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Castillo de la Familia Burke (MM B: 116229)


Illidan Burke
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El móvil sonó un par de veces, tal vez él lo tenía silenciado o el movimiento en la habitación era tal que no lo escuchaba. Esa pequeña demora bastó para que Cillian notase su intento y le arrebatara de las manos el móvil. Suspiró, era real que no era el momento de ponerse a hablar por ese medio, ya pronto estarían juntos, y de seguro solo incentivaría sus nervios.

Tomó nuevamente el aparato, resignada, y tan solo grabó un audio para su futuro esposo. “Hola, necesitaba escucharte para saber si estás bien. Imagino que te tienen bien cuidado. Te amo, nos vemos dentro de poquito. Por cierto, les dejé unos habanos en el cajón de la mesa de luz, por si necesitan calmar sus nervios.” apretó enviar y apoyó unos instantes el teléfono en su pecho, respirando profundamente un par de veces, antes de dejarlo sobre su mesa de luz.

Observó a sus Damas y Damo de Honor, quienes contemplaban su vestido y se sumó a ellos. A todos parecía agradarle, las palabras de Luna lo demostraron. Ashley quiso, entonces, darle el regalo que tenía preparado para ella. Observó el anillo con los ojos cargados de lágrimas y lo tomó para colocarlo en su mano derecha, reservando la izquierda para la sortija de bodas.

-Es hermoso, lo llevaré siempre -afirmó secando sus lágrimas antes de que llegasen a sus mejillas. La emoción empezaba a desbordarse.

Alguien llamó a la puerta y fue su hija quien se acercó a responder. La muchacha estaba lista para resolver cada detalle, eso era muy importante para ella. Ada atravesó la puerta con un vestido deslumbrante, tanto que dejó a la Gryffindor boquiabierta.

-Bienvenida Ada, estás preciosa -saludó, acercándose para dar un beso en la mejilla a la muchacha. Valoraba mucho que la noche anterior se hubiese encargado de hacer real su despedida de soltera. -Pasa, por favor. -agregó haciendo una seña con su diestra para darle paso.

Cillian, entonces, confirmó sus sospechas. Su prometido continuaba en ropa interior, haciendo las cosas a su ritmo. No podía reprocharle, pues no estaba en condiciones muy diferentes. La pregunta de si faltaba alguien la hizo pensar, sí sí faltaba… había olvidado un detalle muy importante.

-Mael, necesito hablar con Mael ¿sabes si ha llegado? -respondió, de pronto comprendía que tenía una labor para su socio y no se la había comunicado aún.

 

Mushu -Elfo doméstico de Mica

Llevaba tiempo recorriendo cada espacio, asegurándose de que los preparativos estuviesen listos por completo. Al mismo tiempo, estaba preocupado por la novia quien llevaba tiempo sin pedirle nada. En cualquier momento haría su aparición en el recinto en que se preparaban, llevando algunas bebidas para las Damas de Honor y fijándose que todo estuviese bien por allí.

Conocía a la joven desde su nacimiento y había sido el responsable de cuidarla cuando sus padres ya no estuvieron allí. Habían sido por momentos solo ellos dos, y la muchacha era todo lo que tenía en aquel mundo. Por ello cuando desapareció, recientemente, se había dedicado tan solo a buscarla en forma incansable.

Estaba muy feliz de poder ahora acompañarla en un momento tan importante, junto a aquel joven con el que la veía más feliz que nunca.

Se dirigió a la puerta cuando los invitados empezaron a llegar, para asegurarse que todos supiesen hacia dónde dirigirse, indicando el mejor camino hacia los jardines traseros, donde todo estaba ya preparado.

Se quedó contemplando a aquel muchacho que no seguía sus indicaciones, sino que tan solo se quedaba allí parado, pensando. ¿En qué pensaba? ¿Acaso no hablaba su idioma? Estaba a punto de dar nuevamente las indicaciones, cuando éste preguntó si podría ir a ver a la novia.

Lo examinó unos momentos, pensativo, pero su ama no había dado ninguna indicación que se opusiese a ello, así que ¿por qué negarle?

-Claro, venga por aquí- lo guio hacia el interior del castillo y, desde allí, subieron unas escaleras y caminaron hacia el ala derecha. Las voces de la Gryffindor y sus invitados evidenciaban el sitio en que se encontraban. – Es esa puerta, sígame- agregó, golpeando la puerta antes de abrir en forma cuidadosa, asegurándose de que ninguna dama se encontrase en “paños menores”. -Ama, el muchacho quiere verla -indicó, volteando hacia una de las mesas de luz, antes de chasquear sus dedos para hacer aparecer una botella de champagne rosado y varias copas para que todos los presentes pudiesen beber.

Tras aquel gesto, desapareció, rumbo a la entrada, nuevamente.

 

@ Illidan Black Lestrange  @ Cillian Haughton  @ Ada Camille Dumbledore  @ Sophie Elizabeth Granger  @ Luna Gryffindor Delacour  @ Ashley Emily Black Lestrange M.  @ Adrian Wild

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La habitación de la segunda planta estaba cerrada, al ver abrir la puerta descubrí a la dulce Ashley tras ella que me indicaba que la novia estaba allí mismo, con la misma dulzura que caracterizaba siempre a la jovencita.

- Hola Ashley gusto de verte, vengo a traerle algo a la novia

Apenas me escucho y se fue por la habitación hasta algún lugar, yo la seguí de a poco y me encontré con la novia @ Mica Gryffindor , aun no se vestia, logre ver en el atril aquel hermoso vestido blanco inmaculado. Seguro cuando lo usara en sus ojos brillarian las estrellas del cielo por la emoción y entendí que sólo había una cosa que podía ser tan brillante como ella. Recibí su beso en la mejilla y le abrace un poco sin despeinarla.

 

- Te verás deslumbrante con ese vestido Mica y para que eso quede perfecto traje el accesorio que te hace falta

 

Saque del cofre la tiara de Sissy y la puse en las manos de la Gryffindor, mientras le decía

 

- La tradición dice que debes llevar el día de tu boda, algo azul, algo nuevo, algo viejo y algo prestado… te presto la tiara de la Emperatriz que la leyenda dice que es para que tengas un matrimonio duradero, lleno de amor y felicidad.

 

Añoraba que así fuera, que ambos pudieran estar juntos y felices, lo merecían por ser tan fuertes y llevar a buen fin esta historia de amor. No muchos teníamos la suerte de tener al lado a la persona que amábamos.

 

-Te deseo mucha felicidad Mica, bueno ahora te dejo, te veré en la ceremonia.

Besé sus mejillas y salí del

lugar para permitirle que se arreglara, pase besando la s mejillas de mi hermano @ Cillian Haughton  , de @ Luna Gryffindor Delacour y de @ Ashley Emily Black Lestrange M. para dirigirme justo al jardín donde están mi hermano @ James Fleamont Potter esperando.

 

 

Editado por Ada Camille Dumbledore

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Después de unos minutos, que al Malfoy le parecieron horas enteras debido a su ya conocida desesperación parecía que a Illidan había terminado de arreglarse y estaba listo para acudir al evento de su vida sin embargo en su cara pudo distinguir algo que nunca antes había visto, inseguridad. Era claro que su amigo se sentía temeroso, después de todo una boda no era algo que se tuviera que tomar a la ligera y parecía que al fin el Black Lestrange estaba comenzando a idealizar que a partir del día de hoy su vida daría un giro de 180 grados, sin embargo Ludwig como buen amigo que era se encargaría de dar las palabras de ánimo necesarias para ayudarlo a tener esa seguridad que tanto lo caracterizaba y a acudir a su boda como todo un campeón.

-¿Digno? - dijo un poco burlón - claro que no eres digno amigo mío, nadie lo es, estas a punto de casarte con Mica Gryffindor ¿tienes idea de lo suertudo que eres? Ahorita más de una decena de magos desean tu cabeza únicamente por ser su prometido así que siéntete orgulloso de lo que lograste - hizo una pausa al ver que su hermano llegaba finalmente, ahora todos estaba reunidos, le sonrió y prosiguió - puede que no seas digno pero eres la persona que eels eligió y eso te hace el más digno de todos.

Acto seguido pudo ver que Cillian salía de la habitación posiblemente para ayudar a la novia con sus preparativos, no se imaginaba cómo estaría Mica con sus nervios, posiblemente peor que Illidan y seguramente también necesitaría un poco de ayuda motivacional de la cual ya sus damas de honor seguramente estarían haciéndose cargo, no había mucho tiempo que perder pues el reloj seguía avanzando y el momento de iniciar a ceremonia pronto llegaría, tenían que apresurar a los novios antes de que se fueran cada quien por su lado.

-Si ya no hay más que agregar sugiero que nos traslademos hacia el jardín y esperemos la llegada de la novia, ya están llegando todos los invitados y sería muy descortés dejarlos esperando, ¿nos vamos?

@ Illidan Black Lestrange  @ Lord Cubias  @ Thanatos L. Lestrange  @ Mael Blackfyre  @ Cillian Haughton  @ Mica Gryffindor

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Intentaba hacer memoria de la última boda a la que había asistido y en realidad a su mente no lograba que llegaran los recuerdos. Pensó en si había sido la de Anthony, ya que la de él y Cindy era la imagen que venía a su memoria mientras cepillaba sus cabellos que apagaban el rojo habitual hacia un castaño a cada pasada. Cerró los ojos pensando si aquello se podía deber a que no quería recordar el hecho de que en los últimos ocho años había asistido a cada boda y a cada evento en compañía del hombre que había sido el amor de su vida.

Al volver a abrir sus ojos la palidez de sus mejillas había aumentado. Aunque el lapso había sido breve, mientras había sido directora del DAMyC, Darla había desarrollado hasta tal punto los hechizos de magia desmemorizadora, que había temido dejar aquellos programas en mano de sus sucesores. Ya fuera por sus innatas habilidades de oclumancia y metamorfomagia había experimentado con ellos hasta lograr resultados que la hacían sentir orgullosa. Obligarse a sí misma olvidar lo que sentía o recuerdos concretos a los que luego lograba acceder de regreso cuando quisiera había sido algo que se había mal acostumbrado a utilizar.

Una vez más frente al espejo se obligó a dejar de lado la palidez de su piel, recurriendo a la metamorfomagia para adoptar una tez delicadamente tostada, mientras se acomodaba el drapeado de su vestido en la zona de los pechos, aquella gasa conformaba luego los no tan gruesos hombros del vestido y se cruzaban en la espalda conformando una delicada cascada de tela que caía a lo largo de todo el vestido que igualmente no llegaba más allá de las rodillas. Los accesorios, aros y pulsera eran tan sencillos como su maquillaje y quizás el detalle más llamativo eran sus sandalias doradas. Ni siquiera había pensado en llevar un sobre o cartera ya que como siempre había ocultado con magia un bolsillo en el que llevaba su varita. Obviamente como siempre sus dedos lucían varios anillos entrelazados con magia también.

Cuando apareció fuera de las paredes que marcaban el límite del castillo lo observó con un dejo de curiosidad mientras caminaba por la grava como si fuera una pasarela lisa y sin obstáculos. Su mirada castaña recorrió la fachada del castillo y observó cada detalle, podía sentir la magia en él y una sonrisa se dibujó mientras se acercaba a la doble puerta de roble oscuro. En realidad se sentía algo incómoda por llegar tan pronto a la ceremonia, siempre había preferido ser de las que llegan última o en el montón, cuando ya no te pueden notar.

La delicadas decoraciones en los jardines del fondo del castillo llamaron su atención de inmediato, eran notorias en cierta forma y la Potter Black pensó en dirigirse directamente hacia allí, se sentía un poco sobrecogida y pensó en que lo mejor sería que buscara un elfo al cual entregarle los regalos que llevaba. Había ido a escoger uno y no había podido decidirse cual era más bonito, si el del huevo dorado o el de la pareja de aves, por eso había terminado adquiriendo ambos.  Tras aparecer ambos estuches buscó un elfo al que hacerle entrega de los regalos, ya que no se decidía a buscar a nadie de la familia, pensando que ya debían estar en plenos preparativos finales de la boda y no se atrevía a molestarles.

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Aquella reunión previa antes de la ceremonia se estaba extendiendo más de lo que habría imaginado. Aún asi, era una de las pimeras veces en las que no estaba incómodo, pero si quería ir despacio, porque a veces las relaciones sociales se me complicaban un poco. Miré a Ludwig que sumó una respuesta a la pregunta de Illidan. Era cierto, Mica era una de las más brujas renombradas del lugar.

Estoy de acuerdo con él –señalaba a Ludwig, porque realmente no se lo habían presentado y no recordaba el nombre—. Ah, me olvidaba. Traje esto para ti —rebusqué dentro de mi túnica durante unos pocos segundos. Lo busqué y lo busqué y con un chasquido de la lengua, moví mi varita después de tomarla de mi bolsillo y apuntar a mi lado. Aquel objeto apareció en mi otra mano, que tendí ante Illidan para que lo tomara. No sabía si realmente sabría lo que era: —Es un espejo doble. Es un regalo extraño para una boda pero soy muy malo para esto. Si algún dia necesitas una mano, ya sabes cómo encontrarme.

Me acerqué un poco más ante el rubio Black Lestrange y cuando lo tomó, le dije que tenía el otro espejo par. Había miles de maneras de portar con un espejo así, no era más grande que un libro de bolsillo, por lo que estaba seguro que podría. No le daría explicaciones de mas, podía hacer con su regalo lo que quisiera. Le sonreí un poco de costado, siendo que eso era lo que podía hacer de manera forzada. Aclaré mi garganta.

Creo que es hora de dejarte tranquilo, para que termines de prepararte. ¿No? Cualquier digno futuro marido de Mica, debería estar listo ya —dije a modo de broma, aunque era muy malo para hacer bromas.

@ Illidan Black Lestrange  @ Ludwig Malfoy Haughton

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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KJ0

 

No era partidario de ninguna clase de celebración, detestando al extremo tener que enfundarse en un esmoquin solo para ir unas cuantas horas a una boda. A regañadientes acomodaba el nudo de su corbata, porque ni loco se iba a poner un moño que le hiciera lucir como un payaso de medio pelo. El estar dentro de un equipo de Quidditch, le ataba a cumplir con la promesa hecha a Mica, asistir a su boda aunque ni una sola vez cruzaron más de dos palabras dentro o fuera del campo de juego. ¿Cómo demonios le metían en esas faenas de convivencias sociales?. 

Al menos iría acompañado por una persona de su entera confianza, ya que la dulce Lexy, no pudo responder al llamado del Holandés. Si que la Francesa, solía complicarse más que un puzzle de 5000 piezas, pero eso ya lo resolvería una vez que la tuviera delante de él. Pocas veces le dejaban plantado, si podía decírsele de ese modo, ya que solo eran amigos de bromas y pasatiempos extremos— Ella suele ser un verdadero enigma ambulante—poniendo los ojos en blanco alizaba el cuello de su camisa blanca, intentando desaparecer arrugas inexistentes en la tela. Pasando su surda por su cabello, acomodaba este sin demasiado éxito— Hasta tu estás en mi contra—soltó una carcajada poniéndose el saco. 

Observando la imagen que le devolvían sus zapatos recién lustrados— Al menos los elfos, están dando la talla—colocaba una rosa roja en el bolsillo superior de su saco— Viejos recuerdos, pero de los mejores que poseo—desviaba la vista hacia la mesita de noche, justo donde estaba aquella alianza que hace tiempo le fuera devuelta por su mejor amigo. Era un gesto de respeto entre ambos, ya que no podía con la carga de ser parte de la comitiva del Primer Ministro de Holanda— Es una pena, pero que sea para bien—le decía a la nada. Encontrando la solución a cualquier clase de dilema que se presentará en su camino, contando con el apoyo incondicional de algunos Escoceses.

— Dejaré la politica para otro momento, ahora intentaré pasarla bien—terciando una media sonrisa en sus labios. Se sentía satisfecho por la imagen que le devolvía el espejo, deleitándose al reconocerse como un hombre sumamente atractivo— Ya veo porque se pone celosa cada tanto, quien lo iba a decir—ladeando la cabeza recordó las palabras que le dedicará cierta princesa. Si que sabia como captar la atención de un caballero, poniéndolo en jaque solo con un gesto— Idéntica a su madre sin duda alguna—confesó escuchando la voz chillona de su elfo, alertándolo con un mensaje—Señor, ya está todo listo. Lo esperará en la entrada de la mansión Burke o eso es lo que dijo a su escolta—exasperado le dedico una sonrisa ácida.

— Detesto tener a tanta gente detrás de mi, no quiero imaginarme como se van a poner las cosas en mi toma de protesta—enfilando sus pasos hacia la ventana de su habitación en la Mansión Macnair, saltaba desapareciendo dentro de un vórtice conformado por un grupo de cráneos que abrieron sus bocas estallando, dejando solo una estela rojiza que se disipó en el acto. Apareció fuera de los terrenos de esa familia, si que se habían esmerado con el tema de la decoración, dejando por todo lo alto aquella postal que les dedicaban a los invitados a la recepción. 

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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Las barras libres en las fiestas eran lo único que animaban a Tazz. Apenas recordaba la ultima vez que se había visto envuelto en un compromiso al que le poco le apetecía asistir, pero sin embargo ahí estaba, de pie junto a la barra de bebidas discerniendo en si el sabor del vodka que se le había servido el elfo era el mismo que había tomado años atrás en algún bar o pub en algún pueblo o ciudad, poco importaba ya que aquel recuerdo vago desapareció tal y como vino. —Sírveme otro vaso…. Y asegúrate esta vez que sea la bebida que he pedido— resopló mientras alejaba el vaso vació de en frente suya.

El elfo asintió con una reverencia antes el mago y le sirvió la copa que se le había pedido. La criatura continuó con sus labores atendiendo al resto de invitados. ¿Aquellas criaturas tenían otra opción? Deberían estar orgullos de poder servir a magos distinguidos y de linaje puro como era el Malfoy. 

Había perdido la noción del tiempo estando allí plantado en la barra bebiendo, solo cinco o seis copas habían alejado al pelinegro de su padre y su hermana, con quienes había llegado hasta la boda. Cada uno de ellos había escogido una ruta diferente una vez habían aparecido en las inmediaciones de los terrenos del los Burkes. Su padre Ludwig, había ido a buscar a los novios, mas concretamente al novio, que por lo visto eran amigos íntimos y el Malfoy quería brindarle su apoyo antes del sí quiero. Noe por su parte, había desaparecido por completo sin dejar rastro. Tazz suponía que había ido a ver a la novia, a quien conocía de jugar al Quidditch. Ambos habían dejado al pelinegro emborracharse en soledad. 

 

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Apenas habían llegado al castillo Burke, su padre se adelantó a cumplir las obligaciones que tenía con su amigo y su hermano desapareció también por su lado, probablemente había encontrado algo que le llamara más la atención. Antes de salir de la mansión se había fijado que no estaba muy contento con el plan de aquel día. Pero los compromisos lo obligan, o mejor dicho el padre de ambos.

Por su parte la pelirroja decidió recorrer el jardín donde se celebraría la boda. La idea de una boda en el exterior le parecía un buen plan, se sentía más cómoda en lugares así, que en grandes y suntuosos salones. Ya se lo comentaría a Ludwig y a Cillian para ver si compartían esa misma idea para su matrimonio, solo tendrían que coincidir con un buen clima.

Los Malfoy habían sido de los primeros en llegar, pero en los siguientes más personas que Noeline desconocía comenzaron a aparecerse en el lugar. Dentro de los nuevos invitados que fueron llegando apareció alguien que le era conocido, pero en ningún momento había sido de su agrado. La Malfoy no era de crear amistades muy pronto, pero este caso no se limitaba a eso. Por lo pronto, por el compromiso adquirido y por el honor de su familia era mejor evitar cualquier situación incómoda así que se apresuró a buscar a su hermano para distraerse un poco. Cuando alcanzó a ver a Tazz, este le dirigía unas palabras a un elfo. Y delante de él reposaban un par de vasos usados.

—Considero que es muy pronto para comenzar a beber,— le comentó cuando se acercó al pelinegro. –Lo correcto sería esperar que primero se realice la ceremonia y luego puedes vaciar todos los barriles de donde vino el contenido de ese vaso. Pero ya que estás, consígueme uno para mi. Ya sabes que no me gusta tratar con elfos. 

 

@ Tazz Malfoy

Draco&Draco
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Seguí en silencio al elfo, ingresando en el interior del castillo, hacia el ala este. Caminaba con la mirada baja. Mi pensamiento consciente se escudaba en que era por no perder de vista a mi pequeño guía, pero la realidad era que no quería cruzar miradas con nadie. Sin embargo, cuando estábamos a punto de llegar a la puerta tras la que instantes después esperaría a que el elfo comprobara que la novia y sus damas estaban visibles, una esbelta y elegante figura se cruzó en nuestro trayecto, saliendo por esa misma puerta. Era Ada, pero apenas se percató de que estábamos allí parados. Me giré, aunque no con intención de detenerla allí en mitad del pasillo para saludarla; ya lo haría más tarde. Escuché la indicación del elfo y entré en la habitación en cuanto me hubo dado luz verde, agradeciéndole haberme acompañado.

Lo primero con lo que me topé fue con la mirada de Mica. Aquello me tranquilizó. Era la única mirada que deseaba ver antes que cualquier otra. De algún modo, sentía que por fin podía presenciar un evento importante y bello en la vida de alguien a quien conocía desde hace mucho tiempo y a quien siempre había guardado en mis recuerdos con gran cariño; una amiga. Sí, yo no era el mejor de los amigos, nunca lo había sido y mucho menos con el paso de los años y años y mi cada vez más acuciante problema con el apego, pero Mica pertenecía a una zona de mi pasado reciente —para un vampiro un pasado tal, era reciente— que me había permitido durante mucho tiempo no perderme. No del todo.

— Hola... Yo... —Era increíble. Sentirme tan torpe con las palabras. Eso sí que lo llevaba mal últimamente.

El elfo, antes de marcharse, nos dejó a cargo de una buena botella de champagne rosado y varias copas de fino cristal. Aquello me dio unos segundos para ordenar mis pensamientos y echar un vistazo al resto de la sala. Para mi sorpresa, vi más rostros conocidos de lo que esperaba. Allí estaban Ashley, quien había conocido en Hogwarts en una de mis clases, Cillian, el rubito al que conocí en el Ars & Vita junto con el otro protagonista del día y el novio de este, y Luna Gryffindor, hija del ex-auror y recientemente fallecido Elvis Gryffindor. Me quedé mirando a esta última durante unos segundos. Por un segundo sentí la fina aguja de la tristeza clavarse allí donde reposaba aquella flor dorada enganchada en mi camisa. Al fondo, entre el corrillo de presentes, un poco por detrás de la novia, se encontraba el vestido. No pude evitar expresar mi sorpresa y emoción.

— Mica, es precioso. —Y, con aquellas palabras, como si estas fueran la chispa que encendió mi motor, me acerqué a la muchacha y la abracé, permitiéndome por unos instantes sentir profundo esa emoción y... la alegría—. ¡Qué ganas de verte cruzar el jardín con él!

Por fin las palabras parecieron regresar a mí y pude girarme y mirar a todas.

— Siento haber interrumpido, no sabía muy bien dónde ir y necesitaba ver a la novia.

Como si todo volviese a fluir en mí, como si aquel contacto con Mica, con mi amiga, con mi pasado, me hubiera hecho volver a ser el que era en aquel entonces, tomé la botella de champagne y la descorché hábilmente, produciendo un sordo sonido que dio paso a la espuma del líquido, el cual rápidamente serví en las copas, ofreciéndole una a cada una y tomando yo la última. Iba a pedir que Mica dijera algo para brindar, pero otra chispa iluminó mi pensamiento.

— ¿Hacemos algo? —dije, avanzando unos pasos para ampliar el corro y girando sobre mis talones, aprovechando el espacio para la teatralidad del momento en el que ya me había sumido—. Cada una dirá unas palabras para Mica. Pueden ser palabras sueltas, una frase, un gesto, algo que sintamos respecto a este momento, respecto a este suceso, a nuestra amistad, a cómo nos sentimos con esta boda.

Carraspeé, manteniendo la teatralidad y poniéndome serio. Al principio era todo pose, pero unos segundos después, había llegado a lo que mis más profundos sentimientos querían que dijera.

— Mica. No sabes la alegría que siento ahora mismo por poder compartir este momento contigo y con todos aquellos a los que amas. Sé que no he estado presente en muchas ocasiones, pero por eso, estar en esta, es tremendamente especial para mí. Y sólo puedo y quiero desearte que también lo sea para ti. Hoy y siempre. Por que seáis no felices... Sino siempre bien amados —alcé sutilmente la copa y miré al resto para que otra continuase.

Algo dentro de mí se extrañaba de sentirme así. Ese mismo algo se cuestionaba si debiera permitirme sentirme así. No le hice caso a ese algo. En ese momento sólo debía dejarme llevar.

 

@ Mica Gryffindor @ Cillian Haughton @ Luna Gryffindor Delacour @ Ashley Emily Black Lestrange M. @ Sophie Elizabeth Granger @ Ada Camille Dumbledore (no sé quién más está ahí xD)

Editado por Adrian Wild

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✤ Viajero de la noche ✤

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Apenas dijo unas palabras y ya tenia a Mica encima abrazándola, normalmente ya habría lanzado a cualquiera que hubiese tenido el atrevimiento por los aires pero con su familia era diferente, con ella hacia el esfuerzo de aceptar demostraciones de amor, mas aun después de la muerte de Elvis, ahora sentía que si no los abrazaba lo suficiente se le iban a ir como agua entre las manos. Así que correspondió el abrazo con cariño real. 

Minutos después, la novia les mostraba el vestido, era realmente hermoso y resaltaría no solo la figura casi perfecta de su prima sino la belleza natural que tenían todas las Gryffindor y las Granger. No menospreciaba a las demás familias pero las suyas tenían buenos genes, eso no se podía negar. Mas gente entro y  salió dejando regalos tras su paso y eso le recordó que ella había llevado uno muy particular y que debía ser usado después de la boda, por lo que tras la última visita se acerco con una pequeña caja roja con moño dorado y que adentro contenía un hermoso conjunto negro para una noche especial.

 

- yo te traje un regalo que seguro te va a servir mucho después de la fiesta, así que no lo abras aquí - le dijo con una sonrisa burlona, esperando que su prima entendiera el mensaje. Se dio la vuelta y se quito la ropa que traía puesta para ponerse el vestido de dama que había elegido para la ocasión, del mismo color que las demás damas pero con un toque personal para sentirse cómoda. Apenas había terminado de arreglarse cuando un invitado mas hacía su aparición, alguien que había conocido en sus primeros años en la orden pero que hacía mucho no veía. Al parecer ellos si habían mantenido el contacto y tenían una relación especial. 

 

Adrian Wild, había propuesto que todos dijesen algo a la novia y brindaran con un champagne especial que había mandado traer para la ocasión, la rubia se acerco y tomo una de las copas. Tras el brindis del mago, la rubia miro a la novia con cara seria. Ella no era tan sentimental como el recién llegado pero lo intentaría por su prima.

 

-  prima, sabes que no soy buena para este tipo de situaciones, soy  una guerrera y en eso me muevo como la mejor, así que te ofrezco lo mejor de mi, te ofrezco estar siempre para ti y tu esposo y nuestra familia, luchar a su lado y si es necesario  protegerlos con mi propia vida, mi lealtad, este donde este, siempre será suya, te quiero -    dijo, tras lo cual levanto su copa igual que el Wild

 

 

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