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Crónicas de Luces y Sombras III


Ludwig Malfoy
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Residencia de los Potter – Lugar seguro de la Orden del Fénix
Una semana después del atentado al Ministerio de Magia


Existe un lugar bastante restringido dentro de la residencia de los Potter en la que únicamente algunos miembros de la Orden del Fénix tienen conocimiento y acceso. Había sido creado poco después de que Lord Voldemort asesinara a James y Lily Potter como un método protección para permanecer ocultos en situaciones de peligro extremo. Dicho escondite quedó en el olvido poco después de que se levantaran todos los encantamientos de protección que le daban seguridad a todos los integrantes de la orden para no ser atacados. Sin embargo aquel escondite desde hacía una semana tenía un nuevo inquilino, un ser tan malvado y despreciable que si el resto de los miembros de la orden se enteraran, podrían desencadenar un gran alboroto.

Ludwig decidió guardar esa información únicamente para aquellos que habían participado en la protección del ministerio de magia, ni siquiera Cillian, el desaparecido líder, tenía conocimiento de aquella captura en primer lugar por su ausencia y en segundo para protegerlo. Ludwig estaba dispuesto a asumir toda la culpabilidad de aquel arriesgado acto con tal de no ver a su marido en problemas. No obstante, sabía que no podía tener a Goldor para siempre encerrado y que tarde o temprano los mortífagos comenzarían su búsqueda atacando más lugares hasta finalmente encontrar a su líder caído. Era por eso que necesitaba invocar a todos los integrantes de la orden y hacerles saber lo que estaba ocurriendo.

Pese a todos sus esfuerzos, toda esa semana había sido un fracaso para poder obtener la identidad del mortífago. Ludwig tenía las sospechas de quien podría ser, gracias a la íntima plática que había tenido con Mica durante la gala de celebración de la revolución francesa. Pero no podía dar pasos en falso, necesitaba todas las pruebas y los recursos para realizar lo que el Malfoy consideraba el remedio más justo. Quería someter al mortífago a juicio. Para ello claramente debía informar al ministerio y sobretodo al Wizangamot lo que ocurría. Era de vida o muerte que todos los aurores disponibles y en general el Departamento de Seguridad Mágica participaran en conjunto para evitar que los miembros de la marca tenebrosa se les adelantaran. También existía la posibilidad de espías que los pudieran traicionar.

-Hola – dijo acercándose a Goldor quien estaba totalmente encadenado y amordazado, en su mano el rubio llevaba un plato de comida y un poco de agua – no quiero que nuestro invitado se sienta  mal recibido – sonrió – llevas una semana aquí y aún no has dicho palabra alguna, por tu bien deberías decir quien eres, sería una pena que otras personas más frías que yo pudieran torturarte – claramente estaba hablando de Darla que aún no sabía lo que había ocurrido – así que te digo de nuevo, ¿Quién eres?, ¿Dónde se ocultan los demás mortífagos? – le quitó la mordaza que cubría su rostro tratando de evitar los dientes del chico, no deseaba ser mordido.

Ludwig estaba ansioso y nervioso, no quería caer en malas decisiones, necesitaba el apoyo de todos para poder tomar una decisión correcta, tenía que informarle a Rory lo ocurrido y casualmente el ministro tan solo un día atrás había anunciado su misterioso regreso con un anuncio importante que hacer. No existiría mejor momento para actuar más que ese y también claramente estaba el factor de la mortífaga Mica quien deseaba proteger pero a la vez esperaba que no cometiera actos que la pudieran perjudicar. Fue así que decidió invocar sus patronus en forma de gato – reunión urgente en la Potter, no puedo dar más detalles, sean rápidos – dijo al gato siamés antes de que éste se esfumara para cumplir con su indicación.

El otro gato tenía otra indicación un poco mas peculiar, necesitaba alertar a Mica lo ocurrido, talvez solo así ella entendería que lo mejor sería mantenerse al margen y dejar que las cosas cayeran por su propio peso – lo tenemos, está bien pero pronto lo haremos hablar, protégete – dijo antes de que el gato nuevamente desapareciera. Pronto llegarían todos y la ansiedad de dar a conocer a su prisionero le carcomía.

 

@ Cillian Haughton  @ Mael Blackfyre  @ Darla Potter Black  @ Mica Gryffindor  @ noe_snape  @ NoTazz  @ Ashley Emily Black Lestrange M.  @ Ada Camille Dumbledore  @ Luna Gryffindor Delacour  @ Kahlan Blackthorn  @ Dennis Delacour  @ Thoth  @ Kaori M.  @ Datura  @ Goderic Slithering  @ Anthony Ryvak Dracony  @ Rory Despard  @ Malum Luxure  @ Juliens  @ Eterno Black Triviani  @ Ellie Moody  @ Melrose Moody  @ Ela Karoline  @todoslosdemas 

 

 

 

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 Gritó. Gritó con todas sus fuerzas y dio varios puñetazos contra las paredes. Sus nudillos sangraban y su garganta ardía, sabía que si intentaba hablar no lograría un tono adecuado. Finalmente, se dejó caer al suelo, abrazando sus rodillas. Estaba sola en la mansión Gryffindor, donde había llegado tras la maldita incursión al Ministerio. Había estado allí y no había logrado hacer nada para evitar que se lo llevaran. Sentía como que alguien estuviese estrujando su corazón dentro de su pecho y un vacío creciente en su estómago.

Desde allí, había intentado de todos modos contactar a Ludwig, su amigo. Incluso había intentado hacerlo por medio de Cillian. No solo no había logrado encontrarlo en lugares habituales, sino que no había respondido una sola de las múltiples lechuzas que le había hecho llegar. Estaba desesperada. Necesitaba saber el paradero de Mael… necesitaba saber que estaba a salvo, intentar rescatarlo…

Había deambulado por el Ministerio, para luego ir una y otra vez de la mansión Gryffindor a la Riddle, intentando saber por medio de los demás si había señal alguna respecto al paradero del Lugarteniente. Se sentía perdida en medio de todos sin él, sin su pilar fundamental. Temía en cualquier momento desmoronarse, mostrando la absoluta debilidad que intentaba resguardar de todos los demás.

Una semana… una semana sin datos, con el Malfoy ignorándola y sin ninguna señal de que fuesen a devolverlo. Varios mortífagos se habían infiltrado en el Ministerio, intentando ser los primeros en saber si planeaban un juicio o había movimiento en el cuartel de Aurores. Con ellos intentaba reunirse siempre que podía, aunque nunca estaba segura de recibir la información completa.

¿Qué más podía hacer? Se sentía perdida, por lo general era Mael el que lograba calmarla y la ayudaba a centrarse en los modos de proceder.

-Debes comer algo, llevas días rechazando cada cosa que preparo -su elfo la hizo sobresaltarse, acababa de llegar a su lado y ver que el plato se había enfriado a su lado sin que siquiera pruebe la preparación que había en él. No había siquiera prestado atención a qué contenía.

-No puedo, Mushu -murmuró, secándose las lágrimas y poniéndose de pie y disponiéndose a subir las escaleras hacia su habitación. Era poco lo que dormía, pero al menos contentaba al elfo al creer éste que sí descansaba.

Una vez en su habitación, cerró la puerta y se sentó en la cama. Se quedó mirando un punto fijo con la mente vagando por los sucesos de ese día. Había hecho su recorrido habitual y llegado a la noche con la misma información con que había iniciado. Aquello era una tortura que no lograría sobrellevar.

Un destello la hizo sobresaltarse y reconoció un brillante gato siamés que, sin dudas, era el patornus de Ludwig. Su voz resonó en el recinto “lo tenemos, está bien pero pronto lo haremos hablar, protégete”. El mensaje era muy breve, no la ayudaba a encontrar a Mael, claro que no, pero sabía que Lud no le mentiría: si él decía que está bien así era. Saber que ambos estaban bien calmaba un poco su inquietud… pero claro que no era suficiente.

No podía correr a hablar con los demás y contarles, o volverían a llamarla traidora, pero sí podía sugerir que empezasen a patrullar con mayor frecuencia.

Sin pensarlo, tomó una negra capa y la dejó caer por encima de su larga falda gris y su blusa blanca, antes de desaparecer desde allí hacia las inmediaciones de la mansión Riddle. Llevó la varita a su antebrazo, tocando el tatuaje para convocar a los suyos, sintiendo el ardor en su piel en forma inmediata. Sabía que era tarde, pero necesitaba a todos allí para poder ponerse en marcha. Era el momento de actuar.

@ Ada Camille Dumbledore  @ Anthony Ryvak Dracony  @ Arya Macnair  @ Cissy Macnair  @ Crazy Malfoy  @ Datura  @ Ernest Dumbledore Prior  @ Eterno Black Triviani  @ Fokker  @ Hades Ragnarok  @ Hannity Ollivander Evans  @ Helike R V PB  @ Jeremy Triviani  @ Kahlan Blackthorn  @ Kamra Ashryver D.  @ Leslie Ashryver PB  @ Lisa Weasley Delacour  @ Mael Blackfyre  *aunque bueno, Mael anda un poco indispuesto(?* @ Maida Black Yaxley  @ Malum Luxure  @ Martin N Roses  @ Matthew Black Triviani  @ Mefistófeles Evil.  @ Mentita  @ Mia.  @ NoTazz  @ Sagitas E. Potter Blue  @ Sophie Elizabeth Granger  @ Syrius McGonagall  @ Tauro M.  @ Valeskya Granger  @ Xell Vladimir Potter Black  @ Balderik Von Alexandros  @ Juliette Macnair

 

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En algún indeterminado de Italia... Con el consejo Erebus

-Mis señores, no podemos demorarlo mucho más - daba pequeños golpecitos encima de la mesa, con las piernas y brazos cruzados mientras me balanceaba en la silla presidencial que correspondía a mi rango. 

Los consejeros se miraban unos a otros, algunos asustados, otros con la mirada inquieta, pero yo no veía. Sólo veía el pasado y del echo de que, las tareas de gobierno me ocupaban demasiado tiempo. Quería tener acción por mi cuenta y riesgo y había descubierto que, nuevamente había traidores dentro de los míos... Si se podría considerar mis súbditos a quiénes son desleales a las primeras de cambio.

- Al alba se ejecutarán a las ratas traicioneras - dije con voz firme - no consentiré que haya algún desacato a mi gobierno. Creo que de la última guerra quedó bastante claro que yo soy la única heredera y regente posible. Mi hija lo será después de mí y no admitiré protestas. Asignaré a un Lord regente digno para que lleve el reino de Italia en mi nombre, por supuesto no desatenderé mis dominios como la última vez. Quiero que la persona que designe me envíe informes regularmente. Cómo prometí enviaré la guardia necesaria para proteger cada uno de nuestros bastiones. Eso es todo señores, debo volver a Londres a atender mi casa y a mis otros negocios... 

Llevaba una tunica negra de armiño con varios bordados dorados en las mangas, un jubón verde esmeralda con una marca tenebrosa bordada que mostraba claramente mis simpatías, además de unos guantes de algodón. Unos pantalones finos de seda y unas botas de piel de dragón. El morral lo llevaba dentro de la capa y la varita en uno de los bolsillos. 

A pesar de los gruesos muros del castillo se escuchaban los gritos y aullidos de las torturas que se estaban inflingiendo a los presos. Eran una música celestial para mis oídos mientras la chimenea rugía con fiereza. Afuera la neblina y en parte gracias a la magia, ocultaba al lugar al resto de los muggles y eran una protección extra. 

- Enviaré un cuervo con las instrucciones y con el sello de la casa. El Lord consejero principal lo leerá a los demás, en los siguientes días tendréis más informes...

En ese instante la marca tenebrosa empezó a arder en mi antebrazo izquierdo. Sabía lo que significaba, tendría que acudir a la mansión Riddle. Tantos días fuera de Reino Unido había hecho que desatendiera las cuestiones del bando y eso no podía ser...

- Ahora tengo que irme, pronto tendrán noticias mías mis señores...

Asentí con la cabeza y gracias a que era la matriarca del lugar, me pude desaparecer por completo. Una voluta de humo negro traspasó los fuertes muros y tras un breve suspiro había llegado a los terrenos de la mansión Riddle... Todo parecía estar como siempre... pero lo más importante ¿quién habría llamado y para qué?

Terrenos de la mansión Riddle

Abrí los ojos y con firmeza me encaminé hasta la zona empedrada que llevaba al camino de la puerta principal de nuestro lugar de reunión. Ahí había alguien y daba la sensación de que estaba nerviosa ¿o sería el frío? 

- ¿Mi señora? -saludé con educación a la persona que había apretado la marca, lo notaba porque, cuánto más me acercaba más escocía- lamento el estar tanto tiempo ausente pero mis deberes con el reino de Italia, me ocupan mucho tiempo aunque eso pronto tendrá fácil arreglo. ¿Qué necesita? -pregunté diligente

@ Mica Gryffindor muchas gracias por mencionarme Mica! Creo que tendré que leer los otros roles para saber de qué va jajaja madre mía, tendré que recuperar de nuevo el rolear por falta de práctica T_T

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Embajada de Egipto en Gran Bretaña, sede en Londres. 

 

El regente deseaba concretar con el Ministro de Magia y Hechicería ( @ Rory Despard  ) con referencia a la Orden del Fénix, este suponía que debería existir alguna relación del predicador con ellos, quizás este fuera un simpatizante o bien un miembro de ello, esos detalles no lo tenia claro y aún así se arriesgo en invitar a ese predicador a la embajada para acordar al fin la liberación de sus ciudadanos, los cuales habían sido secuestrado alguna vez por la figura del inquisidor y era al menos hora de que regresen a su tierra, ya que no habia reporte de su liberación (o al menos que este supiera [es decir, un evento secreto público de que la Orden del Fénix diera libertad a los que fueron salvados o secuestrados de la mano del inquisidor, ya que había pasado tiempo y no se había logrado conseguir con éxito este objetivo] )

 

-Regente.- Aseveró su diplomático en ese país en los asuntos de los muggles, al menos como le solicia llamar a los Inglés a los no heka. -¿Está seguro que pudiera venir alguien de ese Ministerio si su Ministro está ausente? ¿Acaso no sería mejor pedir ayuda la OTAN o la misma ONU?-

 

-Quizás sea lo más arriesgado. - Acento Thoth mirando a todos los que se encontraban reunidos en el salón de Horus, aquel que servía para reuniones, allí ese sitio decorado con los símbolos egipcios antiguos de la justicia, esperanza, muerte y vida. -Y aún así...- Hace pausa para evocar tantas lágrimas de madres desesperadas ante la ausencia de sus hijos, e incluso de parientes. -Debe ver alguna alternativa, ese rayo de esperanza, y tocaré cada instancia, por el momento daremos oportunidad a los británicos.-

 

En eso el Archimago Internacional le cuestiona. -¿Acaso el MACUSA y su gobierno no sería más eficaz?- Y miro a los presentes. -No podemos negar el alcancé de su poder, y aún así es una instancia donde preferimos no tener relacionen. -

 

-Ese asunto es delicado, ellos se encuentran abiertamente apoyando a la Orden del Fénix y hasta no resolverse el asunto con los que se encuentran en las manos de esa organización, hasta ahora criminal y terrorista por nosotros, ese detalle nos impide. Esto quiere decir, si acaso se soluciona ello no veo porque no regresar a tener lapsos económicos, políticos, culturales y de cualquier índole con ese país, pero hasta no suceda ello, no podemos permitirnos esa relación,deben comprender que ante todo debemos velar por nuestros hermanos, aquellos que siguen llorando la ausencia y por ellos no podemos dar marcha atrás,porque el conflicto bélico entre esa Orden y los Seguidores de quien fue el Señor Tenebroso no es asunto de Egipto. - Este hizo énfasis su última frase, para dejar claro que pudiera haber miembros egipcios en cualquier bando, pero el gobierno no permitiría apoyo alguno de los dos, al menos por ahora se mantendría neutral. 

 

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Despacho Principal de las Oficinas de Evil & Asociados en Londres.

-Pero dígame señor presidente, ¿se encuentra usted solo? ¿puede hablar?...- Decía con voz aparente voz calmada pero estaba por dentro lleno de impaciencia a la bocina de un teléfono análogo, ante la incompetencia de algunos que llegan al poder, al otro lado de la línea se encontraba el presidente de Costa Rica después de aparentemente estar envuelto en una enredada estructura de sobornos, cuyos documentos estaban en manos de la presa opositora...-Solo cálmese, no le entiendo, Azazel tomará un vuelo hoy mismo y estará mañana a primera hora en su despacho, por favor hasta que llegue no hable con nadie, no de declaraciones, vaya con su familia a su hacienda en Zapote, mi socio irá hasta allá...-negué con la cabeza algo impaciente...-No señor presidente, yo iré luego, solo haga lo que mi socio le ordene y diga lo que nosotros le digamos, nos vemos en unos días y suerte...-

Mi despacho era en forma oval, pintado de color blanco, al fondo del mismo se encontraba ubicado mi escritorio de un color negro profundo en medio de dos columnas, todo tenía un estilo griego antiguo. Sentado frente a mí, mi fiel sátiro escuchando cada palabra que decía.

-Ya sabes que tienes que hacer, atiende ese problema, mira quien tiene la información incriminatoria, investígalos, busca familiares, averigua todo de ellos, estaré por allá en unos días y quiero saber todo, mira si puedes evitar que la bomba estalle, confío en ti...-Azazel asintió con la cabeza se levantó y me dejó solo.

Mientras revisaba un poco más de la documentación sobre el caso de Chávez, mi muñeca me comenzó a molestar, ese ardor, al parecer era algo urgente, no lo pensé más y desaparecí rumbo a la Riddel, cualquier cosa podía espera o Azazel se haría cargo, ahora este llamado era lo más importante.

Jardines de la Mansión Riddel.

Una vez en terrenos mortifagos caminé directo al lugar de reunión. Una vez cruzadas las seguridades de rigor ingresé al salón principal, era de los primeros en llegar, estábamos pocos todavía, incliné mi cabeza viendo a todos en señal de saludo y respeto y luego observé directamente a quien había sido la encargada de realizar el llamado, era Mica.

-¿Dime en que te puedo ayudar?...-no sabía siquiera de que se trataba pero eso era lo de menos...-Solo ordena y considéralo hecho...-

@ Helike R V PB @ Mica Gryffindor

 

 

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La tensión se podía cortar fácilmente con un cuchillo en los pasillos del ministerio, después del ultimo ataque mortifago a las instalaciones parecía que cada uno de los magos y brujas que visitaban el lugar venían dispuestos a librar una nueva batalla. Miraban de soslayo a quien les pasara por el lado a la espera de algún movimiento furtivo en su contra. Parecía la historia de una película de detectives ver a la comunidad mágica sumida en sospechas y rumores, pero eso era simplemente el resultado de las divisiones internas del ministerio. Era bien sabido que así como estaban los cargos en cada una de las dependencias, más allá de ellos estaban quienes movían los hilos de dos grupos completamente opuestos.

 

La eterna rivalidad de la luz y la oscuridad se evidenciaban incluso en algo tan común como una labor ministerial. La ojiazul analizaba cada uno de esos movimientos y de aquellas situaciones ubicada junto a una esquina del atrio del ministerio, tarea principalmente adjudicada a su trabajo como auror, aunque además de eso era realmente por el lugar que ocupaba dentro de la orden. Había estado mucho tiempo lejos de Londres y después de tanto caos tenia que estar aun más atenta que en el pasado si quería aportar resultados importantes para su bando.

 

Ya había ojeado la ultima edición del profeta como fachada para su investigación así que dio por terminada la observación del día para retornar a su nueva oficina en el cuartel de aurores, no hubiese esperado que le dieran una tan pronto pero dado du historial dentro del cuartel así como dentro de la oficina del ministro en el pasado no resulto para nada difícil que la ubicaran por encima de muchos que ya llevaban tiempo en el cuartel, una noticia que no fue del agrado de algunos pero su cabeza no tenia tiempo para esas nimiedades en este momento, ya su trabajo hablaría por ella.

 

Tenia  mucho que probar sobre todo a la orden. Mientras estaba envuelta en sus pensamientos mirando a la nada desde su escritorio el patronus de un gato trajo a la Delacour de vuelta a la realidad, una reunión urgente y nada más y nada menos que en el sitio más seguro del bando, tenia que ser un asunto serio para que requirieran la presencia de los miembros con tanta premura. Sin demora tomo su túnica azul oscuro del perchero y asegurándose de que portaba su varita uso la aparición para hacer presencia en los jardines de la casa de los Potter y que ahora era refugio para aquellos que defendían los ideales de la orden. Sus pasos llevaron a la rubia hasta el interior de la casa a la espera de conocer el motivo de aquel llamado.

 

@ Ludwig Malfoy Haughton

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Tess y Darla en House of Books, poniéndose al día...

Las dos mujeres estaban sentadas frente a frente, mesa de por medio, en el salón del departamento ubicado sobre House of Books, en sus copas no había ninguna bebida alcohólica, sino más bien un favorito de ambas, con el característico tono carmín y un dejo metálico y dulzón en su aroma. Ambas habían brindado por su reencuentro tras la primera experiencia en combate bajo la bandera de la Orden del Fénix de una de ella y la primera aparición en público “sin incidentes extraños”  de la otra.

—Bueno, es genial que la primera impresión que tenga de ti Ludwig sea tan buena, me alegra que todo saliera para bien —comentó la pelirroja antes de beber un sorbo de su copa.

—Pues sí, él estaba feliz de que hubiéramos podido desarmar a ese mago tenebroso, él guardó su varita y luego lo llevó a una prisión en la Potter, hasta allí nos condujo a través de un portal —comentó la rubia mientras se echaba hacia atrás en el asiento que ocupaba, observando el juego de las luces sobre la bebida en su copa de cristal.

—No sabía que hubiera una prisión en la casa de los Potter, sé que fue remodelada especialmente para la Orden pero no que hubieran incluído eso —frunció el ceño, había sido lugarteniente allí, es verdad que solo la habían tenido para algunas tareas y cero información de lo que debía hacer o lo que ocurría. Claro estaba en la actitud del pastor al dejar de ser líder de la Orden y asumir como Ministro de Magia. Se contuvo de lanzar un bufido.

—Pues según Ludwig es un lugar muy secreto en el que ha encerrado a Goldor —si han visto un cómic en donde alguien lanza su bebida en un perfecto chorro a presión al escuchar algo que lo sorprende o llama su atención podrán imaginarse como el líquido rojo que acababa de llevarse Darla  a sus labios salió volando de ellos hacia la mesa frente a su persona .

—¿Qué has dicho Tess? ¿Lograron atrapar a Goldor? —bueno, era más de lo que ella había logrado cada vez que se habían enfrentado —¿Y Ludwig lo tiene en la Potter? ¿El lugar es seguro? ¿Cuántos guardias le han puesto? ¿Está toda la Orden enterada? —debería calmarse, que ella no estuviera enterada no implicaba que el resto no lo estuviera, después de todo, ella se había alejado y era ahora Tess quien había ocupado su puesto allí ¿o no?

—Bueno... no —la expresión de Tess era entre asombrada y preocupada —Ludwig nos ha pedido que mantengamos el secreto, pero he creído que tú sí debías saberlo y —no la dejó terminar de hablar.

—¿Ludwig no le ha avisado a nadie más? Ay mujer, has debido quedarte con él, ¿quiénes están en la Potter? —la expresión de Tess era ahora de tristeza —no es tu culpa, perdón, es que… no confío en ese mago, quizás ustedes sean mejor de lo que he sido yo al enfrentarlo, no lo sé, pero ¿y si… —se quedó callada y no terminó lo que pensaba, que  se hubiera dejado atrapar a propósito para ubicar el cuartel de la Orden —debo ir allá, por favor, ocúpate de cuidar el local, la Dumbledore y seguir los pasos de lo que ocurra acá —se puso en pie —éstos siguen siendo tus hogares, solo te pido que le avises a Kim lo que está ocurriendo, que ella averigüe en el Ministerio lo más que pueda yo… yo supongo que no me queda más remedio que volver a la acción —dijo con tono resignado mientras sentía el calor en su muñeca.

—Claro Darla, tranquila, lo siento, yo no pensé que fuera tan preocupante la situación, Ludwig se desenvolvió muy bien contra Goldor, que —la bruja se calló.

—Sí, no dudo que Ludwig pueda ser mejor duelista que yo, ya tendré algún día la suerte de probarle en duelo, pero mientras tanto, no me voy a fiar de Goldor, para nada… —dijo la pelirroja y tras terminar su copa se dirigió hacia su habitación —puedes pedirle a los elfos lo que necesites Tess —dijo mientras ingresaba a su habitación dejando sola a la rubia.

—Un mapa mental y dónde encontrar a ese desgraciado —murmuró aunque sabía que quizás Darla la escuchara y supiera de quién hablaba, pero por lo pronto se mantendría allí, descansando y disfrutando de un buen trago, la Potter Black sí que se sabía surtir.

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Estaba cómodamente en la mansión Dumbledore lugar que últimamente habitaba gracias a la generosidad de su mejor amiga Ada, de darle asilo allí, cuando un gato siamés inconfundible apareció de la nada delante suyo haciéndola saltar del susto.

 

- "reunión urgente en la Potter, no puedo dar más detalles, sean rápidos" - Fue lo que dijo el Patronus con la voz de su mejor amigo Lud -

 

Abrí mis ojos azules claros por la sorpresa del Patronus y me apresure a ir allí, pero antes le dejé una nota a Ada esperando que no se preocupara por mi ausencia.

 

"Querida Ada: tengo asuntos en el ministerio que atender, estaré de vuelta pronto, deje las galletas de chocolate que hice en la cocina, te quiero mucho, Lunita Gryffindor"

 

Releí la nota satisfecha con ella y la puse en la mesa del comedor, pidiéndole a mi elfo Arturo que mantenga las galletas calientes, mientras me iba rápidamente a la reunión, preguntándome que era tan urgente y si mi amigo estaba bien.

 

Salí de la mansión presurosa ataviada con mi pantalón violeta, mi camisa blanca, mis zapatos de tacón alto violetas y mi saco violeta oscuro para la ocasion, para luego llegar caminando rápido hasta el local de café que tanto adoraba y desaparecerme con un fogonazo de luz violeta rumbo a la Potter esperando que todo saliera bien.

 

Aún más preocupada por Lud y Ada que por lo que sucediera con los demás, me apareci con otro fogonazo de luz violeta en la puerta de la casa de los Potter, suspirando aliviada por haber llegado y esperando poder ayudar a como de lugar.

 

Abrí la puerta y como tantas otras veces antes, me choque con el perchero gigante que estaba allí, haciendo tanto ruido como podía, me apresure a levantar algunos abrigos que se habían caído y colgarlos mientas hablaba al fin esperando dar con Lud de un momento a otro.

 

- Lud, amigo mío, soy yo estás bien? Decías que era urgente y pensé que alguien te había hecho algo, por dónde andas? - Dije aún en el recibidor con mi repique de campanas más alto de lo habitual y sin saber para donde caminar -

 

En realidad mis dotes vampíricos me habían alertado de que alguien más estaba con él, alguien a quien no conocía mucho pero que me resultaba familiar, lo suficiente como para ser cuidadosa y saber que había algo que todavía no sabía, me pregunté que había pasado con Mael de aquel altercado y si aún lo teniamos prisionero o ya no, haberme perdido tanto tenía sus problemas, uno de ellos era el que no sabía que había pasado con él y así mismo, tampoco sabía cómo estaba mi amigo Lud, a quien esperaba ver de un momento a ootro

 

@ Ludwig Malfoy Haughton

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Tras la charla que habían tenido las dos brujas había llegado el patronus de Ludwig. Tess había acordado quedarse en el hogar de la Potter Black para ser la conexión entre ella y Kimberly. Darla casi había perdido los estribos, y la rubia había tenido que calmarla, haciéndole entender que Ludwig no mandaría un mensaje tan calmo si algo malo hubiera ocurrido. Tras una nueva charla la Brower había logrado calmar a la pelirroja quién pareció aceptar lo que su amiga le explicaba.

Darla no podía negar que en los últimos meses ya no podía tomar las cosas con tanta calma como quisiera. Se preguntaba si en parte sería el viaje a los planetas, sus roces con la muerte, el brazalete pyrokinético que no se quitaba nunca para protegerlo, su obligado exilio por él  o  a las pociones desconocidas a la que la había expuesto Ernest. Así pues, fuera lo que fuera, ya no era la misma y ella lo sabía.

De regreso a su cuarto había elegido un atuendo sencillo, un pantalón cargo negro ajustado, una chaqueta de gabardina al tono, con costuras en rojo y plateado y un cinturón que no había ajustado por llevar la chaqueta abierta. Una camisa negra sobre un corsé del mismo tono y unas botas altas hasta la rodilla completaban su atuendo. La varita la llevaba en el lateral del pantalón y en una de los bolsillos de la chaqueta su bolso de piel de moke con varias pociones y artilugios mágicos. Los anillos de las habilidades y libros en sus dedos, un par de colgantes con amuletos de los libros en su cuello y adornando la camisa un prendedor de ópalo iridiscente que había pasado dos veces por sobre su corazón antes de fijarlo en su pecho.

No llevaría capa, sabía que lucía más muggle de esa manera, pero no le importaba pensó mientras trenzaba sus cabellos sintiendo el cálido roce de su brazalete. Finalmente se vio al espejo e intentó buscar a la mujer que seis meses antes había sido, no la encontraba, solo veía a la bruja que hacía unos días había llorado en una tumba y la que había buscado su propia muerte casi dos años atrás. Y sin embargo algo bueno había salido de en medio de toda aquella trama enloquecedora, había podido recuperar su patronus, aunque no había revelado a nadie su recuerdo feliz.

Se giró y desapareció rumbo a la Mansión Potter. Apareciendo en los jardines frente a la misma. Intentando recordar cómo había sido la última vez, casi no lo podía ni recordar. Aún era líder el pastor. Mucho tiempo había pasado en realidad. Se mantuvo un rato en silencio. Le costaba volver y encontrar sentido a todo aquello, pero así lo hizo, dejó que sus pasos la llevaran hasta la puerta de entrada y con el mayor sigilo la abrió, ingresando, dejándose guiar por los sentidos, en algún lugar una mujer hablaba, y reconoció su voz. Ella era una verdadero miembro de la Orden del Fénix, siempre presente y amando lo que ésta siempre había sido, eso no lo podía dudar, los demás… a estas alturas ya no sabía qué podía pensar del resto, ni siquiera si creer en ellos.

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La última vez que había sido convocada a la Mansión Riddle, no había ido en los mejores términos, no le gustaba ir a tientas y menos, recibir llamados de personas que si bien era cierto, podían contar con ella, seguían siendo desconocidas para ella. Sin embargo, su máscara fue más rápida que ella y se materializó en cuanto sintió el escozor en su antebrazo izquierdo, el llamado de la Gryffindor era intenso y no admitía rechazos. Segundos más tarde, decidió envolverse en una capa negra y sacarse la máscara, al menos de momento, estaría en casa, ¿de quién iba a ocultarse? Se materializó entera en los jardines de la mansión y camino hacia dónde se encontraba ella con otro de los mortífagos que habían estado en esa otra reunión.

¿Alguna noticia importante? —preguntó mientras su cabeza hacia dos reverencias leves a modo de saludo.

Se había prometido a sí misma mantenerse fiel a la causa en busca del bienestar propio, sin embargo, aquello tenía más que ver con el bienestar de todos dentro de la organización que, al igual que su contraparte parecía estar temblando desde sus cimientos. ¿En qué podía ayudar ella en semejantes aventuras? No lo sabía, pero se había dado ella misma un período de gracia para valorarse como la mortífaga que era, que siempre había sido, aunque hubiese querido renegar de sus raíces y sobre todo, de sus razones. Miró hacia la mansión, sintiendo algo de alivio de aún poder contar cone se refugio para sentirse protegida cuando quisiera escapar de toda esa bola de pensamientos negativos que la aquejaban en la Manor Yaxley y de los que poco a poco, decidía huir. 

— Supongo que peores noticias no pueden llegarnos, ¿no? 

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