentamente.

No se suponía que volvería tan pronto-, hizo rechinar sus dientes. —Es demasiado, demasiado pronto-, murmuró.

Hessen sonrió largamente, pero casi parecía triste.

No, creo que eso también ha sido culpa mía-, lanzó un suspiro. —No quería estar lejos de ti.

El silencio se prolongó entre ellos.

¿Que… ¿qué debemos hacer ahora?

Hess se sorprendió, tampoco es común este comportamiento en el brujo. Quizá ha sido todo lo abrumador que ha sido el viaje y lo que va de la velada. Tal vez es que Grelliam ha visto algo en ella, en Hannity, que nuevamente descompone en partes su mente atrofiada. Hessen ya lo ha visto antes, hace mucho, en su primera noche juntos.

Yo…-, su boca se cierra abruptamente ante la agitación de sus sentidos. —Quisiera decirle, sugerirle, mi señor-, la voz del demonio se escapó ásperamente como un siseo sobre los sonidos de la fiesta. —Pero me temo que no estamos más solos.

No han seleccionado el lugar más discreto para charlar después de todo, si Hess no se equivoca este camino debe llevar a los servicios para los invitados. Al final del pasillo el espectro de una persona los observaba con el interés de buscar algo más de ellos que solo ahuyentarlos de ahí. Ambos brujos se miraron un instante. No les llevó más tiempo darse cuenta de que no se trataba de un fantasma, sino más bien una persona, un cuidador, tal vez un mozo, o un o una invitada extraviada. Intentar un movimiento en tierras extranjeras era muy arriesgado, pero igualmente Grelliam se sintió fuertemente tentado por el placer del descubrimiento. No podría hacer una excepción esta vez. Ni siquiera por Hannity, ¿o si?
 

@ Hannity Ollivander Evans

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El grupo que había dejado atrás aún estaban hablando y presentándose entre sí. Miré de reojo que había llegado alguien más pero que no me había percatado ni de saber quién era ni saludarlo. Tenía que admitir que no me gustaba forzarme a socializar porque siempre terminaba en dos opciones: o no sabía o no me interesaba. Caminaba lentamente, admirando todas las bellezas que había alrededor. Me llamaba más la atención los objetos de aquel sitio a las personas. Una voz rebotó desde aquel punto, que cuando giré para ver de dónde provenía, pude darme cuenta que era Ada.

Nos estaba invitando a las mesas.

Mi mente había dejado de fijarse en aquellos objetos. En más de uno me había detenido para preguntarme cuántos galleones me darían por eso, pero estaba seguro que ninguno era mágico. ¿Aquel sitio donde se realizaba aquel evento tendría objetos escondidos? Tal vez, solo tal vez, en el momento preciso podría corroborar ésa información. Miré a un costado. El grupo que había dejado atrás estaba como a unos ocho metros.

Me encaminé hacia una de las mesas más cercanas que vi y tomé asiento. A lo lejos había más personas que preferían aún conversar a sentarse. Los elfos iban y venían desde todas direcciones. Era uno de los primeros en sentarme y ésa mesa estaba totalmente desocupada.

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Seguía controlando las idas y venidas de la Reina Mariantonieta desde el lugar que estaba sentaba, y eso que era difícil, siendo un ente que podía atravesar paredes y desaparecer por un lado y aparecer por otro. Entrelacé los dedos con Jack, primero porque le amaba y así se corporeizaba, segundo porque si se movía, me enteraría y no iba a permitir contactos con ajenos que no llevaran un pelo violeta como el mío.

La entrada de los invitados no cesaba, constantemente veía caras nuevas y algunas conocidas, como la de Xell. Aunque miré enseguida para otro lado, la vi acercarse a Matt. Cerré los ojos y recé para que no se fijaran en mí, en nosotros.

-- Jack, disimula, con un poco de suerte NO nos ven. Hoy quiero seguir planeando nuestra huida a la Petit Potter Black. -- En realidad quería haberle dicho que me parecía bien que sus ojos sólo estuvieran para mí o ya me las idearía para sacárselos, aún siendo fantasma. Yo era una bruja peculiar y, cuando tengo que vengarme, sé estudiar cómo puedo hacerlo. Le sonreí, sin embargo, pues estaba seguro que, de tener que hacerlo, se lo haría a quien se acercara a él, no a él, que era muy decente. -- Si yo estoy de acuerdo en que estén aquí, pero este "aquí" es muy grande, se pueden perder en este salón y no encontrarnos nunca.

¿Eso es lo que quería? Pues la buena de Ada no parecía pensar lo mismo y creyó que sentarnos todos juntos sería una buena idea. Me mantuve impertérrita para no reflejar disgusto y que un maldito papparazzi me hiciera una foto así, especulando sobre qué sería lo que me había irritado. Sonreí de forma lenta hasta llegar a una mueca aceptable.

-- @ Xell Vladimir Potter Black , @ Matt Blackner , bienvenidos... -- Bajé un poco la sonrisa para no parecer exagerada y miré a Ada, la Primera Ministra francesa. Levanté mi copa y repetí, en voz floja: --  Bon appétit.

Después volví a los de mi entorno.

-- No, Matt, acabamos de llegar, ¿verdad, cariño? -- Y se me estaba haciendo larguísimo el día. O la noche, o lo que durara la fiesta.

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La mesa estaba perfecta y todos iban ocupando sus lugares poco a poco, la verdad es que muchas de las personas que estaban allí eran muy queridas para mí, aunque estaba relacionada con ellas aún así sentía el vacío de que no estuviera a mi lado para acompañarme, odiaba esta nostalgia. Sorpresivamente no se quedó vacío ni lado derecho de la mesa, Cillian, un querido compañero de mi equipo de quidditch. Había tomado el asiento, le sonreí por hacerlo, él no lo sabía, pero había sido una forma de salvarme de mi propia tristeza.  


-     En absoluto, me alegra muchísimo que lo tomaras, espero disfrutes la cena. A decir verdad estas cenas no tienen nada de extraordinario, solo que cambias de comida y de compañía tu solo disfruta. 


Tome el baguette y probé el delicioso camembert que se fundía con el delicioso sabor de las nueces, mire a los demás mi querida tía Sagitas estaba algo alterada, imagine que la presencia de los fantasmas era un poco incomoda conociendo sus antecedentes de su majestad la Reina María, pero Von Fersen no le perdía de vista, así que me tranquilizo un poco. La voz de Cillian me trajo de vuelta fuera de mis pensamientos y me hizo reír con su comentario. En la gala de quidditch habíamos bebido de más y realmente nos había divertido, si había algo que admiraba del Ryddelturn era su personalidad clara y tranquila. Tome un sorbo de vino y casi me ahogo con él con la pregunta, me había causado risa que pensara que había algo interesante en quien era yo. Disimulé al máximo ante los demás y voltee a verlo con una gran sonrisa. 

 

-    Bueno, ¿que quieres saber?, prometo responderte con toda sinceridad. 


Lo mire con picardía y le di otro bocado a la entrada, espere un momento si el me hacia una pregunta más, era interesante ese juego de conocernos, al fin y al cabo en los entrenamientos no habíamos logrado tener mucho tiempo para conocernos mejor entre los miembros del equipo. 


@ Cillian

@ Sagitas Potter Blue

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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